Flux Adventures

Eran las 4am y el frio era una de las características propias de la zona, sobre todo a la hora más fría del día. Conseguimos detalles como la gasolina y otros complementos alimenticios para hacer de nuestra estadía en el campo base un momento mas ameno. Después de registrarnos en el la oficina de los guarda parques, seguimos nuestro viaje en una “miniban” que a duras penas pudo llegar, después de aproximadamente 2 horas de viaje y una cambio de llanta baja, a la hacienda de la Esperanza. Desde ahí caminamos 3 horas hasta “la playita”, nuestro campo base sobre los 4000msn durante los próximos 11 días, que estaba a las orillas de la Laguna Grande. Con 3 porteadores llevando comida y equipo llegamos e instalamos el campamento, el plan para el siguiente día era repetir Conspiración Cósmica, era una ruta que ese encontraba en el pilar sur oriental del cóncavo abierta por Hernán Wilke y Fernando Rubio, un objetivo perfecto para entrar en calor; eran 4 largos que hacían una línea de 200 metros, íbamos con todas las ganas de escalarla en libre.

Nuevamente eran las 4am esta vez despertándonos lentamente con un frio propio de la zona, desayunamos granola y yogurt de melocotón del Cocuy, delicioso pero fríamente inoportuno, ese fue nuestro menú matutino por el resto de días de escalada excepto los de descanso donde comíamos las famosas “quesadelas”, consistían en un refrito de chorizo con verduras frescas como: palmito, zanahoria, cebolla, ajo, aceitunas, champiñones, col y el toque final era el queso derretido, todo dentro de tortillas tostadas. Avanzamos rápidamente a través de la morrena que nos llevó hasta el glaciar del Cóncavo ahí calzamos crampones y después de 15 minutos llegamos a pie de ruta, la escalada transcurría por placas equipadas con abundantes bolts lo que permitieron que sea confiable de escalarla en libre y para sorpresa nuestra “a vista”, una vez en la cumbre y después de bajar caminando por el glaciar nos percatamos que existía una línea muy linda que atravesaba la ruta que habíamos escalado, comenzaba por una imponente placa y enfrentaba directamente el pilar a través de sistemas de fisura desplomada, pensamos que sería muy chévere abrir una ruta por ahí. El día había transcurrido rápidamente y llegamos temprano al campo base, estábamos pensando en nuestro siguiente objetivo, descansamos y al día siguiente discutimos la posibilidad de abrir una nueva ruta en la pared Oriental del Pan de Azúcar, no teníamos ninguna línea ni la mínima idea real de por dónde podía ir la ruta así que decidimos emprender la aproximación durante toda la madrugada y llegar lo más temprano para tener tiempo de analizar decidir y escalar la nueva línea.

Nuestra hora favorita para comenzar la jornada eran las 4am, después de aproximar 3 horas llegamos al pie de la cara Oriental del Pan de Azúcar, analizamos las posibilidades que se acoplarán a nuestro material y decidimos escalar un sistema de fisuras no muy claro en el ala derecha de la pared transcurría por un primer tramo de unos 100 metros aproximadamente que nos llevó a una repisa de ahí conectamos con unos 20 metros de escalada a otra gran repisa donde escogimos una línea directa parecida a una media luna que nos llevaría a una placa de unos 70 metros que tenía algunas fisuras horizontales y una que otra pequeña fisura que parecía ofrecer protección. Era ya casi las 3pm cuando logramos superar la placa y pensando que faltaban aproximadamente 5 largos más decidimos invertir el resto del tiempo en montar reuniones sólidas que por cierto eran todas hechas a mano con esto quiero decir que el instrumento empleado para meter bolts era un buril, es como un taladro manual que funciona rotándolo con una mano y golpeando con un martillo con la otra, hasta alcanzar la profundidad deseada, este proceso llevaba alrededor de 7 a 15 minutos dependiendo que tan dura sea la roca. Con estas estaciones era perfecto descender y sobretodo motivar a la comunidad escaladora en repetir una ruta con reuniones confiables.

Regresamos al campo base a eso de las 10pm, agotados por la intensa jornada que habíamos tenido desde la salida de Bogotá hasta ese momento, por encima de cualquier malestar predominaba la motivación por continuar con la apertura de la ruta en el Pan de Azúcar, con esa idea nos metimos a nuestras bolsas de dormir.

Al día siguiente amaneció particularmente ventoso, el clima no parecía muy agradable, la estrategia sería salir la madrugada del siguiente día con provisiones y bolsas de dormir para una noche en una cueva que se encontraba al pie del Pan de Azúcar a unos 200m a la izquierda de la ruta que estábamos abriendo, con la intención de terminar de abrir la ruta el primer día y el segundo escalar una ruta establecida llamaba Guerreros de Terracota, de un alto nivel de escalada, según nosotros para “terminar con broche de oro”. Descansamos y comimos mucho, reponiendo y almacenando energías para ejecutar nuestro plan.

Eran las 4am, hora usual para levantarse, y se escuchaban gotas golpeando el techo de nuestra tienda. Estaba lloviendo, no paro sino hasta las 6am, era demasiado tarde para salir. Nos sentíamos un poco perdidos con sueño y no sabíamos si salir o esperar. Luego de que cada uno ordenó sus ideas llegamos a una decisión, saldríamos ese mismo día después de almuerzo y ejecutaríamos el mismo plan.

El clima era perfecto, sabíamos el mejor camino para llegar al vivac del Pan de Azúcar, nos relajamos conversamos nos reímos y antes de lo previsto estábamos en la cueva cocinando la cena. El clima había mejorado bastante, ahora teníamos un cielo despejado que se aclaraba cada vez un poco más, estaba amaneciendo y el sol prometía mucho. Habíamos dejado todo el segundo largo fijo así que rápidamente pudimos alcanzar la segunda reunión. Cuando estaba a pocos metros de llegar al final de la cuerda

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