FUÉ SÓLO UN SUEÑO

¿FUE SOLO UN SUEÑO?

Desperté; me encontraba en una plaza muy grande, sólo escuchaba música de banda y mucho barullo de la gente; me sentía desubicado y con un poco de dolor de cabeza, por más que trataba de recordar que estaba haciendo aquí no podía, de pronto se acercó un amigo a preguntarme si iba a seguir bailando, y fue cuando recordé que me encontraba en las Fiestas de San Diego, voltié a ver la hora y solo vi un 4, yo pensé que era de madrugada, por lo tanto le contesté que se hacía tarde y debía retirarme.

Al subir al carro sentí una señal y me dio curiosidad por saber que era, la sorpresa que me llevé fue que mis ojos captaron a una mujer bellísima, tan hermosa que se me olvidó el mal que traía y me bajé a saludarla.

Un tanto nervioso le dije hola, ella me dirigió la mirada con una ternura impresionante, yo me quedé congelado, solo le dije ¿cual es tu nombre?, ella al parecer no me escuchó. Ya se iba pero la detuve y le pregunté: ¿quieres cenar conmigo?; ella volteó y me dijo con una voz angelical, mañana, hoy ya es tarde, te parece si nos vemos en este mismo lugar mañana en la noche? y se fue. Contento por haber logrado una cena con ese “ángel”, decidí retirarme a mi casa.

Al día siguiente me levanté con muchos ánimos ansioso a que llegara la noche, me bañé, desayuné, me lavé los dientes y salí a la ciudad a comprar unas flores, las más hermosas para la mujer más bella.

Al regresar a casa me dedique toda la tarde a escribirle un poema de amor, solo me bastaron esos escasos segundos en que la vi, para poder inspirarme ¡y eso que dicen que no existe el amor a primera vista! .

Llegó la tan esperada noche, la Luna tomó posición en lo más alto del cielo y en ella veía el reflejo de aquella mujer que me iluminó ante tanta oscuridad, como lo hace hoy la Luna. Rápidamente me alisté y de último momento contraté a un Mariachi para dedicarle una bonita canción.

Llegué a la plaza, ahí estaba sentada luciendo un bello vestido azul, con una pierna cruzada y mirando hacia las estrellas; me acerqué, le toqué la espalda, ella volteó y me dijo hola ¿como estás?, yo le respondí que no podría estar mejor, ella sonrió. Después nos dirigimos a un restaurante, pero debido a su gran soledad, parecía panteón y decidimos retirarnos.

Acordamos comprar unos buenos tacos de carne asada y nos sentamos cerca de una fuente, tomé mi celular para contactar al Mariachi, pero por más intentos que hice no los pude localizar; al parecer todo marchaba mal, pero antes de que alguna otra cosa sucediera, metí la mano al bolsillo de mi pantalón para sacar el poema y para mi buena suerte éste ya no estaba, no dejé que ésta situación afectara esta gran noche juntos, le tomé las manos, me hinqué para cantarle una canción, le gustó tanto que me dio un beso en la mejilla; yo dejado llevar por la emoción le pregunté sus datos, me dijo donde vivía, su correo electrónico y de paso me regaló una fotografía de ella; finalmente le pregunté su nombre, me dijo que se llamaba Julieta.

Me

...