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Epistemología Ambiental


Enviado por   •  6 de Agosto de 2012  •  1.970 Palabras (8 Páginas)  •  659 Visitas

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MODELO SOCIO CRÍTICO: PRODUCCIÓN SOCIAL DE CONOCIMIENTO, DE CONCIENCIA Y DE PENSAMIENTO ECOLÓGICO

Por:

Vergara Dagoberto

Especialista en Educación Ambiental y Desarrollo de la Comunidad

Una de las características del pensamiento ecológico antiguo, era entregar a lo natural un valor intrínseco, que como lo planteaba Naees, simplemente consistía en envolver a lo natural dentro de un marco relevante para el equilibrio ecológico. Si bien es cierto, que desde las primeras civilizaciones se tomaba del medio lo necesario para la supervivencia, también es importante retomar la idea de que esta intervención siempre se mantuvo dentro de una homeostasis constante, que hacía de la biosfera un complejo sistema de interrelaciones mutuamente dependientes.

Aunque para muchas poblaciones, el ambiente era importante como recurso y era valorado por el bienestar que proporcionaba, el hecho de desconocer la importancia del equilibrio dentro del entorno natural, ha venido convirtiendo a la especie humana (hasta nuestro tiempo actual), en un ente de carácter antropocéntrico donde prima la posición que defiende a la naturaleza porque es útil, porque produce un mayor bien para el mayor número, y porque, de esa manera, se asegura la continuidad de la especie en un ambiente de bajo malestar y máximo bienestar. De ahí, que como para la gran mayoría, la única entidad moralmente valida es el ser humano, cualquier objetivo y método estará por encima de la naturaleza, pues es el medio para sus fines y no importan sus intereses.

No podríamos precisar si este tipo de pensamiento utilitarista se clasificaría dentro de un antropocentrismo débil o fuerte, pero si nos lleva a pensar, que todas estas acciones se enmarcan dentro de una intervención drástica para el equilibrio natural y por otro lado que se convierten en factores determinantes de origen de una problemática ambiental que no es ajena a los intereses de las poblaciones humanas. Si bien es cierto, que los ecosistemas son entidades cambiantes y variables, no se puede desconocer que muchas de las acciones humanas, han acelerado procesos de destrucción y desequilibrio ambiental y por otro lado han generado un rompimiento en el complejo entramado de relaciones que tenía con su entono.

El hecho de que la especie humana presente serios problemas internos y externos de interdependencia, obliga al surgimiento de corrientes que pretenden imaginar el mundo y la relación humana con todos los seres vivos y el entrono desde una mirada más ética. El establecimiento del biocentrismo y la ecología profunda, dan una visión parcial y algo temporal de lo que debería ser el equilibrio natural, sin embargo no son suficientes los esfuerzos, ya que con el aumento de la población y el minúsculo establecimiento de un plan de desarrollo viable sostenible, se aceleran los procesos de degradación ambiental, hasta el punto de transformar lo que se veía como una leve intervención en el ecosistema en una profunda degradación del entorno social y ambiental.

Si bien es cierto que a lo largo del tiempo, han surgido posturas científicas y filosóficas frente a la crisis ambiental causada por las acciones humanas, el principal problema que surge ante este enunciado es la falta de conocimiento que sobre el problema posee la población. Indirecta o directamente se siguen cometiendo crímenes ambientales que reflejan por un lado la falta de información sobre lo que se debe proteger, y por otro, la gradual acumulación colectiva de un bajísimo nivel de conciencia del ser humano sobre la relación de respeto y equilibrio que debe mantener con la naturaleza y con su misma especie. Esto realmente se convierte en el talón de Aquiles de esta problemática, pues como lo manifestaba A. N. Leontiev “las actividades del ser humano determinan la formación de su conciencia, y esta última, al regular la actividad del hombre, mejora su adaptación al mundo exterior”, lo cual para este caso resultaría un proceso incompleto, pues aun no estamos siendo responsables de nuestras acciones, ni mucho menos pensando en que éstas permitirán medir consecuencias futuras.

En este sentido, la profunda crisis que vivimos actualmente, en última instancia, no resultaría ser una crisis de desarrollo y avances tecnológicos (Como muchos pensarían), sino más bien es una crisis establecida por la ausencia de valores sociales y culturales, que se traducen en múltiples consecuencias económicas, políticas y sociales para nuestra sociedad. Frente a este panorama es importante resaltar, que no es necesario pretender cambiar tradiciones culturales y mucho menos modelos políticos, sino simplemente tratar de transformar nuestras estructuras mentales con el fin de establecer un programa cimentado en procesos de humanización y de evolución de las relaciones sostenibles con el medio ambiente.

Por otro lado, si las sociedades capitalistas modernas establecieron en la población humana una conciencia consumista material y artificial (que hasta el momento ha funcionado), no es descabellado pensar en el fomento de una nueva conciencia ambiental y ecológica que tenga como eje central el rescate de valores sociales frente a problemáticas como la contaminación del aire, el suelo, el manejo de las basuras y la protección de la biodiversidad entre otras. A partir de lo anterior, si se estableciera un proceso de concienciación, no solo tendría que basarse en formas mínimas de información, sino tal como lo plantea el Dr. Javier Esteinou, debe partir de un proceso de construcción social donde se reconozcan los problemas, se modifiquen actitudes y valores y finalmente se genere una nueva visión del entorno, es decir una nueva cultura ecológica.

Así, si lo que se pretende es diseñar unos mecanismos participativos sociales, donde se privilegie un acercamiento y conocimiento al ambiente, en sus múltiples postulados, Enrique Leff provee una profunda reflexión del estudio del medio ambiente, de su manejo, aprovechamiento y preservación. Para Leff es importante “deconstruir” lo pensado, para pensar lo por pensar, es decir, retomar lo que ya está establecido con el fin de permitir de manera organizada, adentrarnos al conocimiento del medio de manera interdisciplinar, pensando siempre en que la especie humana debe orientar las interacciones con el medio ambiente físico en términos de sustentabilidad

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