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Grandiosa Luz


Enviado por   •  18 de Octubre de 2015  •  Trabajos  •  964 Palabras (4 Páginas)  •  106 Visitas

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Grandiosa Luz

El agotador viaje había terminado. Ya había llegado a la ciudad, donde ya anochecía y las estrellas predominaban en el firmamento. Estaba descansando en el sillón, mirando por la ventana el cielo oscuro y la luna llena que brillaba como nunca, reinando en la noche. No dejaba de observarla. En ella encontraba una atracción singular, que me llevaba a perderme en la mirada. Me preguntaba si realmente ella se aceptaba como era.  Me suponía que sí, ya que era una modelo por las noches y centro de atracción de muchos. Era el objetivo de muchos astronautas, la estudiábamos en astronomía y hasta los perros le ladraban a ella sin saber porqué. Pero, también me cuestionaba si ella se quería tal cual era, llena de cráteres, sin luz propia, sin sentido, inmersa en el espacio, solitaria y aburrida.

En eso, entendí que la clave de su autoaceptación, no era ella en sí misma, sino que era la luz que la iluminaba y hacía que ella nos iluminara por las noches.  Realmente comprendí que la luna sin el sol no era nada. El astro sobre todo astro, la luz sobre toda luz, era la que daba valor a esa simple “cara de queso”.

Mi mirada perdida en la luna, bajo a la Tierra. Unas lágrimas corrían por mis mejillas. Me sentí tan igual a la luna. Tal como era, yo no me aceptaba. No era nada, vivía sin sentido, mis cualidades eran vanidades, y mis defectos se agudizaban día a día. Pero, sin entenderlo ni merecérmelo, la luz de ese tan controversial “dictador del cielo”, iluminó mi alma oscura.  El Dios vivo y real, llenó de sentido a una vida a la deriva, como la mía. Ese Jesús que ridículamente me lo había presentado el arte bizantino, comenzó a llenar de felicidad a un infeliz como el que era.

Fue su gracia y su inmensa misericordia, la que alcanzó a un jóven que le había dado la espalda por mucho tiempo. La sangre que Él derramó en una cruz, tuvo, tiene y tendrá por siempre el poder para lavar un alma sucia, pero arrepentida como la mía. Así como el Sol poderoso da vida a la luna, el Dios todopoderoso da vida a la mía.

Así entendí, que sí tengo valor, sí tengo cualidades, sí tengo talentos y sí soy querido. Pero todo lo que tengo y soy, es debido a un hombre que caminó por Israel  hace mucho tiempo, curó a enfermos, dio vista a los ciegos e hizo caminar a los paralíticos. Además, dijo ser el “Hijo de Dios”, ¡y cuánta razón tenía!  

Me di cuenta que todos somos influidos para bien o para mal. Las modas emergentes y el mundo consumista en el que me tocó vivir, ha atrapado a la mayoría, y grandes líderes influencian a miles. Pero tengo el sano orgullo de decir, que diariamente soy influenciado por el hombre que incomodó, incomoda, e incomodará a muchos. Sus palabras son las que enderezan mi andar. Su amor es el motor de mi existir.                                                                         Jesús logra que yo me acepte, Jesús logra que no me pregunte ¿no soy así? ¿o sí?. Jesús me da una identidad auténtica. Jesús me da aceptación como el sol se lo da a la luna.

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