Identidad

Su sentido es variable, un sentido más general de identidad puede significar 2 cosas: 1) señalar las notas que se distinguen de todos los objetos, y 2) determinar las notas que permiten aseverar que es el mismo objeto en distintos momentos del tiempo. Estos 2 están ligados.

El primer nivel de significado, identidad quiere decir singularizar, distinguir algo como una unidad en el tiempo y en el espacio, discernible de las demás. La identidad de un objeto está constituida por las notas que lo singularizan frente a los demás y permanecen en él mientras sea el mismo objeto. Aplicando esto a las comunidades colectivas, identificar a un pueblo seria señalar ciertas notas duraderas que permitan reconocerlo frente a los demás, tales como: territorio ocupado, composición demográfica, lengua, instituciones sociales, rasgos culturales. Esto establece una unidad de identidad mediante el tiempo, sus costumbres e historia.

Tanto a las personas individuales como las colectivas, identidad puede cobrar un sentido que rebasa la simple distinción de un objeto frente a los demás, no por saberse el individuo singular, un adolecente deja de buscar afanosamente su propia “identidad”; una “crisis de identidad” puede ser detectada tanto en una persona como en un grupo social, en ambos casos, la búsqueda de la propia identidad presupone la conciencia de su singularidad. Aunque la sensación de una “perdida de identidad”. La identidad en este segundo sentido, algo que puede faltar, ponerse en duda, confundirse, aunque el sujeto permanezca. La identidad responde, en este segundo sentido, a una necesidad profunda, está cargada de valor.

La “identidad” se refiere ahora a una representación que tiene el sujeto. Significa, aquello con lo que el sujeto se identifica a sí mismo. El individuo tiene a lo largo de su vida, muchas representaciones entre si, según las circunstancias cambiantes y los roles variados que se le adjudican. Se enfrenta a una disgregación de imágenes sobre sí mismo. De un factor importante de esta disgregación es la diversidad de sus relaciones con nosotros. En la comunicación con los demás, estos les atribuyen ciertos papeles sociales y los revisten de cualidades y defectos. El individuo se ve entonces a sí mismo como los otros lo miran. Pero también el yo forja un ideal como el que quisiera identificarse, se ve como quisiera ser.

Esta representación trata de integrar, por una parte, el ideal de yo, con el que se desearía poder identificarse el sujeto con sus funciones y deseos reales. Por otra parte, intenta establecer una coherencia entre las distintas imágenes que ha tenido de sí en el pasado, las que aun le presenta a los otros y a las que se podrían proyectar en el futuro. En la formación de una unidad interior que integre la diversidad de una persona, en la seguridad de poder oponer una mirada propia a las miradas ajenas, el sujeto descubre un valor insustituible y puede, por ende darle un sentido único a su vida.

Visión Final de una Cultura a Otra.

La perdida del dialogo ahoga el compromiso que nace entre las personas y que puede hacer del propio miedo un dinamismo que lo venza y les otorge una mayor libertad. La gran mayoría no quiere la libertad, le teme. El miedo es un síntoma de nuestro tiempo al extremo que, si rascamos un poco la superficie, podremos comprobar el pánico que subyace en la gente que vive tras las exigencias del trabajo en las grandes ciudades.

La mayoría de la humanidad es empleada de un poder abstracto. Hay empleados que ganan mas y otros que ganan

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