Gestion Escolar
decorami25 de Junio de 2014
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REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
UNIVERSIDAD PEDAGOGICA EXPERIMENTAL LIBERTADOR
INSTITUTO PEDAGOGICO RAFAEL ALBERTO ESCOBAR LARA
MAESTRIA EN GERENCIA EDUCACIONAL
ESTRATEGIAS MOTIVACIONALES DESDE LA MODALIDAD DE EDUCACION DE ADULTOS PARA LA CONSTRUCCION DE CULTURAS DE PAZ Y CONVIVENCIA DIRIGIDAS A LAS ESCUELAS DE CAPACITACION EN ARTES Y OFICIOS DEL MUNICIPIO FALCÓN DEL ESTADO COJEDES.
Autor: Nelson Ramírez
Tutor: Zoraima Gómez
Tinaquillo, Junio de 2014
CAPITULO I
PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA
Contextualización y Delimitación del Problema
Si partimos de reconocer la complejidad del mun¬do en el marco de la globalización y la hegemo¬nía del proyecto neoliberal, toda propuesta edu¬cativa debe asumir inexorablemente el desafío de enfrentar dos realidades contradictorias. Por un lado, el desarrollo y la expansión acelerada de las tecnologías de la información y la comunicación, que están revolucionando las maneras de pensar y encarar el proceso enseñanza y aprendizaje. Y por otro lado, en simultáneo, el agravamiento y la expansión de la pobreza y la exclusión social que conducen a la institución escolar a una situación de inestabilidad e incertidumbre que muchas veces llega a la impotencia.
En el curso de estos últimos años la multiplicación y agudización de las amenazas a la vida de las personas y de los pueblos, las enfermedades endémicas, la contaminación ambiental, la pobreza extrema y la violencia, son entre otros, factores que se apuntan como responsables del deterioro de la sociedad. Aunado a esto las nuevas perspectivas abiertas por el progreso científico y tecnológico han hecho surgir formas de agresividad contra la dignidad del hombre.
En este contexto cultural y social es inminente la necesidad de incorporar en los sistemas educativos la formación de ciudadanos con valores, que les permitan no solamente convivir en el mundo actual, sino comprometerse con su transformación, a partir de su crecimiento como seres humanos. Así lo expone el Informe presentado a la UNESCO (1996) por la Comisión Internacional sobre la Educación para el siglo XXI al señalar la necesidad que los alumnos aprendan en la escuela a convivir conociendo mejor a los demás y creando un espíritu nuevo que impulse la realización de proyectos comunes y la solución pacifica de los conflictos.
Asimismo, en la Conferencia Mundial sobre los Derechos Humanos (1993) se reconoció la importancia de la educación en promoción de la paz, en la tolerancia y en la comprensión de los pueblos se insto a los gobiernos y a las organizaciones gubernamentales a desarrollar planes concretos en éstos campos.
A esta problemática no escapa Venezuela, sino que al contrario, los niveles de violencia se han elevado considerablemente en los últimos años, situación que se ha convertido en una realidad preocupante. De igual manera, en los centros educativos han aumentado los problemas para poder impartir clases y llevar a cabo con tranquilidad el proceso de enseñanza y aprendizaje. Cada vez, se producen más actos que van desde acoso, peleas, robos, daño ambiental y en algunos casos muertes entre estudiantes.
En tal sentido, Latorre y Muñoz (2001) afirman que “la violencia entre escolares, se ha convertido en una forma de interacción, más que habitual, de convivencia diaria en los centros educativos. Las formas bajo las que se manifiestan varían en intensidad, forma y contenido”. (p.81).
Esto indica la necesidad de una acción a nivel educativo dirigida a producir cambios en el educando, desarrollando y sosteniendo patrones constructivos de conductas, basados en la paz y en la implementación de estrategias motivacionales que conlleven a un cambio de actitud y estilo de vida por parte de los actores involucrados.
Lo expuesto, se corresponde con el Artículo 3 de la Ley Orgánica de Educación, (2009) cuando establece que:
Son principios de la educación, la democracia participativa y protagónica, la responsabilidad social, la igualdad entre todos los ciudadanos y ciudadanas sin discriminaciones de ningún índole, la formación para la independencia, la libertad y la emancipación, la valoración y defensa de la soberanía, la formación en una cultura para la paz, la justicia social, el respeto a los derechos humanos… (p.4).
Sobre estas bases legales, el Estado Venezolano se propone la formación integral y el desarrollo ético-moral del educando, inspirada en los valores básicos para la vida y para la convivencia.
En tal sentido, Zaragoza (1994) expresa que
Construir la paz no significa solamente evitar la confrontación, sino elaborar con tesón y prudencia las estrategias que permitan erradicar la causa de la violencia individual y colectiva. Para ganar la paz hay que esforzarse por edificar una armazón de valores y actitudes que modifiquen tanto la conducta personal como la social. (p.7)
La situación antes planteada se hace presente así mismo en el ámbito regional y local, por cuanto las manifestaciones de violencia se han logrado introducir en los planteles ubicados en el Municipio Falcón, En este cuadro, los docentes muchas veces debe¬mos asumir funciones asistenciales, de contención social y afectiva tanto de alumnos como de fami¬lias, ante realidades marcadas por el desempleo, la desigualdad, la violencia, la desintegración y la fragmentación social. Hoy en día observamos en las escuelas que las diferentes situaciones de violencia y conflictos van lesionando la convivencia escolar.
En este orden de ideas, es importante señalar que en la modalidad de Educación de adultos de las Escuela de Capacitación en Artes y Oficios, ubicada en la parroquia de Tinaquillo del Municipio Falcón, se presenta un sistema de valores que parece no tener firmeza para garantizar la coexistencia armónica entre los actores institucionales. Las fallas en la comunicación entre adultos y jóvenes son cada vez más profundas. Algunos autores lo explican como de carácter generacional y muestran los nuevos ámbitos de socialización existentes en la cultura juvenil. Al mismo tiempo, el desgano profesional y la apatía adolescente le ganan terreno a la moti¬vación y el interés hacia el conocimiento, lo cual entorpece la tarea pedagógica en desmedro del proceso educativo.
Desde esta perspectiva, evidenciada la problemática que se vive actualmente en la institución objeto de estudio, es posible precisar que en los fenómenos violentos que afectan a la escuela hay muchas particularidades, pero no se puede desconocer que los procesos vinculados a la violencia se ponen de manifiesto en varias dimensiones que van desde lo subjetivo de cada persona hasta procesos estructurales que tienen que ver con la institución específica, es decir, dimensiones que van desde lo social a lo individual y desde lo macro a lo micro social, por un camino, en ambas direcciones.
Además, cuando en una de esas direcciones, el camino de la violencia elige a la escuela como escenario, aunque esto no signifique que sea la escuela la que produce dicha violencia, se cuestiona seriamente el imaginario social y el tradicional ideario escolar que la signa como lugar de encuentro y armonía, es allí cuando esa violencia afecta los vínculos sociales y pedagógicos y, con ello, los procesos básicos del enseñar, el convivir y el aprender. Por ello no se puede olvidar tampoco que muchas escuelas sufren de carencias no sólo materiales sino también sociales, con las cuales tienen que convivir a la hora de desempeñar la tarea educativa, y que estas mismas carencias son a veces parte de la trama donde se origina la violencia.
En términos generales, ese proceso de violencia también puede ser ejercida desde la institución en ciertos actos realizados por directivos o docentes. Es común encontrar en la institución objeto de estudio una cultura institucional que se expresa a través de rasgos violentos, como exigencias en las tareas escolares y en los procesos de evaluación; relaciones interpersonales agresivas; directivas lineales y arbitrarias; fenómenos de dominación y de sustracción de la información. También hay otros elementos relacionados con la organización y la gerencia educativa que genera en los docentes climas de trabajo estresantes. Por esta razón, la misma escuela, en tanto institución educativa, puede ser considerada como fuente de violencia simbólica a partir de la función que debe cumplir.
Lo anteriormente expuesto revela la apremiante necesidad de desarrollar estrategias motivacionales desde la perspectiva de una Educación para la Paz, en función de desarrollar una sana convivencia escolar, fomentando principios y valores como el respeto, la tolerancia, el amor al prójimo, la solidaridad, entre otros, necesarios para convivir en armonía.
En función de lo antes señalado surgen las siguientes interrogantes:
1. ¿Cuáles son las conductas violentas que presentan los
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