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Historia de la caminata o marcha atlética


Enviado por   •  21 de Octubre de 2015  •  Tareas  •  6.883 Palabras (28 Páginas)  •  207 Visitas

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Historia de la caminata o marcha atlética

En estos años reverdeció laureles la tradición de marchistas británicos con Stanley Vickers, un atleta muy alto para la especialidad –1.85 de estatura–, quien se proclamó campeón de europeo de los 20 kilómetros en Estocolmo en 1958, para lo cual empleó un tiempo de 1h 33:09. De Italia, la otra potencia en la marcha atlética de esos años fue Giuseppe Dordoni, a quien se le recuerda como el exponente de la caminata que poseía uno de los estilos más puros de todos los tiempos. Sus resultados a nivel internacional fueron más significativos que su ambición por adueñarse de algún récord, un rasgo que más tarde se volvería parte de esta disciplina en la que los resultados están por encima de las marcas y que por lo tanto la marcha se volvió menos emocionante y ha llegado a considerársele hasta monótona. Fue en aquel entonces que Dodoni ofrecía su mejor rendimiento en competencias de relevancia, como ocurrió cuando debutó en los Juegos de Londres 1948, al ubicarse en el noveno lugar de los 10 kilómetros a la edad de 22 años. Muchos lo consideraron demasiado joven como para competir en este tipo de pruebas.

Tuvieron que pasar dos años para que Dordoni consiguiera su primer título continental en Bruselas, donde sorprendió a propios y extraños al ganar en los 50 kilómetros con 4h 40:42.6, por encima de Lujunggren y Dolezal. Pero faltaba el mayor éxito de su trayectoria, que se presentó en los Juegos de Helsinki 1952, al combinar la estrategia con el desempeño que le redituaron en un nuevo récord olímpico para la distancia de los 50 kilómetros que realizó en 4h 28:07.8. Después de los Juegos de 1956 en Helsinki, para Dordoni las actuaciones sólo fueron modestas. La estafeta que este marchista llevó por varios años en nombre de Italia lo tomaría más tarde Abdón Pamich, quien nació en Croacia y resultó ser uno de los ganadores más regulares de las grandes distancias de marcha. Fue representante de Italia por más de veinte años (de 1954 a 1973), en los que tuvo cinco participaciones en Juegos Olímpicos, coronándose campeón en la edición de 1964 que efectuaron en Tokio.

En el año de 1961 se celebró por vez primera la competencia de la Copa Lugano, por iniciativa de la IAAF, a raíz del auge que cobró la marcha en el mundo. La justa desde sus orígenes concedió puntos a los tres primeros marchistas para definir al campeón del evento por equipos que tomaban parte tanto en los 20 como en los 50 kilómetros. Las primeras versiones de este certamen estuvieron limitadas a los representantes de Europa y los únicos extranjeros que tomaron parte en 1967 fueron de los Estados Unidos. A partir de 1977 la competencia adoptó el nombre oficial de Copa del Mundo de Caminata de la IAAF y desde entonces se disputa cada dos años en diferentes sedes, ya que anteriormente la ciudad suiza de Lugano era el lugar permanente para su desarrollo.

Esta competencia sirvió para darle a la caminata el respeto por parte de los aficionados, así como de los practicantes del atletismo, porque empezó a crearse su propio ambiente en el que así como surgían rivalidades encarnizadas, también era el marco propicio para descubrir nuevas amistades.

Durante los años 60 estuvo presente el dominio del soviético Vladimir Golubnichi, quien tuvo un largo reinado en la prueba de los 20 kilómetros, tras proclamarse campeón olímpico en los Juegos de Roma 1960, cuatro años más tarde en Tokio se conformó con el bronce y hasta 1968, en México, volvió a probar las mieles de victoria al imponerse en una apretada llegada a José Pedraza, con quien tuvo una escasa diferencia de un segundo y seis décimas. Para Munich 1972, Golubnichi se quedó con la medalla de plata y terminó su participación olímpica en Montreal con un séptimo puesto a la edad de 40 años.

Pero, sin duda, el acontecimiento más trascendente de la década de los 70 fue la aparición de una nueva potencia de la caminata, ¡México!, que a partir de los Juegos de México 1968 ya había dejado ver las posibilidades con el segundo lugar que consiguió el sargento José Pedraza en la prueba de los 20 kilómetros. Y fue en los Juegos de Montreal cuando Daniel Bautista coronó todo el trabajo que a mediados de los sesenta empezó el polaco Jerzy Hausleber, al conquistar la medalla de oro, sin dejar la menor duda del desarrollo que se había logrado en ese entonces.

Bautista, por su cuenta, ganó los 20 kilómetros de la Copa Lugano en dos ocasiones y en igual número de oportunidades mejoró el récord del mundo, la última vez con 1h 20:06.8., lo que lo convirtió en el líder natural dentro de un grupo de andarines que contaba entre sus logros también campeonatos a nivel centroamericano y panamericano. La base de la preparación de los mexicanos es el trabajo en la altura, a semejanza de los corredores africanos, quienes sacaban ventaja a este trabajo en las carreras.

Pero no faltaron las suspicacias por parte de los europeos, principalmente a quienes con la evolución de los estilos, así como con el desarrollo en otros países del mundo, los obligaba a que fueran cada vez mas imparciales, sin embargo no admitieron de muy buena manera los nuevos criterios para sancionar las competencias de caminata. De ahí que las victorias de los foráneos tenían que ser los más contundentes posibles, porque en cuanto los jueces europeos detectaban cualquier falla en la técnica de un competidor foráneo con posibilidades de ganar una de las pruebas en "su continente", tenía como respuesta por parte de los colegiados desde una amonestación hasta la descalificación, con lo que terminaban con sus más sanas aspiraciones en beneficio de sus connacionales o vecinos.

Los jueces que sancionaron la prueba de los 20 kilómetros de los Juegos de Moscú 1980, descalificaron sin aparente justificación a Daniel Bautista, quien a escasos dos kilómetros para llegar al estadio no pudo terminar de defender la medalla que había ganado cuatro años antes en Montreal. Esa gran camada de excelentes andarines parecía no tener fin porque después que Bautista se retiró de las competencias, le siguió otro marchista con iguales cualidades, Raúl González, quien se alzó como monarca de la Copa del Mundo en los 50 kilómetros en 1979. Aunque el pináculo de su carrera llegó en los Juegos de Los Angeles 1984, donde se convirtió en doble medallista al apoderarse del oro en los 50 kilómetros y de la plata en los 20, misma prueba que ganó otro mexicano, Ernesto Canto.

Al palmarés de González hay que agregar los récords del mundo que estableció en los 50 kilómetros; primero, en 1978, hizo un registro de 3h 52:23.5 y posteriormente consiguió hacer un tiempo de 3h 41:38.4, en Bergen, Noruega, al año siguiente. Sin embargo, los marchistas europeos no dejaron de trabajar y España comenzó a escribir su propia historia en esta disciplina en la persona de Jordi Llopart, quien obtuvo la primera medalla de oro para su país en los campeonatos del "viejo continente" de Praga en 1978, al imponerse en la distancia de los 50 kilómetros con tiempo de 3h 53:29.9. Todo hacía suponer que Llopart sería el primer favorito para colgarse la presea dorada en los Juegos de Moscú 1980, pero fue relegado a la segunda plaza por el alemán oriental Hartwig Gauder.

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