Inclusion

Todos somos distintos. Aun los gemelos no son completamente iguales. Cada persona es única en sí misma. Las personas tenemos diferentes formas y tamaños, nos arreglamos el cabello de

manera diferente, tenemos distintos colores de piel y diferentes estaturas. Algunos somos callados y otros muy conversadores. Hay a quienes les gusta practicar deportes y otros a quienes les gusta la música. Hay muchas maneras de ser diferente.

Algunas veces las diferencias de las personas se llaman discapacidades. Una discapacidad

puede ser muchas cosas: puede significar que el cuerpo de una persona no funciona de la

misma manera en que funcionan los cuerpos de las demás personas. Puede significar que

alguien no puede oír, ver o hablar. También puede significar que a alguien le resulta más difícil

aprender cosas nuevas. Puede ser que las personas en situación de discapacidades usen una silla de ruedas, que utilicen sus manos para hablar con sus amigos, o que ellos hablen o luzcan de una manera diferente.

Las personas en situación de discapacidad constituyen uno de los grupos más excluidos socialmente y con condiciones de vida más difíciles, tienen que enfrentarse a numerosas barreras para poder insertarse de manera competitiva; prejuicios sociales, problemas de accesibilidad, un sistema educativo que no las contempla y empresas que no están preparadas para recibirlos.

Un obstáculo más grande a cada paso. Todos los días, una prueba más difícil para superar. Una ciudad que no los contempla desde su arquitectura y transporte público, un sistema educativo que los expulsa, un mercado laboral que no se ajusta a sus posibilidades, un estado que no genera las políticas públicas necesarias para acompañarlos y una sociedad que les da la espalda.

Sin embargo, y contra todos los pronósticos, algunos se abren camino en el mercado laboral y prueban que -con los apoyos necesarios- es posible.

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