GENERO Y FAMILIA

GÉNERO Y FAMILIA: UNA SISTEMA DE RESPONSABILIDADES COMPARTIDAS.

Introducción

En la actualidad al hablar de género y familia nos transportamos automáticamente a tiempos de antaño en los que el hombre proveía de alimentos el hogar y la mujer burdamente era quien hacia las labores domésticas, hoy en la actualidad los tiempos han cambiado haciendo necesaria la integración de la mujer a diferentes labores en sociedad en las que antes solo podían estar hombres. Esto propicio un gran conflicto en el interior del núcleo familiar pues la mujer dejo de ser ese icono hogareño en el cual se encontraba enmarcada debido a las creencias que se tenían, para contrarrestar este conflicto que iba poco a poco creciendo.

Para contrarrestar este conflicto suscitado se debe propiciar en la familia la creación de responsabilidades compartidas, hay aspectos fundamentales que se tienen en cuenta para lograrlo uno de ellos es la comunicación para lograr fortalecer los vínculos existentes en la familia, obteniendo de esta manera una sana convivencia, tanto en el interior de la familia como en sociedad pero sin olvidarnos que el simple hecho de actuar o pertenecer a ella nos obliga a la producción de expectativa que nosotros debemos cumplir en nuestro rol activo en la sociedad.

El actuar del ser humano como individuo en sociedad es de vital importancia no olvidar que el hecho de tener libertad no significa poder hacer lo que nos plazca, pues eso significaría caer en el libertinaje, y lo necesario en estos momentos para mejorar la calidad de vida tendría que ser replantear y poner en práctica los valores morales.

LA FAMILIA: UN SISTEMA DE RESPONSABILIDADES COMPARTIDAS

Partiremos de la parte más importante de la sociedad como es la familia, donde la equidad de género entre hombre y mujer dista mucho de ser pareja, simple y sencillamente la responsabilidad compartida que debería llevarse a cabo en el interior del hogar pasa a manos casi siempre de la mamá. En la actualidad se habla mucho de comunicación, de forma general y no sólo al mencionar los medios y nuevas tecnologías, sino por la importancia que tiene en el desarrollo armónico de la familia, como base importante en el buen funcionamiento de las relaciones humanas entre los integrantes de la misma. Uno de los grandes cambios familiares surgidos a partir del trabajo de la mujer fuera del hogar es la necesidad de repartir las tareas cotidianas independientemente del género de sus miembros. Aquí es donde surge la responsabilidad compartida que en ocasiones no es tan compartida, la necesidad de la mujer por sobresalir y cumplir sus expectativas personales conlleva la exigencia de delegar responsabilidades tanto en el esposo como con los hijos lo que en ocasiones viene a resultar en problemas por el hecho de considerar a la mujer como un objeto del hogar, es quien debe llevar a cabo las labores domésticas y sus proyectos deben de ir apegados a los quehaceres del hogar; cualquier actividad fuera de esto, pone a la mujer fuera de toda proporción, precisamente aquí es donde se pierde la equidad de género en la familia.

Cuando hablamos de responsabilidad compartida desde una perspectiva de género, estamos hablando de relaciones humanas y, pese a que, como todas las relaciones humanas, reciben influencia desde lo público, se llevan acabo a partir de contratos explícitos e implícitos muy particulares dada la singularidad inherente a la condición. (Schreiner 2007).

La responsabilidad compartida como tal lograría en la estructura familiar un equilibrio de respeto que ayudaría en forma tal a la obtención de una verdadera equidad entre hombre y mujer. De acuerdo a sus funciones dentro del núcleo familiar cada miembro de ella debe buscar un punto de equilibrio con la función que le corresponde desempeñar, el padre por tanto intentará dejar el autoritarismo, el ser permisivo, explotador o protector para adoptar su papel de guía, amigo, etc. respetando derechos de los demás pero haciendo cumplir y cumpliendo él las respectivas obligaciones. Los hijos desde pequeños y de acuerdo a su tamaño y edad deben tener sus propias responsabilidades dentro de sus familias, el estar pequeño de edad y talla no es una condicionante de peso para que estos miembros no tengan sus obligaciones las cuales deberán cumplir en bien del buen funcionamiento afectivo entre todos los miembros. Todo esto es en pro de lograr que los hijos se integren a la sociedad como entes productivos, los hijos, para su crecimiento integral, tienen el derecho de poder contar con el padre y la madre, para que cuiden de ellos y los acompañen hacia la plenitud de su vida.

Las madres que quieren dedicarse plenamente a la educación de sus hijos y al servicio de la familia han de gozar de las condiciones necesarias para poderlo hacer, y para ello tienen derecho a contar con el apoyo de su compañero o esposo. Por tanto en la familia debe apreciarse el desarrollo de una coalición funcional conyugal en la que los padres respondan a sus propias necesidades como pareja y a las de los hijos de los que son responsables y finalmente, a la crianza de los mismos,

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