Habilidades De Un Comunicador Eficaz
irett2 de Diciembre de 2013
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INTRODUCCION
La comunicación es un arte y, como tal, requiere dedicarse a ella con disciplina, esfuerzo y enfoque, a fin de lograr maestría como comunicador. En este sentido, el orador requiere desarrollar la comunicación como una competencia vital, que le potencie en el ejercicio de su liderazgo. El desarrollo de la comunicación efectiva como competencia central, contribuye con el orador: Facilitar la adquisición y/o desarrollo de otras competencias clave en el ejercicio del liderazgo, como son: la capacidad para negociar, la habilidad para resolver conflictos, la capacidad para motivar a otros, entre otras.
La comunicación es la plataforma sobre la que se desarrollan otras habilidades relacionales y directivas, razón por la cual el orador requiere ganar experiencia como comunicador y desarrollar la disciplina necesaria para mejorar sus competencias comunicacionales, vale decir, desarrollar destrezas y habilidades en la comunicación interpersonal y organizacional.
La comunicación es catalizadora en la formación de las competencias clave del líder.
Lograr un impacto estratégico con lo que expresa, al darle un carácter estratégico a sus acciones comunicacionales, lo cual implica ser intencional en lo que desea comunicar y en los resultados que espera lograr mediante el uso de la comunicación y los canales que elige.
El orador debería preguntarse, por ejemplo: ¿Qué resultados espera lograr con lo que intenta comunicar?: Motivar, informar, controlar. ¿Cuál es el canal más apropiado para comunicar el contenido que deseo comunicar?: Oral (discurso, cara a cara, etc.), escrito (boletines, correo electrónico, etc.).
Maximizar su potencial expresivo, explotando al máximo sus características de personalidad, talentos y habilidades, según su estilo propio como comunicador.
En tal sentido, el orador necesita comprender bien sus habilidades de comunicación y entender los retos que ésta implica. ¿Cuáles son sus áreas de fortaleza y de debilidad en la comunicación (escuchar empáticamente, retroalimentar, expresar claramente sus ideas y opiniones, ser asertivo, etc.)?
Necesita también conocer cuáles son los retos que experimenta en la comunicación, en el contexto donde se desenvuelve, como por ejemplo: manejo de información, selección apropiada de canales de comunicación, desarrollo de un sistema de retroalimentación eficiente, comunicación sobre los cambios organizacionales, etc. Requiere además tener conciencia de cuál es su estilo y enfoque como comunicador (agresivo, pasivo, asertivo), y cuál es el clima que el impone al comunicarse, sea este tenso o relajado, cálido o impersonal, de evaluación positiva o negativa, conciliador o conflictivo, de apertura o restringido, formal o informal.
En la medida en que el orador crece y madura como comunicador, cultiva con disciplina y sentido estratégico los roles comunicacionales que en el ejercicio del liderazgo la organización le demanda, tales como: forjador y comunicador de la visión, vocero fundamental, generador de información relevante, confiable, clara y precisa y organizador de significados; es esa misma medida estará cumpliendo su misión, aumentando su efectividad y expandiendo su influencia.
Como individuos, constituimos el componente más importante para la comunicación eficaz en el mundo contemporáneo ya que para crear el futuro preferido, en beneficio de las próximas generaciones, se requieren individuos con una racionalidad y un sentido de responsabilidad muy especiales, es por ello que debemos de reflexionar sobre la ética del comunicador, puesto que para diseñar un futuro más parecido al escenario optimista que al pesimista debemos utilizar el poder del lenguaje de manera consciente y responsable.
De esta forma, la ética del comunicador se refiere al uso de la palabra; a su conducta verbal, buena o mala, y a la manera en que maneja su lenguaje.
Nuestro sentido o nuestra conciencia del bien y del mal, de lo que se debe decir y de lo que no se debe hablar, se origina en nuestra cultura. Y nuestra cultura común, lo mismo que la de las muchas sociedades del mundo.
HABILIDADES DEL COMUNICADOR EFICAZ
Para que un evento de comunicación en público sea de valor para el orador y su público, ambas partes deben cumplir ciertas responsabilidades y también tienen derechos que exigir. El orador adquiere el compromiso de preparar su discurso, así como presentarlo con entusiasmo y convicción. El público, por su parte, es responsable de escuchar al orador con mentalidad abierta, olvidando sus prejuicios y suposiciones, los cuales pudieran distorsionar su comprensión del mensaje. Asimismo, el orador tiene derecho a esperar la atención educada y cortés del público, en tanto que éste tiene derecho de esperar el mejor esfuerzo del orador para aportarle ideas nuevas y valiosas.
Todos los que estudiamos y practicamos la comunicación efectiva debemos conocer las habilidades y actitudes apropiadas para desempeñar el compromiso que tenemos con el público, así como asumir nuestra responsabilidad como integrantes de un público reunido para escuchar con atención a uno o varios oradores.
En ese sentido, McEntee nos recomienda canalizar la energía extra que representa el nerviosismo para ser un orador eficaz. Una buena ruta en ese sentido implica comprometernos con las ideas, informarnos, practicar, cultivar una actitud receptiva, prepararnos para las preguntas y relajarnos para comunicar con fluidez.
CANALIZAR EL NERVIOSISMO
Comprometerse con las ideas
La persona que se siente tan nerviosa que no puede enfrentarse con un público es muy egoísta. El psicólogo social Gordon Allport dice que "la mejor definición de la enfermedad nerviosa es terco egocentrismo" (Allport, 1960:173).Quien cree estar imposibilitado para hablar en público o rehúye enfrentarse con la situación de comunicación oral está demasiado "centrado en sí mismo". Le preocupa cómo se ve ante el público, tal vez incluso su apariencia física, que esté cojo, tuerto o calvo, o que no esté vestido a la moda. Las personas que se preocupan demasiado en cómo los percibe el pública no pueden concentrarse en el mensaje que presentan. Su energía y atención están centradas en su persona.
Si logramos comprometernos con nuestras ideas, convencernos de que tenemos un mensaje importante que queremos compartir con el público, desviaremos la atención que mantenemos en nosotros mismos hacia el mensaje que presentamos. De esta forma, dedicáramos nuestra energía y atención al mensaje y evitaríamos ponernos nerviosos. Nuestro pensamiento estarla dirigido a un objeto: al mensaje y a nuestra tarea de compartirlo con el público. No podemos estar nerviosos y al mismo tiempo concentrarnos en nuestro mensaje y la tarea que conlleva. Por consiguiente, estaríamos experimentando este "terco egocentrismo", que es indicación de la enfermedad nerviosa.
¿Cómo lograr convencernos de la importancia de nuestras ideas? Para esto, necesitamos ser personas maduras y tener conocimiento profundo de la significación e importancia de nuestras ideas. Debemos ser capaces de contestar a algunas de las siguientes preguntas:
• ¿Qué importancia tienen estas ideas hoy?
• ¿Cómo se reaccionan estas ideas con las necesidades materiales, psicológicas y espirituales del público?
• ¿En qué forma influirían mis ideas en las actitudes y conducta del público?
• ¿Estas ideas han desempeñado en el pasado un servicio útil?
• Si se aceptan tales ideas, ¿cómo se cambiarán los asuntos contemporáneos? (Walter y Scott, 1968, citado en Stewart, 1972:90).
Sin embargo, se debe tener cuidado de no caer en extremos. No hay que exagerar la importancia de las ideas. Son los fanáticos, los "creyentes verdaderos" (Hoffer, 1951), quienes caen en el extremo opuesto al del egocentrismo por apatía y desinterés. El fanático exagerara importancia de sus ideas, sin tener conocimiento profundo acerca de ellas, porque no las puede ver de manera objetiva en relación con su público. No juzga las limitaciones de lo que podría lograr de un público, debido a que desea alcanzar demasiado; es tan egocéntrico que sólo le importa su idea. A continuación citamos a Walter y Scott al respecto: El neurótico frecuentemente es una persona que tiene las aspiraciones demasiado altas para su capacidad. El estudiante que espera salvar al mundo con su discurso está fuera dela realidad' (citado en Stewart, 91).Para comprometerse con las ideas, se deben considerar las limitaciones que imponen la situación y el público. Si somos maduros, si se si se reflexiona sobre las ideas, sabremos qué se puede lograr dentro de estas limitaciones.
Informarse
A veces, el miedo se manifiesta, cuando la persona se enfrenta ante un público, como una preocupación en su intento por lograr que su personalidad sea aceptada y que el público considere interesante el tema que presenta. Un orador interesante es una persona interesante. Una persona interesante se mantiene informada de los asuntos de importancia pública; no se satisface con leer el periódico local, que le repite las noticias de las agencias internacionales en forma tan esporádica que no se prestan a la interrelación de interpretación de los hechos; tampoco se limita a escuchar las informaciones de los noticiarios de televisión, que también
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