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Historia De Ovnis


Enviado por   •  18 de Agosto de 2014  •  2.240 Palabras (9 Páginas)  •  124 Visitas

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EL FENÓMENO OVNI

Por el Dr Konká

En la mitad de siglo que nos toca vivir este fenómeno se ha alzado cautivando nuestra imaginación. No estamos solos en el universo y, además, somos visitados frecuentemente por nuestros vecinos siderales. Sus propósitos nos son desconocidos y permanecen en la sombra, tan huidizos como veloces. Se muestran en toda su magnificiencia a unos pocos privilegiados escogidos aparentemente al azar, sin repetir espectador y de forma esporádica. )Porqué?...

El origen

Ya desde la antiguo el hombre ha meditado al respecto de la posibilidad de vida en otros mundos. Tenemos claros ejemplos en Bruno, los viajes del Barón de Munchausen, las obras de Flammarion, etc. Pero es después de la segunda guerra mundial cuando el fenómeno OVNI (o la psicosis colectiva como algunos dicen) se nos presenta tal y como lo conocemos (platillos volantes, abducciones, etc). Nos podemos preguntar cómo empezó, como se originaron los términos ahora tan conocidos, etc. Para ello hemos de remontarnos al periódo comprendido entre 1945 y 1954 pero más concretamente entre 1947 y 1952. En dicho periódo, aunque se vieron ovnis en todo el mundo, sin duda el país en que se produjeron mayor número de observaciones fue Estados Unidos. Quizás debido a que la aviación americana emprendió una verdadera Acaza de platillos@.

Los Foo-fighters de la segunda guerra mundial: Para empezar hemos de remontarnos a los AFoo-fighters@. Durante la segunda guerra mundial, tanto los pilotos aliados como los de Eje, observaron unos extraños fenómenos luminosos que describieron como Abolas de fuego@ y que al parecer se dedicaban a perseguir y acompañar a los aviones.

Estas misteriosas Abolas de fuego@ no rebasaban nunca los cincuenta cm de diámetro y parecían ser de naturaleza inmaterial. Se mostraban animadas de movimientos hasta cierto punto inteligentes ya que perseguían a los aviones, los esquivaban, descendían en picado, etc. De forma que, al principio, los aviadores de las potencias beligerantes creyeron que se trataba de un arma secreta del enemigo. Fue debido a esta creencia que la prensa norteamericana no se ocupó de los Foo-fighters hasta el 1 de enero de 1945. En la prensa británica, sometida a la rígida censura militar, no aparecieron noticias hasta finales de aquel mismo año.

Cuando los aliados ocuparon los laboratorios nazis de Peenemünde y otros, no encontraron planos ni diseños en sus archivos que pudieran referirse a nada de esa naturaleza. Lo que si encontraron fue la evidencia de que los pilotos germanos también vieron a los Foo-fighters, a los que tomaron por armas secretas aliadas.

El caso de la isla de Maury: El 21 de Junio de 1947, a las dos de la tarde, una patrulla de guardias costeros de los Estados Unidos al mando de Harold Dahl, realizaba un servicio de vigilancia junto a Puget Sound, en Washington. La lancha penetró en una ría frente a la cual se encontraba una isla muy poco poblada: la isla de Maury. En la embarcación se hallaban Dahl, un hijo suyo de 15 años con su perro y dos guardias costeros. Al acercarse a la isla, Dahl vió seis máquinas de enormes dimensiones,de forma parecida a un buñuelo, en el aire a unos 600 m sobre sus cabezas. Estaban sacando fotografías de los extraños artefactos cuando uno de ellos empezó a caer y golpeó a otro. Se oyó un golpe sordo y empezaron a caer infinidad de trozos de un metal ligerísimo de color blanco. Después cayeron trozos de metal oscuro que parecía fundido ya que al caer al agua se elevaban nubes de vapor.

Los ocupantes de la lancha intentaron refugiarse pero el hijo de Dahl resultó herido y el perro muerto. Cuando cesó la lluvia de metal, vieron a los objetos alejarse silenciosamente rumbo al mar. Recogieron algunos trozos de metal y regresaron.

Las fotografías estaban cubiertas de manchas blancas (como las que se producen por radiación). Los trozos de metal se perdieron en un accidente aéreo que sufrieron los oficiales que lo trasladaban a la base militar de Hamilton para su estudio. El caso fue silenciado.

Kenneth Arnold y los Aplatillos volantes@: El martes, 24 de junio de 1947, a las dos de la tarde, Kenneth Arnold, un hombre de negocios de Bolse (Idaho), volaba en su avioneta particular de Chehalis a Yakima, en el Esatdo de Washinton. Cuando se hallaba a una altura de 2800 m, vio una sucesión de destellos hacia el norte del Monte Rainier. Mirando con atención a su izquierda observó una hilera de nueve objetos brillantes y de apariencia metálica que evolucionaban a la altura de los picos cubiertos de nieve. Tenían forma discoidal y parecían estar unidos entre ellos por un vinculo invisible ya que cada dos o tres segundos ocilaban ligeramente y cambiaban de rumbo de manera simultánea.

Cuando Arnold declaró lo que había visto, describió las extrañas máquinas como dos platos unidos por su parte cóncava, o como Aplatillos volantes@, y así quedaron bautizados.

El accidente del capitán Thomas A. Mantell: A primeras horas de la tarde del 7 de enero de 1948, centenares de personas vieron un enorme objeto redondo y resplandeciente sobre Madisonville, en Kentucky. A las 13.30, la policía dio la alerta a Fort Knox, donde están las reservas de oro de los Estados Unidos en enormes cámaras acorazadas subterráneas, porque parecía que el objeto se dirigía hacia allí.

A las 13.45, el objeto hizo su aparición sobre la base aérea de Godman (cerca de Fort Knox). Mientras se cernía sobre el campo de aviación cambiando alternativamente de blanco a rojo y viceversa, el coronel Hix, comandante de la base, ordenó por radio a tres cazas F-51, que entonces pasaban por encima de Fort Knox, que estableciesen contacto con el objeto.

La escuadrilla se hallaba bajo el mando del capitán Thomas A. Mantell, as de la aviación americana, con una brillante hoja de servicios en le última guerra mundial. A las 14.45, Mantell llamó a la torre de control del aeródromo:

Ahe visto el objeto. Lo tengo sobre mi cabeza. Trataré de aproximarme a él para verlo bién ... Ahora lo tengo enfrente. Parece metálico ... es de un tamaño tremendo ... Ahora se eleva y va tan rápido como yo. Voy a subir hasta 6000 m. Si no puedo alcanzarlo abandonaré la persecución...@

Los otros dos pilotos comunicaron que el objeto aún seguía subiendo por encima de los 6000 m. Ninguno de los pilotos llevaba mascarilla de oxógeno para poder ascender más. Pero Mantell siguió ascendiendo. Debía hallarse a mucho más de esa altura cuando cesó de emitir mensajes. Ante el extraño silencio la torre llamó a Mantell pero éste no respondió. Poco tiempo después, aquel mismo día, el cadaver de Mantell apareció cerca de los restos de su avión siniestrado a unos 145 Km del campo de aviación.

Este

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