LA CIUDADANÍA SOCIAL COMO UNA FORMA DE CONSTRUIR LA PAZ

LA CONSTRUCCIÓN DE CIUDADANÍA SOCIAL COMO UNA FORMA DE CONSTRUIR LA PAZ

Luz Elena Noreña Vargas

Cód. 1.065.562.140

Problemática Pública Territorial

Escuela Superior de Administración Pública

Administración Pública Territorial

Tunja, 29 de septiembre de 2013

Enmarcados en una sociedad en crisis como lo es la colombiana, es necesario el nacimiento y la construcción de una ciudadanía social que sea coherente con las transformaciones sociales y políticas necesarias para construir la paz.

Con el fin de entender por qué hablamos de una sociedad en crisis, se hace necesario e inevitable presentar las ideas que algunos autores han expresado al respecto, es el caso de (Garay, 2002), quien con respecto al proceso de crisis de la sociedad, presenta una multiplicidad de campos y frentes con son: “Subordinación de lo público, Precariedad del Estado, Fragilidad de la convivencia ciudadana, exclusión social, Conflicto armado, Ilegalidades y narcotráfico, rentismo, clientelismo y aculturación de la ilegalidad”, al referirse a estos conceptos, es muy claro al afirmar que se deben en gran medida a la “débil presencia territorial y a la grave disfuncionalidad e insuficiente representatividad del Estado (…) y otros problemas estructurales como la excesiva inequidad en la distribución del ingreso y la pobreza”.

Teniendo en cuenta lo anterior podemos ver como la sociedad colombiana ha dejado que se permee de estos elementos de crisis su estructura más básica y fundamental como es la política, debido a que se presenta como la llama el autor una “aculturación de la ilegalidad”, y no es gratuito que en la realidad de nuestro país se relacione casi que naturalmente el concepto de política con el de la ilegalidad, estas configuraciones mentales nacen en respuesta de las actuaciones que muchos de los actores políticos realizan y que se considera van en contra de sus obligaciones como representantes de los derechos comunes, toda vez que como se puede evidenciar en la realidad colombiana, estos representantes responden más a intereses particulares que a los colectivos, propenden más por decisiones que beneficien al mercado que en sí a las que beneficien a quienes los eligieron y les otorgaron el poder político.

Siguiendo con la idea de Garay, en cuanto a los factores que no solo llevan a la crisis sino que permiten que esta prevalezca, es válido traer a colación la idea de (Santana Rodriguez, 2004) en referencia al tema, “no hemos podido construir una esfera pública diferenciada de los intereses privados, lo que ha conllevado a agudos problemas de legitimidad y descrédito de las instituciones estatales”, esta deslegitimación de las actuaciones de los actores de lo público y en sí de las instituciones, hace que se debilite el Estado dando paso así al nacimiento de grupos al margen de la ley que vienen a ostentar esa legitimidad cedida por el Estado, tanto así que si damos un paso atrás en la historia podemos ver como un claro caso de este fenómeno la época de la violencia en Colombia, toda vez que como lo recuerda Santana “Las guerrillas se hicieron fuertes durante los últimos cuarenta años en amplias zonas de colonización campesina como consecuencia de la débil presencia del Estado en materia económica, social, judicial y política”.

Estas situaciones conflictivas vividas por nuestro país, marcadas también por el fenómeno de la exclusión social, la cual se manifiesta principalmente como exclusión de una parte significativa de la población del disfrute de los bienes y servicios producidos socialmente que se manifiesta como pobreza extrema” (Santana, p:17), tanto así que si tomamos el ejemplo mencionado anteriormente, podemos entender la exclusión social desde la falta de una política agraria y de tierras, la cual llevo a los campesinos de la época a alzarse en armas y conformar grupos al margen de la ley, que buscaban enfrentar al Estado que consideraban de un modo u otro como opresor.

Estas realidades han dado paso a través de los años a una nueva configuración del comportamiento ciudadano (es decir, la relación ciudadano-ciudadano, ciudadano-Estado, ciudadano-sociedad) ha sido influenciado progresivamente por la aplicación de prácticas ilegales con un creciente recursos la fuerza en muy diversas actividades, tal como lo expresa Garay (p:4)

Estas configuraciones erróneas del comportamiento ciudadano han permanecido a pesar del paso de los años y han permeado el imaginario colectivo, logrando crear la conciencia de que lo ilegal es válido y aún más que es necesario, no obstante, este pensamiento generalizado puede llegar a transformarse a partir

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