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JUICIOS EN MEXICO


Enviado por   •  30 de Agosto de 2022  •  Documentos de Investigación  •  1.246 Palabras (5 Páginas)  •  59 Visitas

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MAESTRIA EN JUICIOS ORALES

SIGLO XXI

ALUMNA: CAROLINA BAUTISTA PEREZ

PRIMER SEMESTRE

CARACTERISTICAS Y ANTECEDENTES DEL NUEVO SISTEMA

LIC. NANCY HERNANDEZ ROLDAN

INVESTIGACION: ULTIMO JUICIO ORAL EN MEXICO

FECHA: 23 de Febrero de 2016.

ULTIMO JUICIO ORAL EN MEXICO.

Tipo de delito: Uxoricidio, es decir, por haber matado a su bígamo esposo.

Cometido por: María Teresa Landa.

Agraviado: Moisés Vidal Corro.

María Teresa  Landa fue la primera Señorita México de la historia al ganar, una noche de 1928, el concurso de belleza patrocinado por el diario Excélsior. Era una hermosa joven de 18 años que se autonombraba feminista, aseguraba que "las mujeres que estudiaban eran tan capaces como el hombre" y manifestaba su intención de "ser independiente en todos los aspectos de su vida". Era estudiante de Odontología, no se intimidó al seguir el ejemplo de las mujeres de Estados Unidos y Francia, y se mostró ante la cámara con un moderno traje de baño, considerado inmoral por una gran mayoría.

La triunfadora cautivó a los espectadores, quienes desde ese momento admiraron su esbelta figura y su bello rostro para quedar convencidos de que ninguna otra concursante podía ser la triunfadora., Al ser elegida la primera Miss México, cobró gran notoriedad al representar al país en el concurso internacional y recibió ofertas para participar en el floreciente cine hollywoodense, sin embargo rechazó con gracia esos ofrecimientos para aceptar el matrimonial con Moisés Vidal, militar 17 años mayor que ella, y con el que se casó en una ceremonia civil clandestina, a escondidas de sus padres. Cuando éstos se enteraron descubrieron también la falsedad de los testigos y del acta matrimonial, pero estando en juego el honor de su hija accedieron a aprobar el enlace religioso.

Casi un año después, en agosto de 1929, la Señorita México cambió su título anterior por uno nuevo, el de “criminal”. En esta ocasión, el periódico Excélsior no informaba de la hermosa mujer, sino de su esposo: el coronel Moisés Vidal, quien había sido acusado de bigamia y adulterio por María Teresa Herrejón, ya que éste había contraído matrimonio en Veracruz, en 1923, con otra mujer, también de nombre María Teresa, con la que tenía dos hijos. El bello rostro de la Miss México se llenó de ira y el sentimiento de la traición fue el que actuó. Los reclamos no se hicieron esperar, María Teresa Landa lloraba, Vidal lo negaba todo. No fue mucho el tiempo de discusión; María Teresa tomó de una mesita, la Smith & Wesson calibre 44 de su marido, la ex reina de belleza llevó la pistola a su sien justo cuando su marido le gritaba que se calmara, entonces el cañón del arma cambió de dirección y su carga se vació sobre el cuerpo masculino, cuando nuevamente la mujer apretó el gatillo, ahora contra sí misma, ya no había balas. Arrodillada ante el agonizante cuerpo de su esposo, le pedía perdón y suplicaba que no se muriera.

El juicio del asesinato se llevó a cabo en la cárcel de Belém (antiguamente ubicada en la esquina de Arcos de Belén y avenida Niños Héroes, al extremo noroeste de la Ciudad de México), donde Landa fue defendida por José María Lozano, ex ministro de instrucción pública de Victoriano Huerta y quien era apodado “El príncipe de la palabra”. El juicio a la auto viuda rebasó la capacidad de asistencia del salón de sesiones de la cárcel, proveedores de golosinas ofrecían su mercancía entre el público asistente, que enmudeció al verla entrar de elegante luto, con un vestido negro que realzaba la belleza de su cuerpo, el velo que cubría su rostro no alcanzaba a cubrir su belleza ni su dolor. Durante varias horas, Lozano se encargó de recordar célebres crímenes pasionales y presentó a su defendida como una víctima de la sociedad incapaz de controlar sus emociones por la traición y los abusos de su esposo. El luto riguroso de María Teresa mostraba su arrepentimiento ante el jurado popular; en sus últimas palabras, confesó su crimen envuelta en el dolor, diciendo que un arrebato de locura, de celos, la había llevado a asesinar al hombre que amaba. En esa época, el jurado popular, instaurado por el gobierno de Carranza, se encargaba de dar el veredicto final ante un juicio. El dolor y la tristeza que transmitía María Teresa, aunados a la estrategia de su abogado defensor, de presentarla como alguien que disparó en defensa de sus ilusiones contra quien la deshonró, Pero fue la última intervención de la bella ex reina la que sedujo al jurado, cuando ella admitió su culpa rompiendo en llanto al decir: "Quise matarme yo, pero lo maté a él “con esas palabras lograron que el “jurado seducido” la perdonara y concluyera el juicio con aplausos y de pie, la audiencia aplaudió el fallo que la declaró inocente, pese que no había atenuantes ni causas de inculpabilidad, y en una ovación interminable la asesina absuelta fue sacada en hombros, entre vítores multitudinarios.

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