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LA DIVERSIDAD Y LA HETEROGENEIDAD SOCIOCULTURAL COMO PARTE DEL ENTORNO NATURAL Y SOCIAL DE LOS NIÑOS.

La falta de valores en la actualidad hace un gran cambio en los alumnos y en la forma en cómo se plantea una buena educación. El vacio detectado en la sociedad, en los medios de comunicación y en muchas familias, retomando el tema de los valores, compromete a los docentes a encontrar nuevas formas de trabajar contra la discriminación, la violencia, el abuso, el abandono, etc.

Como docentes nos toca el reto de encontrar acciones que ayuden a los alumnos de preescolar a sentirse cada vez más protegidos y autónomos. Mostrarles herramientas que los fortalezcan, les permita defenderse ante problemas, pero sobre todo a generar en ellos capacidades para aceptar las diferencias, despertar en ellos el placer de saber, así como el obtener valores, además de inculcarles actitudes étnicas (decir gracias y por favor) que favorezcan el respeto por otros, la solidaridad y la cooperación.

Así que… ¿Por dónde comenzar?, es de importancia y muy preferible que se comience este tipo de situaciones en uno mismo, hay que verse en un espejo y ver qué valores poseemos, como actuamos y observar con atención nuestro forma de juzgar a los demás, de esta forma se encontrarán aquello baches que tendremos que volver a cubrir para ser una persona educada y con valores, para fomentarles esto a los niños y éstos a su familia y vecinos. Entender que el problema no comienza en que las personas son diferentes si no en cómo encarar a la integración de esas diferencias.

“Conocerte a ti mismo implica un proceso que dura toda la vida, quizás porque somos un misterio para nosotros mismos tanto como para los demás”. (Splitter y Sharp, 1996)

Para comprender a los demás, se necesita primero conocerse bien a uno mismo, cuáles son nuestros defectos y virtudes, esto con el fin de ver en la escuela una actitud aceptable promoviendo la igualdad.

En la jornada de prácticas de marzo se estuvo a cargo del grupo de segundo año, en una escuela ubicada en una colonia de clase media alta, lo emocionante de esta práctica fue que en dicho grupo se tenía a un niño con deficiencia visual de nombre Isaac, éste no era intimidado y burlado por los demás, al contrario lo cuidaban y jugaban con como mejor podían, y es que la maestra titular les deja bien en claro que aunque Isaac no pueda ver muy bien es igual a todos los demás, es una persona que come, juega, duerme, trabaja y es por esa razón que no se les debe tratar de forma grosera, que tienen valores y deben respetarse, tanto Isaac con los compañeros, como ellos con él.

A esta forma de convivir se le llama diversidad, donde no importa las diferencias de género, creencias, nacionalidad o discapacidad, todos debemos presenciar la realidad en la escuela donde no debe haber discriminación alguna.

Debido a que de forma consciente o inconsciente, los docentes, los padres de familia y otros adultos le aportan al niño sus perspectivas, creencias, tradiciones, que contribuyen a la formación de una particular visión y le otorgan coherencia y sentido a sus experiencias escolares y de vida.

Trabajar con la diversidad nos brinda una buena oportunidad de examinar nuestros prejuicios y actitudes; y nos ayuda a buscar vías para su modificación.

Los niños exhiben a muy temprana edad conocimientos y sentimientos sobre diferencias de clase, etnias y género muy simples

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