Historia Del Balocesto
cesar0109510 de Diciembre de 2014
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eLA MEDICINA INDÍGENA PREHISPÁNICA*
I. INTRODUCCIÓN
La medicina en el México prehispánico tuvo un gran desarrollo. Esto lo sabemos por los códices que dejaron los antiguos pobladores, principalmente los mexicas, y por lo que ellos contaron a los primeros europeos que vinieron a vivir aquí.
Conocemos también la ‘medicina prehispánica por lo que los mismos indígenas escribieron en lengua náhuatl, en latín o en castellano, escritura que les enseñaron los franciscanos en el colegio de la Santa Cruz de Tlatelolco. Quizá el libro más importante sobre medicina escrito e ilustrado por los indígenas es el llamado Códice Badiano. Lo escribió en lengua náhuatl en 1552 Martín de la Cruz y lo tradujo al latín Juan Badiano, indígena de Xochimilco, profesor en el colegio de Tlatelolco, con el fin de dar a conocer al emperador Carlos V las yerbas medicinales de tos indios.
Este libro, aunque ya tiene influencias de la medicina europea en las recetas escritas y en los nombres de algunas enfermedades, sin embargo es indígena en sus concepciones, en las plantas utilizadas y en la forma de representarlas.
Otra ‘obra’ temprana con abundante documentación sobre la medicina indígena es la de Fray Bernardino de Sahagún, misionero franciscano que llegó a México en 1529, es decir ocho años después de lo conquista de Tenochtitlan, él aprendió la lengua náhuatl y llegó a dominarla, enseñado por los indígenas más ancianos y letrados, y con mucho estudio personal. De hecho su investigación sistemática abarcó la totalidad de esa cultura.
Parte de lo que le contaron en ese idioma Sahagún lo tradujo al castellano en la obra que se conoce como Historia de las cosas de Nueva España. Gran parte de los textos originales de Sahagún se conservan en el Códice Matritense y en el Códice Florentino, pero ni en la obra castellana está todo lo que se encuentra en el texto náhuatl, ni éste tiene todo lo que se halla en aquél.
Cuarenta años después de la llegada de Sahagún, en 1570 arriba a Nueva España el doctor Francisco Hernández, enviado por Felipe II a una misión científica. Durante 7 años recorrió el país con el fin de recopilar lo que los naturales sabían acerca de plantas, animales y minerales. Fruto de este laborioso quehacer es su magna obra titulada Historia Natural de Nueva España, en la que da a conocer 3 076 plantas medicinales que utilizaban los indígenas de México. * Tomado de La medicina tradicional mexicana, SEP, México, 1981, pp. 9-28.
Además de estos tres libros mencionados como ejemplo, existen otros que, como los anteriores, recogen mayor o menor información sobre la medicina indígena de tiempos muy próximos a la Conquista. Podría así hacerse un estudio sobre la medicina maya, zapoteca, mixteca, tarasco, etcétera; pero dado que los textos más numerosos e importantes son de tradición náhuatl, se tratará aquí de esta medicina en particular.
En este capítulo se van a exponer tres puntos:
— conceptos prehispánicos sobre la enfermedad
— sistemas de curación
— los médicos indígenas
2. CONCEPTOS PREHISPÁNICOS SOBRE LA ENFERMEDAD
Numerosos textos indígenas de tradición náhuatl, recogidos por Sahagún y otros historiadores próximos a la Conquista, hacen ver que estos pueblos atribuían sus enfermedades a los dioses, a los signos calendáricos, a los brujos o hechiceros, y a causas naturales. De cada uno de estos cuatro puntos se va a tratar a continuación.
2.1 La enfermedad como castigo divino
En este caso las enfermedades eran enviadas al hombre por algún dios o servidor divino como castigo por haber quebrantado una prescripción religiosa, por ejemplo no cumplir con determinados ayunos, no haber realizado un sacrificio u ofrenda, o haber ofendido con mal comportamiento a una deidad.
Entre los dioses que castigaban a los hombres con enfermedades se puede mencionar a Tezcatlipoca, que producía enfermedades contagiosas e incurables como la lepra, las bubas, la gota, la sarna e hidropesía. Sahagún escribe a este respecto:
Decían que el dicho dios, que se llamaba Titlaoahuan [otro nombre de Tezcatlipoca], daba o los vivos pobreza y miseria, y enfermedades contagiosos de lepra y bubas, y gota y sarna e hidropesía: las cuales enfermedades daba cuando estaba enojado con los que no cumplían y quebrantaban el voto y la penitencio a que se obligaban de ayunar, o si dormían con sus mujeres, o las mujeres con sus maridos o amigos en tiempo de ayuno (Sahagún. V. 1: 277)
El dios de lo lluvia, Tláloc, provocaba tortícolis, tullimiento, deformación de la mano o de un pie, temblores en la cara o en los labios. Pero Tláloc no sólo provocaba estas enfermedades sino que recompensaba a los que morían a causa de dichos males, recibiéndolos en el Tlalocan, lugar donde residía este dios, y que era considerado el paraíso ya que en ese lugar siempre había abundancia de mazorcas, calabacitas, chile, frijoles y flores.
Otro dios que causaba enfermedades era Xipe Totec. Enviaba a los humanos enfermedades de los ojos, sarna, viruelas.
2.2 Los signos calendáricos y las enfermedades
Los nahuas tenían dos calendarios: uno religioso, llamado tonalpohualli, que estaba formado por 20 trecenas, y el xiuhmolpilli o calendario civil de 360 días, más cinco que se consideraban nefastos. Este calendario civil o solar se dividía en 18 meses de 20 días.
Respecto al calendario religioso cada una de las 20 trecenas y cada día de cada trecena era presidido por un signo y por una o varias divinidades. Más aún, las horas del día y las de la noche quedaban bajo la influencia de diversos dioses. Estos signos y estos dioses podían ser buenos o malos para el que naciera bajo su influencia; por eso era para los nahuas muy importante el día en que nacían.
Sin embargo, a pesar de que una persona hubiera nacido en un día favorable, le podía ir mal en la vida si no se comportaba bien; y al contrario, cuando alguien nacía en un signo que ellos pensaban era malo, para que no le fuera mal a ese recién nacido, se esperaban a que hubiera un día con un signo bueno para darle nombre al niño. De esta manera ahuyentaban el mal propio del día en que había nacido.
La influencia de estos signos calendáricos se manifestaba también en lo propensión del individuo a ciertas enfermedades y en la facilidad o aptitud para ejercitar determinados oficios. Por ejemplo, las mujeres que nacían en el signo xochitl (=flor), cuya diosa patrona era Xochiquetzal, si eran honradas y hacían penitencia podían tener buena fama y casarse; si no, la diosa las engañaba y las enfermaba con sarna, bubas incurables y otras enfermedades contagiosas.
Había otras diosas llamados Cihuateteo, que eran las mujeres muertas en el primer parto. Estas mujeres, en ciertos días que tenían los signos ce quiahaitl (= uno árbol), ce ozcmatli (= uno mono), etcétera, bajaban a la tierra y enfermaban a los niños de perlesía, y a los jóvenes y adultos causaban otras enfermedades.
2.3 Los hechiceros y la enfermedad
Una tercera causa de enfermedad era la atribuida a los hechiceros, no sólo porque ellos anunciaban al pueblo alguna enfermedad, sino también porque podían enfermar a la gente causándole algún mal en sus facultades mentales o en su cuerpo.
2.4 Las enfermedades naturales
Para los indígenas prehispánicos no sólo había enfermedades causadas por los dioses o por los hechiceros; sino existían también enfermedades debidas a causas naturales. Consecuentemente, para este tipo de enfermedades tanto el diagnóstico, como la terapeuta y el curandero se apoyaban en remedios naturales, sin mezcla de otros elementos de orden sobrenatural.
Los testimonios de los primeros soldados de Hernán Cortés, los de los frailes y primeros colonos, así como los de los mismos indígenas son prueba de que no pocas enfermedades las consideraban como padecimientos naturales del organismo humano debidos a fatigas, indigestiones, enfriamientos, etcétera. El desarrollo mismo del conocimiento de las propiedades medicinales de las plantas, de los animales y de los minerales los llevó a utilizarlas como remedio eficaz en sus enfermedades.
A qué grado se desarrolló ese conocimiento de las plantas medicinales, de ornato y alimenticias, buena prueba son los jardines botánicos de Oaxtepec, Tescutzinco, Tenochtitlan, Iztapalapa, etcétera, que florecieron cuando todavía no existían en Europa. En ellos cultivaban toda clase de plantas, provenientes de las diversas regiones del país conquistados por ellos, y las ensayaban en sus enfermos (Ver Efrén C. del Pozo: La Botánica medicinal indígena en México. En Estudios de Cultura Náhuatl, v. V 11965): 58-59).
Por otra parte abundan los testimonios que dejaron los primeros conquistadores y cronistas acerca del conocimiento de las plantas medicinales que tenían los nahuas. Por ejemplo Hernán Cortés en lo segunda carta que escribe al emperador Carlos V, con fecha 30 de octubre de 1520, dice lo siguiente refiriéndose al mercado de Tenochtitlan:
Hay calle de herbolarios, donde hoy todos las raíces y. hierbas medicinales que en la tierra se hallan. Hay casas como de boticarios donde se venden las medicinas hechas, así potables como ungüentos y emplastos (Cartas y Documentos). México, Porrúa, 1963: 72-73).
Otro texto que cuenta algo sobre las plantas medicinales es el de fray Toribio de Benavente, llamado Motolinía por los indígenas, que dice así:
… sacábanse al tianguez ungüentos, jarabes, aguas y otras cosas de medicinables con las cuales curan muy naturalmente
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