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Historia War Craf

djkerol7 de Mayo de 2012

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Historia del Mundo de WarCraft

Prólogo

Capítulo 1: Mitos

Los Titanes y la Formación del Universo

Sargeras y la Traición

Los Dioses Antiguos y el Ordenamiento de Azeroth

El encargo de los Dragones Alados

El Despertar del Mundo y el Pozo de la Eternidad

La Guerra de los Ancestros

El Ocaso del Mundo

El Monte Hyjal y la Ofrenda de Illidan

El Árbol del Mundo y el Sueño Esmeralda

Los Imperios Trolls y el Alma del Demonio

Exilio de los Altos Elfos

Los Centinelas y la Larga Vigilia

Capítulo 2: El Nuevo Mundo

La Fundación de Quel´thalas

Arathor y las Guerras de los Trolls

Los Guardianes de Tirisfal

Ironforge – El despertar de los Enanos

Los Siete Reinos

Aegywnn y la Cacería del Dragón

Guerra de los Tres Martillos

El Último Guardián

Capítulo 3: La perdición de Draenor

Kil´jaeden y el Pacto de las Sombras

Apogeo de la Horda

El Concejo de las Sombras

Los maestros de las fuerzas: Medivh y Blackhand

La primera guerra de la ascensión de los orcos

Capítulo 4: Alianza y Horda

Crónicas de la Guerra en Azeroth

Una breve historia sobre la caída de Azeroth

El Portal Oscuro y la caída de Stormwind

La Alianza de Lordaeron

La Invasión de Draenor – Más allá del Portal Oscuro

El Nacimiento del Rey Lich

Icecrown y el Trono de Hielo

Guerra de la Araña

Capítulo 5: El Retorno de la Legión Ardiente

Primera Parte: Las Secuelas de la Segunda Guerra

La Batalla de Grim Batol – El Día del Dragón

Kel’thuzad y el Culto de los Malditos

Una nueva generación

Letargo de los orcos

Señor de los Clanes

El regreso de la Sombra – Cisma de la Alianza

De Sangre y Honor

La visión de Thrall

Segunda Parte: El Reino del Caos

El Azote de Lordaeron

El Ascenso de los Malditos

El Pozo del Sol y la Caída de Silvermoon

La Revelación

Asedio y Destrucción de Dalaran

En el Ojo del Maelstrom - El rescate de los Darkspear

La Invasión de Kalimdor

El Fin de la Eternidad

La Batalla del Monte Hyjal

Tercera Parte: El Trono de Hielo

La Venganza del Traidor-El Despertar de los Naga

Apogeo de los Elfos Sanguinarios

Guerra Civil en las Tierras de la Plaga – La Rebelión de los Forsaken

La Dama Oscura

Una Sinfonía de Hielo y Fuego – La Ascensión – El Rey Lich Triunfante

Viejos Odios – La Colonización de Kalimdor

GodOfWOW

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Fecha de inscripción: 24/11/2010

Edad: 20

Localización: Azeroth

Tema: CAPITULO 1 Jue Nov 25, 2010 1:46 pm

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Prólogo

La vida en Azeroth es brutal, triste y, sobre todo, corta. Sin embargo, no siempre estuvo plagada por la guerra continua y arrastrada hacia el conflicto. Hubo un tiempo en que el mundo fue un sitio lleno de paz y vitalidad. Los pueblos vivían en paz y armonía con la naturaleza y sus inconmensurables fuerzas, y mágicas e impresionantes criaturas corrían sobre las planicies y surcaban los cielos sin oposición.

¿Cómo sé todas estas cosas, se preguntarán? Bueno, solamente diré que yo, Rhonin el mago, al que llaman el Inconforme, he visto estas y muchas más impresionantes cosas. Pues en esa eterna noche de los tiempos que se llama la Gran Oscuridad del Más Allá, mi maestro y tutor Krasus, me llevó hasta la oscura cueva donde, a través de las eras, Nozdormu el Imperecedero, el Gran Dragón de Bronce, guarda los inconmensurables caminos del tiempo. Nozdormu, el inmenso dragón de bronce, Señor del Tiempo y de las épocas, me ha mostrado lo que fue, lo que es y lo que será. El eterno conflicto que azota las vidas de todas las criaturas de este mundo, uno sus destinos en uno solo, al punto de que la extinción de una sola, puede significar la aniquilación de todas.

He aquí, pues, el enigma que a muchos ha desvelado y que a todos maravilla: La verdadera historia del mundo de Azeroth.

Capítulo 1: Mitos

Tradición oral entre los Kaldorei

Los Titanes y la Formación del Universo

Nadie sabe exactamente cómo inició el Universo. Algunos teorizan que una catastrófica explosión cósmica envió al infinito una inmensidad de mundos desconocidos hacia la vastedad de la Gran Oscuridad del Más Allá – mundos que algún día albergarían una diversidad maravillosa y terrible de formas de vida. Otros creen que el Universo fue creado por una sola Todopoderosa Entidad benigna, cuya Sagrada Luz ilumina desde tiempos inmemoriales, las vidas de todos y cada uno de los seres del Universo. Aunque los orígenes del caótico Universo ciertamente son inciertos, está claro que una raza poderosa se encargó de estabilizar los varios mundos y asegurarse que a futuro esos mundos siguieran sus mismos pasos.

Los Titanes, colosales dioses de piel metálica de las infinidades del cosmos, exploraron el naciente universo, y trabajaron en los mundos que iban encontrando. No está claro de dónde vinieron y por qué lo hacían, pero ordenaron los mundos levantando poderosas montañas y drenando vastos océanos. Rasgaron los cielos y atmósferas respirables surgieron. En cada lugar que encontraron, elaboraron un plan para darle orden al caos existente. Al mismo tiempo, le dieron poderes a razas primitivas para que trabajaran y mantuvieran la integridad de sus respectivos mundos.

Regidos por una elite llamada El Panteón, cuyo Alto Padre, Aman’thul, gobernaba con justicia e igualdad, los Titanes le dieron orden a los cientos de millones de mundos que exploraron en la Gran Oscuridad del Más Allá durante las primeras eras de la creación. El benevolente Panteón, para salvaguardar las estructuras de estos mundos, siempre estuvo vigilante contra el ataque extradimensional de las viles razas del Torbellino del Vacío. El Torbellino, una dimensión etérea de magia caótica que conecta una miríada de mundos del universo, era el hogar de un número infinito y primigenio de maléficos demonios, cuyo único objetivo era destruir la vida y devorar las energías del universo viviente. Incapaces de concebir el mal o la extinción de cualquier forma de vida, los Titanes se vieron obligados a hallar una forma de terminar los constantes ataques de los demonios.

Sargeras y la Traición

Con el paso del tiempo, las entidades demoníacas encontraron la forma de penetrar en los mundos de los Titanes desde el Torbellino del Vacío, y el Panteón eligió a sus más grandes guerreros, Sargeras, para actuar como primera línea de defensa. El noble gigante de bronce bruñido, Sargeras, cumplió con sus deberes por interminables milenios, buscando y destruyendo demonios donde quiera que los encontrara. A través de los eones, Sargeras encontró dos poderosas razas demoníacas, ambas con ambición de ganar poder y dominio sobre el universo físico.

Los Eredar, una insidiosa raza de hechiceros diabólicos, usaron sus embrujos mágicos para invadir y esclavizar un número de mundos. Las razas indígenas de estos mundos mutaron por los poderes malévolos de los Eredar y se volvieron demonios ellos mismos. Aunque los cercanamente ilimitados poderes de Sargeras eran más que suficientes para derrotar a los viles Eredar, el gigante encontró muchos problemas para detener la corrupción y envilecimiento de las criaturas. Incapaz de soportar tanta depravación, el gran Titán empezó caer en una gran depresión. A pesar de su creciente insatisfacción, Sargeras arrasó del Universo a los brujos atrapándolos en una esquina del Torbellino.

Mientras su confusión y miseria se profundizaban, Sargeras se vio forzado a combatir otro grupo que intentaba romper el orden de los Titanes: los Nathrezim. Esta oscura raza de demonios-vampiro (también conocidos como Señores del Terror) conquistó un número de mundos poblados poseyendo a sus habitantes y volviéndolos hacia la sombra. Los nefastos y esquemáticos señores del terror tornaban a las naciones unas contra otras manipulándolas dentro de un odio irracional y perverso. Sargeras derrotó a los Nathrezim fácilmente, pero su corrupción lo afectó profundamente.

Con sus sentidos obcecados y desesperados, Sargeras perdió toda conciencia no solo de su misión, sino también de la visión de los Titanes de un universo ordenado. Eventualmente, empezó a creer que el concepto de un universo ordenado era inútil, y que el caos y la depravación eran los únicos absolutos del oscuro y solitario universo. Sus compañeros Titanes trataron de persuadirlo de su error y calmar sus iracundas emociones, pero él había interpretado sus más optimistas creencias como desilusiones inútiles. Abandonando sus filas para siempre, Sargeras salió en busca de su propio lugar en el Universo. Aunque el Panteón lamentó profundamente su partida, los Titanes jamás pudieron predecir que tan lejos llegaría su hermano perdido.

Con el tiempo, la locura de Sargeras habría consumido sus últimos vestigios de su valioso espíritu, creyendo que los Titanes eran los responsables del fracaso de la creación. Decidido, finalmente, a deshacer sus trabajos en todo el universo, decidió

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