FODA CANAL DE PANAMA

FODA de la ampliación

Jaime A. Porcell Alemán

Para Capital Financiero

Desde la época de Carlos V, el tema del cruce interoceánico desata tempestades sobre el Istmo. Con la presentación de la propuesta oficial al presidente Torrijos, la Autoridad del Canal de Panamá abrió compuertas al anunciado debate sobre la ampliación. En él ya transitan fortalezas y oportunidades; y más en el fondo, debilidades y amenazas que pudieran encrespar las aguas.

Fortalezas

Todo aquel que mira hacia la bahía verá una curiosa procesión de barcos que esperan cruzar el Canal. Parecerá fascinante, pero, la espera implica costos para el usuario. Las disyuntivas de la decisión resultan implacables: o ampliamos o perdemos competitividad ante Suez y el sistema multimodal de la costa este-oeste de E.U.A.

En la presentación del informe, la ACP muestra convicción de que el “Sí” hay que sudarlo. Abre la semana pasada con un show mediático bien pensado, y pautado en el espacio de mayor audiencia.

Hasta Roberto Chiari, 1960-64, los distintos gobiernos hicieron pagar a la izquierda su osadía de levantar la bandera de la soberanía total. Martín Torrijos señala la estrategia cuando incluye la ampliación en la corriente de las luchas generacionales. Pero, sortea separar a quienes pusieron de los que se opusieron y hasta persiguieron. Sitúa así el proyecto como asunto de Estado.

Desde que en 1914 abre operaciones, el Canal significaría beneficio militar y comercial para Estados Unidos. Pero, también Panamá activó los negocios off shore de sociedades anónimas, abanderamiento de naves, turísticos y otros servicios, que apoyaron el florecimiento de las dos ciudades terminales. La ampliación de este siglo XXI, con eso de “hacer crecientes y sostenibles… los pagos que el Canal hace al Tesoro…”, que además, incluiría la generación de 14,000 puestos, hace al negocio de la ampliación, muy vendible.

Debilidades

Los 14.000 suenan demasiado buenos y terminan retando la credibilidad de la ACP.

Para los estrategas financieros, con la autofinanciación, los obstáculos del proyecto quedarían reducidos al impacto ecológico y una migración que expandiría los cordones de miseria de la capital. Pero, “Se equivocó la paloma…” Contraer la discusión a los temas de inversión y endeudamiento, desciende el nivel de un Canal que inspira páginas gloriosas en nuestra fragorosa identidad nacional, hasta las aritméticas del frío metal.

Los panameños manifestamos cierto goce en hundir trasatlánticos oficiales. En el 47, la izquierda lideró la presión popular que tiró a pique el proyecto Filos-Hines del gobierno liberal. Desde el 90, venimos votando oposición en las nueve consultas populares. En el 98, un reeleccionista Pérez Balladares dedicó tal cantidad de recursos al “Sí” que evocó el estereotipo del tiburón contra el pececito y terminó con casi un dos a uno en contra. Este referéndum, primero en un Panamá 100% soberano, necesitaría revertir tal tendencia.

Perderlo tendría consecuencias muy serias y la nave destila nerviosismo a babor y estribor. “El secretismo mafioso”, como estigmatizó el ex presidente Jorge Illueca al retrazo de un año de la intención original de dar el zarpe a la propuesta, agitó las aguas. Las alusiones al proyecto de los ex presidentes aliados Felipe González y Julio María Sanguinetti, así como la contratación de una empresa comunicadora foránea sugieren que la ampliación confronta tal desasosiego que suplica ayuda extranjera.

La ACP explica el proyecto con unos magníficos

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