Humor

El Humor

Suele ser sorprendente que el Humor sea una virtud, pero claro que lo es, es una virtud que nos preserva de la seriedad que provoca la culpabilidad, el duelo, la tristeza, las preocupaciones, además de que nos proporciona un placer que hace de ese mal momento algo estimable. El humor es una virtud compuesta, ligera, no esencial y extraña ya que se burla de la moral, resultando por ello una cualidad importante y valiosa. Carecer de humor es carecer de generosidad, dulzura y misericordia.

El Humor forma parte de nuestra actividad esencial y exclusiva de todos los hombres, al igual que el pensamiento. No hay Humor si no hay pensamiento. El Humor es la urbanidad de la desesperación y carecer de Humor es carecer de humildad, es carecer de lucidez, carecer de ligereza, es estar demasiado engreído, demasiado engañado con respecto a uno mismo, es ser demasiado severo y agresivo.

Sin embargo, encerrarlo en una definición resulta prácticamente imposible, no sólo en su concepto, sino en sus variedades. El sentido del Humor es un término muy relativo, es casi indefinible e inabordable por naturaleza propia. Es compatible con gran variedad de argumentos y de actitudes. Depende de las culturas, de los momentos históricos, del nivel social, cultural y económico de cada persona.

Un santo sin Humor es un pobre santo y un sabio sin Humor ¿Sería realmente un sabio? El ingenio es aquello que se burla de todo y por eso forma parte, con pleno derecho, de la inteligencia. El Humor no impide que seamos serios en lo que se refiere al otro, a nuestras obligaciones para con él, a nuestros compromisos, y a nuestras responsabilidades, más bien es una virtud que nos impide dejarnos engañar respecto a nosotros mismos.

Humorismo es una manera de enjuiciar las situaciones con cierto distanciamiento ingenioso, burlón o en apariencia ligero y aunque es muy próximo a la comicidad, no es exactamente lo mismo ¿De qué valdría el amor sin la alegría? ¿De que valdría la alegría sin el humor?. La verdad del humor es esta: La situación es desesperada, pero no grave.

¿Para qué lamentarse por tan poco, por ese poco que somos? ¿Para qué odiar cuando basta con reír?, aunque hay de risas a risas, y aquí es necesario distinguir entre humor e ironía. La ironía no es una virtud, es más bien un arma dirigida casi siempre con el otro. La ironía es precisamente eso: una risa que se toma en serio, es una risa que se burla pero no de uno mismo sino de otro. La ironía desprecia, acusa, condena. La ironía es la risa del odio.

La ironía se ríe del otro, el humor se ríe de sí mismo, o se ríe del otro como de sí mismo y en todo caso se incluye siempre en el sentido que desvela, esto no quiere decir que el humorista no se tome nada en serio, sino que, sencillamente se niega a tomarse en serio a sí mismo, incluida su risa o su angustia, la ironía trata de hacerse valer mientras que el Humor trata de anularse añadiendo un poco de dulzura, ligereza y miseria a este mundo.

Cuando el Humor es fiel a sí mismo, conduce más bien a la humildad. No hay orgullo sin seriedad. Se puede hacer bromas acerca de todo: acerca del fracaso, de la guerra, de la muerte, del amor, de la enfermedad pero es necesario que a esta se le añada un poco de alegría, un poco de dulzura o de ligereza. Se puede reír acerca de todo, a condición de que en primer lugar nos riamos de nosotros mismos.

El Humor es una conducta de duelo ya que se trata de aceptar lo que nos hace sufrir y en eso se diferencia también de la ironía que es más bien asesina porque la ironía hiere; mientras que el humor cura. La ironía puede matar; el humor ayuda a vivir, la ironía es humillante; el humor es humilde. El humor no está solo al servicio de la humildad también tiene valor por sí mismo: trasforma la tristeza en alegría, trasforma el odio en amor

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