Gestion Escolar
indirairlanda13 de Marzo de 2014
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GESTIÓN ESCOLAR
EL MODELO DE GESTIÓN EDUCATIVA ESTRATÉGICA
¿Qué es gestión?
Mintzberg y Stoner (1995) asumen el término gestión como la "disposición y organización de los recursos de un individuo o grupo para obtener los resultados esperados".
Pudiera generalizarse como el arte de anticipar participativamente el cambio con el propósito de crear permanentemente estrategias que permitan garantizar el futuro deseado o una forma de alinear los esfuerzos y recursos para alcanzar un fin determinado, por lo tanto, el concepto gestión tiene al menos tres grandes ámbitos de significación y aplicación.
1. Acción diligente que es realizada por uno o más sujetos para obtener o lograr algo
2. Proceso formal y sistemático para producir conocimiento sobre los fenómenos observables en el campo de la acción
3. Innovación y el desarrollo de pautas para la acción de los sujetos, con la intención de transformarla o mejorarla
¿Cuáles son las categorías o niveles de la gestión educativa?
La gestión en el campo educativo la hemos clasificado para su estudio en cuatro categorías o niveles de acuerdo al ámbito de su quehacer en: gestión educativa, gestión institucional, gestión escolar y gestión pedagógica.
Gestión Educativa
Se entiende como las acciones desarrolladas por los gestores que pilotean amplios espacios organizacionales. Se establece como la política de gestión desde el sistema para el sistema y marca las relaciones, articulaciones e intercambios entre currícula, programas de apoyo y propuestas que aterrizan en la escuela, contiene por lo tanto a las tres categorías de gestión restantes, ya que en conjunto forman parte del sistema educativo.
Gestión Institucional
Se enfoca a la manera en que cada organización traduce lo establecido en las políticas educativas, está referida a los subsistemas y a la forma en que agregan al contexto general sus particularidades, establece las de cada una de las instancias de administración educativa (Supervisiones de zona escolar, Jefaturas de Sector, niveles y programas educativos, etc.)
La gestión institucional es “un proceso que ayuda a una buena conducción de los proyectos del conjunto de acciones relacionadas entre sí que emprenden las administraciones educativas para promover y posibilitar la consecución de la intencionalidad pedagógica en, con y para la oportunidad educativa”. Por lo que no solo tendría que ser eficaz sino adecuada, debido a que moviliza a todos los elementos de la estructura educativa.
Promover el desarrollo de una institución educativa que evalúa su gestión y se compromete con el logro de resultados de calidad, considerada la cultura evaluativa como instrumento clave para el desarrollo institucional.
Gestión Escolar
Acciones que despliega la institución para direccionar y planificar el desarrollo escolar, de acuerdo con una visión y misión precisas, compartidas por todos los actores, considera la capacidad para definir la filosofía, valores y objetivos de la institución, y para orientar las acciones de los distintos actores hacia el logro de tales objetivos. Considera además, la capacidad para proyectar la institución a largo plazo y para desplegar los mecanismos que permitan alinear a los actores y los recursos para el logro de esa visión.
La gestión adquiere sentido como Gestión Escolar Estratégica cuando entran en juego las experiencias, capacidades y habilidades de los actores, sus aptitudes, las estrategias que utilizan para desempeñar sus funciones, la actitud que se asume frente a los procesos y las competencias que ha desarrollado la escuela para resolverlos.
Gestión Pedagógica
Se entiende como las formas en que el docente realiza los procesos de enseñanza, como asume la currícula y la traduce en una planeación didáctica, las formas de relacionarse con sus alumnos y los padres de familia para garantizar el aprendizaje de los educandos.
Puntos de partida
1. La escuela no es una entidad aislada. Pertenece a un sistema con prioridades y formas de funcionamiento, producto de procesos históricos, y que influyen decisivamente en la constitución de las relaciones, las prácticas y, en particular, el ejercicio de las funciones profesionales de cada uno de los actores que participan en él.
2. La escuela es una organización con su propia dinámica. Los profesores, los directores y supervisores de las escuelas tienen su propia visión sobre la tarea educativa, las funciones de la escuela y las normas a las que está sujeto el ejercicio de la función profesional; en particular, uno de estos elementos es el que se refiere a la idea de lo importante en el ejercicio cotidiano de la labor, y que abarca tanto a las formas como a los contenidos de las acciones específicas. Esta idea se convierte en uno de los referentes principales para ser aceptado en la institución escolar y para tener posibilidades de mejoramiento laboral (una especie de valores escalafonarios reales).
3. La introducción de programas de innovación o de reforma con el propósito de mejorar las prácticas reales que ocurren en las aulas, escuelas o zonas escolares implica la transformación tanto de lo que en la escuela se percibe como demanda efectiva de sistema, como de las formas y mecanismos de los que el sistema dispone para comunicar y poner en marcha las acciones específicas derivadas de las políticas educativas. En primer lugar, el reconocimiento de que el cambio de, en este caso, las prácticas de enseñanza y de la organización y el funcionamiento cotidiano de las escuelas en las que tienen lugar constituye un proceso que, además de la capacitación o la concientización (que son, frecuentemente, las acciones predilectas para promover procesos de cambio) requiere de la transformación de la gestión institucional y no sólo del discurso educativo: prioridades efectivas de las instancias dirigentes del sistema, relaciones laborales, asignación y formas de ejercicio de los recursos, demandas hacia las escuelas, etc.
LA EDUCACIÓN ESCOLAR SE DESARROLLA EN EL SENO DE UNA ORGANIZACIÓN
Claves para la organización de los centros escolares
Antúnez, Serafín (1997).
Desempeñar cualquier tarea compleja (la educación lo es mucho) junto con otras personas, dentro de una organización, supone múltiples ventajas y beneficios tanto para los sujetos que la desarrollan como para los destinatarios de su trabajo. Pero junto a estos beneficios: posibilidad de ayuda mutua, mejor distribución de las cargas, posibilidad de formarse y enriquecerse con las aportaciones de los colegas u otros muchos que cualquiera reconoce, existen también una serie de “tributos” que hay que pagar y de reglas de juego que hay que cumplir si se quiere actuar efectiva y honradamente como miembro del grupo.
Las personas que trabajan en una organización son elementos que forman parte de su estructura y como tales se incorporan a lo que Owens (1976: 84) llamó el <andamiaje de roles> de la organización. Este andamiaje de roles existe tanto si la organización tiene una estructura rígida como si es laxa. Unos roles, en suma, que los miembros de la organización deberán asumir críticamente y desempeñar comprometiéndose con ellos de manera solidaria.
En el caso de los centros escolares pues, trabajar junto con otros enseñantes supone poner una parte de uno mismo: capacidades, convicciones, grados de libertad, etc., al servicio de la organización. Tal como Weinert (1985: 37) recuerda al respecto:
<…el individuo incorpora una parte de su libertad de acción y de decisión a la organización, la transfiere a ésta y, por consiguiente, renuncia a ella, lo que a su vez supone que cada uno de los miembros de la organización ya no es libre para actuar a su albedrio y para decidir de manera autónoma cómo, dónde y cuándo deben hacerse las cosas>
Esta convicción de que la educación escolar es una tarea colectiva esta cada vez más presente entre los profesores y profesoras de nuestros centros escolares. Por eso, cuando tratamos de analizar y mejorar su organización y funcionamiento adquieren gran importancia conceptos como: objetivos comunes, trabajo colaborativo, coordinación, división del trabajo pero también otros como desajuste de intereses, conflicto o negociación. Asimismo nos obliga a superar hipótesis o perspectivas de análisis de los centros como instituciones donde los hechos se dan de forma independiente para concebirlos como organismos vivos, culturas o escenarios donde se desarrollan algo más que actuaciones aisladas. Lo que ocurre en los centros escolares, pues es más una concurrencia de hechos que un sumatorio de acciones individuales.
La necesidad de acuerdos entre los profesores y las profesoras para desarrollar una tarea colectiva se hace aún más perentoria si analizamos la naturaleza y las características de los centros escolares –hablaremos de ellas más adelante- y la función social que deben ejercer básicamente dar respuesta a un derecho fundamental de los individuos, su educación.
Por otra parte, los derechos de los profesores, no son mayores en número ni más importantes que los de sus alumnos y alumnas, en el caso de que los derechos pudieran medirse o pesarse. Los estudiantes tienen el derecho a recibir una enseñanza de calidad y ésta no es posible si entre sus profesores no existen planteamientos congruentes y actuaciones solidarias a partir de algunos criterios comunes.
Conviene considerar además, en palabras de Serri (1984: 77), que <…si los enseñantes
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