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Instituciones Educativas


Enviado por   •  25 de Junio de 2013  •  2.195 Palabras (9 Páginas)  •  222 Visitas

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Introducción

"No creo que la escuela por sí sola pueda revertir las historias de los chicos, pero sí creo en el lugar que ocupa la escuela en mostrarles a los chicos qué es lo que pueden pedir, qué es lo que se puede reclamar y cómo se pueden pelear esas cosas"

Directora de una escuela del Conurbano

En el presente, podemos observar que circula en el imaginario social la creencia de que la situación de pobreza en la que se encuentran inmersos vastos sectores de la sociedad argentina limita las posibilidades de educar a los sujetos que la sufren. Sin embargo, diversos estudios realizados en zonas desfavorecidas, como la provincia de Buenos Aires, contradicen este supuesto.

A través de este trabajo intentaremos analizar, entonces, hasta qué punto el contexto de pobreza funciona como un límite a las posibilidades de educar.

Para ello definiremos, en primer lugar, qué entendemos por "pobreza"; en segundo lugar, realizaremos, una breve descripción de la situación educativa, haciendo hincapié en las escuelas ubicadas "en los márgenes"; en tercer lugar, haremos referencia a dos posturas que son posibles de encontrar con respecto a relación entre pobreza y educación; en cuarto lugar, esbozaremos nuestra conclusión, y, por último, realizaremos una serie de propuestas.

Para comenzar, adherimos a la concepción de "pobreza" acuñada por las Naciones Unidas, que la define como "una situación que impide a las personas o a las familias satisfacer una o más necesidades básicas y participar plenamente en la vida social", caracterizándola como un fenómeno especialmente económico, con dimensiones sociales, políticas y culturales. Asimismo, cuando hablamos de "necesidades básicas", hacemos referencia una amplia gama de variedades, tales como la alimentación, el cuidado de la salud y la reproducción biológica, la vivienda (que incluye el acceso a los servicios básicos y de infraestructura), la socialización, la información, el trabajo, la recreación, el transporte y las comunicaciones, el vestuario, la seguridad social, y la educación básica.

La situación actual de la educación básica en Argentina

Actualmente, la crisis estructural producida por las desigualdades que genera el sistema capitalista, las políticas de ajuste llevadas a cabo por el Estado y el empobrecimiento creciente de la población han impactado negativamente sobre los procesos escolares. Asimismo, la educación básica ha venido sufriendo en nuestro país un vaciamiento de contenidos y una creciente segmentación interna, aún entre las mismas escuelas estatales, que golpea con mayor fuerza a los sectores de menos recursos. Por otro lado, teniendo en cuenta que las características edilicias y materiales contribuyen, en parte, a las características del aprendizaje, las políticas de ajuste dejan cada vez más aspectos de infraestructura y equipamiento escolar en manos de las cooperadoras de padres, siendo las escuelas de familias pobres las más deterioradas . Es así como "en tanto la vida de las escuelas dependa, en gran medida, de los recursos humanos y económicos de las comunidades en las que están insertas, las diferencias entre escuelas continúan acentuándose". Asimismo, las escuelas que se encuentran ubicadas en zonas "desfavorables" y sus comunidades cargan con la responsabilidad de igualar aquella desigualdad que el Estado "no reconoce ni atiende como tal, pero que contribuye a reproducir". A esto hay que agregarle el empobrecimiento acelerado de los docentes y un progresivo deterioro de sus condiciones de trabajo. Consecuentemente, en este escenario, es necesario tener en cuenta que hablar de las "escuelas de los márgenes" implica hacer referencia a un amplio conjunto de instituciones escolares: "si tenemos en cuenta que en la Argentina [ ...] "la mayoría de los pobres son niños y la mayoría de los niños son pobres", se pone en evidencia que en una parte importante del sistema educativo se atiende a chicos que viven en condiciones de un fuerte empobrecimiento".

Por otro lado, este panorama se ve reforzado por una retórica que transforma a los "pobres" en "marginales" o "excluidos", asociando a la marginalidad con violencia, a esta última con el riesgo, y al riesgo con el peligro. Sumado a esto, observamos la coexistencia de prácticas institucionales de rasgos asistencialistas con un discurso pedagógico generalista: por un lado, acciones que tienden a compensar las fuertes deficiencias en las condiciones materiales básicas de la población y del propio funcionamiento institucional; por el otro, un discurso pedagógico general, en apariencia apto para cualquier circunstancia y sector social, donde no se recupera a los sujetos concretos: los niños de sectores de bajos recursos. En este contexto, parecen establecerse límites casi insuperables a las posibilidades de educar, constituyéndose como barreras que profundizan, en el espacio escolar, aquellas diferencias que se producen como consecuencia de un modelo económico basado en la desigualdad.

Educación y pobreza: ¿círculos viciosos o espacios para la transformación?

Luego de haber descrito brevemente la situación actual de la educación, nos referiremos a dos posturas que encontramos con respecto a la relación entre pobreza y educación.

Por un lado, la primera posición ve a la pobreza como un factor limitante de la posibilidad de educar. Observamos, entonces, cómo, los supuestos sobre los efectos que produce la pobreza, se encuentran instalados en el sentido común de muchas autoridades, maestros y padres que habitan las instituciones educativas de los márgenes: "La pobreza de ellos se vive en las aulas, los niños son carentes de todo: de afecto, de recursos, de comida. El contexto nos muestra las limitaciones. La mayor parte de nuestros alumnos será cartonero o changarín. Y si no, muchos serán delincuentes, ladrones de gallinas o traficantes de drogas" (directora de una escuela del Conurbano). De esta manera, se tienden a proyectar, la mayoría de las veces de manera inconsciente, expectativas negativas de aprendizaje sobre los sujetos de la educación, afectando las posibilidades de educar. Como consecuencia, los niños se "autolimitan", dando lugar a una mayor exclusión aún: "existe una alta probabilidad de que los límites "objetivos" que la escuela y las propias familias atribuyen a los niños de sectores populares se conviertan en el "sentido de los límites", es decir en la anticipación práctica que lleva a los sujetos a excluirse de lo que ya están excluidos". En otras palabras,

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