Fábulas De Las Piedras
llpuerto6 de Noviembre de 2014
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Hace poco, uno de mis hijos me dijo: Papá, te voy a platicar la fábula de las piedras para que la uses en uno de tus escritos.
Resulta, me dijo, que un profesor en un clase de desarrollo organizacional llevó un recipiente de vidrio de 20 litros, de boca ancha, y cuatro tinas llenas de diferentes materiales. Sin decir nada, puso el recipiente de vidrio arriba del escritorio y lo empezó a llenar con piedras grandes que tomaba de una de las tinas, hasta que el recipiente estuvo lleno de piedras. En ese momento voltea a ver a los alumnos y les pregunta: ¿creen ustedes que al recipiente le cabe algo más? La respuesta fue unánime: no le cabe ni una piedra más. El profesor tomó la segunda tina que estaba llena de arena y empezó a ponerle arena al recipiente de vidrio; usó como media tina de arena hasta que el recipiente quedó lleno de arena. El profesor vuelve a preguntar: ¿creen que al recipiente le quepa algo más? La respuesta ahora fue . . . pues puede ser que sí. Sin comentar nada, el profesor tomó otra tina, ésta más pequeña y llena de sal, y empezó a verterla lentamente, sacudiendo de vez en vez el recipiente de vidrio para que la sal llenara los huecos entre los granos de arena. El profesor vuelve a preguntar . . . ¿creen ahora que al recipiente le cabe algo más? Los alumnos se quedaron callados, al fin uno preguntó: ¿en la otra tina tiene harina? El profesor sin contestar tomó la última tina y empezó a verter agua en el recipiente hasta que el agua cubrió totalmente el recipiente. A continuación el profesor preguntó . . . ¿qué podemos concluir de este experimento? Estimado lector, tomemos ahora una pausa, medite sobre la fábula anterior . . . ¿Usted qué concluye? Tómese un par de minutos y después continúe leyendo este escrito.
Muy bien, ya pasaron los dos minutos, ¿qué concluyó? En la clase de desarrollo organizacional se escucharon los siguientes comentarios: tenía truco, ¿verdad?, no hay que irse con la finta, no hay que irse con la respuesta obvia. La solución implicó pensamiento lateral, ¿verdad? Un alumno dijo: la secuencia de llenado es importante, si primero ponemos la arena, entonces será imposible poner las piedras. Tienes razón, dijo el profesor, y esa es la conclusión que quiero sacar en esta clase de desarrollo organizacional.
El arte del desarrollo de las organizaciones implica poner primero las piedras: definir los grandes proyectos, los grandes sueños. Después, poner la arena: definir las estrategias, metas, los programas y proyectos para aterrizar los sueños en resultados y logros. Y finalmente poner la sal y el agua para llenar el recipiente: poner mucho trabajo, esfuerzo, trabajo en equipo, recursos y mucha perseverancia para hacer realidad los grandes sueños.
El arte de vivir, el arte del desarrollo personal implica también, diría yo, usar de una manera inteligente las monedas que nos dan al nacer. El elemento clave es la definición de las piedras que quiero poner a mi vida, que alguien me convence a poner o que alguien pone por mí. Esta es la primera gran decisión que tiene uno que tomar . . . ¿Qué piedras quiero poner en mi vida? Yo espero que usted lo haga y no que lo hagan por usted. El que lo hagan por usted es como estudiar una carrera que no le gusta a usted pero sí a su papá; es como trabajar en una empresa o en un puesto que no le gusta, pero lo tiene que hacer porque el negocio es de la familia; es como competir para un puesto público empujado por las circunstancias y, después de obtenerlo, sufrir y sufrir porque no le gusta esa piedra que puso en su vida.
Vuelvo a resaltar que es muy importante que nos debe gustar lo que hacemos; es muy importante definir las piedras que pondré en mi vida ... Pero no hay que olvidar que las piedras en piedras se quedan si no ponemos arena, sal y agua. Los sueños en sueños se quedan
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