Ensayo Gestion
mon202119 de Mayo de 2015
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INTRODUCCION
Partiendo de la afirmación el cuidado es la garantía para la sobrevivencia de las especies, como hecho innato de los seres humanos por preservar su mundo, la conjugación de la naturaleza permite tanto a los seres humanos, como también a cada especie buscar su propio bienestar, la continuidad de la misma e incluso dejar huella y legado en la historia del universo; por ello somos el resultado del cuidado y descuido ejercido los unos sobre los otros a través de la historia
El profesional de enfermería ha de mantener una actitud crítica y reflexiva frente a la realidad social del ser humano y sus derechos y, hacer de su práctica diaria, un medio para la visibilidad de dicha actitud, mediante la investigación y aplicación de modelos teóricos, que alimenten un cuidado con calidad y sensibilidad humana, que le reporte crecimiento como persona y profesional, generando un impacto transformador de los sistemas de salud.
Desde el siglo XIX, la profesión de enfermería comienza a tener una interrelación con la práctica médica; desde este punto de la historia el cuerpo del ser humano pasó a ser objeto del médico y el ambiente del enfermo a la práctica de enfermería.
A partir de allí se desarrollaron los conceptos dominantes de la disciplina: persona, entorno, salud y la disciplina de la enfermería. Es cuando las teóricas en enfermería proponen el concepto de cuidado como aquella relación existente entre el cuidador – como la persona que entrega cuidado- y la persona cuidada, componentes claves de esta interacción.
El cuidado entendido por algunas autoras es la acción encaminada a hacer algo por alguien, rasgo humano, imperativo moral, afecto, interacción personal e intervención terapéutica, forma de amor, de expresión de sentimientos volcados en un hacer, el cuidado ayuda al otro a crecer, a realizarse y a enfrentar dificultades propias de la vida”, es decir, el cuidado es un proceso recíproco, interactivo e interpersonal que involucra el bienestar tanto del que recibe como del que otorga el cuidado, pues permite la preservación de la especie en la historia y espacio.
A través de esta revisión bibliográfica se describe el deber ser de Enfermería en cuanto al cuidado humanizado y la realidad que actualmente, en algunos casos demuestran los profesionales de la salud, especialmente Enfermería, ya que en las instituciones de salud, se observa que esta dimensión del cuidado humanizado, se debe rescatar y hacerla valer como un derecho propio del enfermo hospitalizado.
“Humanismo” es un término polisémico. Jakob Burkhardt, define el humanismo, como una época en la que “el hombre se convirtió en un individuo espiritual y se reconoció como tal”, haciéndose creador de su propia vida. El hombre no tiene ningún lugar en las culturas de los siglos XVI al XVIII, ya que durante este tiempo, se han ocupado de Dios. Los cuidados durante los periodos de enfermedad, se otorgaban esencialmente en hospitales, que fueron creados primero para atender a los soldados heridos y después para atender a los desvalidos, la mayoría de ellos a cargo de órdenes religiosas dedicadas al cuidado de los enfermos , con un interés en algunos casos de eximir culpas, alejados de las necesidades de la persona y organizados en torno a la enfermedad.
Humanizar el cuidado que brinda Enfermería es un reto en la actualidad debido a factores políticos, tecnológicos, sociales y culturales, los cuales, afectan de manera impredecible su rango de actuación; es de hacer notar que, cuando se habla de humanizar se asocia con un enfoque holístico a la acción de cuidar, comprendiendo lo que el ser humano, enfermo o no, necesita. El campo de actuación de la Enfermería, partiendo de la realidad misma en que está impregnado su quehacer, está orientado por el modelo biomédico, y no al cultivo y conocimiento de la naturaleza humana, siendo blanco de diversas controversias. La visión que existe actualmente acerca de la actuación de los profesionales de la salud en especial Enfermería, es de carácter punitivo, motivado a que se cataloga a la enfermera como personal inhumano porque no llenan en algunos casos las expectativas de persona sensible, comprensiva, amable que esperan de ellos los usuarios y sus familiares. El cuidado humano implica una actitud consciente y de responsabilidad y de envolvimiento afectivo con el otro ser humano; el termino cuidado incluye dos significaciones básicas íntimamente ligadas entre sí: la primera, la actitud de desvelo, de solicitud y atención para con el otro. La segunda de preocupación, y de inquietud, porque la persona que realiza el cuidado se siente inmersa y afectivamente ligada al otro.
La estructura y normatividad del ámbito clínico, dan pauta a una transferencia de la responsabilidad de la persona sobre su propio cuidado, a la institución y al personal de salud, factor que determina el inicio de una serie de actividades enfocadas a la deshumanización del cuidado, reflejado principalmente en una deficiente interacción entre la persona - familia - personal de salud - enfermera, lo que se manifiesta en un cuidado poco gratificante para cada uno de los implicados.
Collière describe, cuidar y aprender a tener en cuenta a los dos sujetos de los cuidados, tanto al que cuida como al que es cuidado, hace que las enfermeras requieran reflexionar sobre las emociones y las actitudes que acompañan a los cuidados. El cuidar de otro, pierde su sentido si no hay un interés real en la persona sujeto de cuidado o si el contexto donde se otorgan los cuidados es adverso o altamente tecnificado, pues el contacto humano se ve limitado.
Cuidar de otros en el ámbito clínico, requiere de una serie de elementos que facilitan la tarea de la enfermera, sin embargo reducir la comunicación humana tanto con el equipo de trabajo, como con las personas a las que otorga el cuidado, repercutirá en una experiencia poco gratificante.
Humanizar, enfocado al mundo sanitario, se refiere al hombre en todo lo que se hace para promover y proteger la salud, curar la enfermedad y garantizar el ambiente que favorezca una vida sana y armoniosa en los ámbitos físicos, emotivo, social y espiritual.
Algunos de los elementos que permiten humanizar los cuidados se enfocan hacia el desarrollo de un proceso de cuidado familiar, continuo, generador de vida, seguro para el paciente, culturalmente aceptable, con aplicación de tecnología, con toque humano y fundamentalmente centrado en la persona.
La humanización de los cuidados hace referencia a personas en interacción, que saben clarificar sus necesidades, reconocen sus sentimientos y se enfocan positivamente. Para ello, se requiere formar una enfermera con empatía, capaz de otorgar un cuidado familiar, significativo y gratificante. Cuidar en enfermería implica el conocimiento de la persona a quien se brindará cuidado, conocer sus actitudes, aptitudes, intereses y motivaciones, además de los conocimientos que posee la enfermera, requiere manifestarse como persona: única, auténtica, capaz de generar confianza, serenidad, seguridad y apoyo efectivo.
En una interacción reconfortante y vivificante para la enfermera y la persona sujeto de cuidado, donde se aprende y se amplía la experiencia. Cada vez que se masifica y despersonaliza la atención clínica, los cuidados de enfermería se han alejado paulatinamente, de ser más humanos, familiares y cordiales. Es elemental llamar a la persona por su nombre y no por la patología que presenta, mantener un contacto a través de todos los sentidos con el paciente.
El cuidado humano implica valores, deseo y compromiso de nos mantendrá pendientes de los cambios que presente durante la hospitalización.
Estamos situados en un horizonte donde la vida humana ha sido objeto de ultrajes sin precedentes, donde la idea de que el “Hombre” es cosa sagrada para el hombre carece de sentido. Por ello, a esa corriente del humanismo de nuestro tiempo, se le ha calificado de humanismo inhumano. La enfermera debe conocer sus propias condiciones, tanto personales como profesionales, que repercuten en otorgar un cuidado no satisfactorio para la persona.
Las enfermeras del ámbito clínico como docente, no hemos propiciado el desarrollo de habilidades para la comunicación como: escuchar, comprender, acompañar y clarificar. Es necesario dar mayor importancia a las actividades, afiliadas al rol independiente de enfermería y base para la valoración precisa de los cuidados. Sin embargo, enfatizar por encima de la persona, el rol de actividades relacionadas con el diagnóstico y tratamiento médico, puede llevarnos a un cuidado deshumanizado.
Hemos de reflexionar que únicamente a través de una buena retroalimentación, al contenido, al sentimiento, a la demanda de nuestro interlocutor, podremos saber si hablando de lo mismo
decimos lo mismo. Debemos de indagar el efecto en la salud de mantener una comunicación estrecha entre todas las personas involucradas en una situación de cuidado, así como, valorar la pertinencia de realizar cambios en la metodología de trabajo y en la estructura de los servicios
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