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LA IMPORTANCIA DE AUTONOMIA


Enviado por   •  3 de Mayo de 2015  •  2.715 Palabras (11 Páginas)  •  1.020 Visitas

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TEMA 3. LA AUTONOMIA EN PREESCOLAR

Lectura: LA IMPORTANCIA DE AUTONIMIA

LA IMPORTANCIA DE LA AUTONOMÍA:

Empezando con un análisis de la autonomía moral y pasando después a la autonomía intelectual se demostrará que las materias académicas pueden ser enseñadas de forma muy diferente si se conciben con el objetivo más amplio del desarrollo de la autonomía del niño. Así, desarrollar la autonomía significa ser capaz de pensar críticamente por sí mismo tomando en cuenta muchos puntos de vista, tanto en el terreno moral como en el intelectual, con lo que un profesor no solo enseñará a leer o aritmética, sino que enseñará a que su alumno sea capaz de tomar iniciativas, que tenga su propia opinión, que sepa debatir y tener confianza en su capacidad de imaginar, ya sea en el campo intelectual o en el moral.

LA AUTONOMÍA MORAL:

Autonomía se puede definir como lo contrario a heteronomía, es decir, el gobernarse uno mismo. Cuando Piaget en su investigación a niños de entre 6 y 14 años preguntaba si era peor la mentira a otro niño o a un adulto la mayoría de los niños menores contestaba que era peor la mentira a un adulto ya que estos podían discernir rápidamente la verdad, mientras que los mayores contestaban que, aunque a veces no había más remedio que mentir a los adultos, esto estaba mal, como también lo estaba mentir a otro niño, lo cual refleja una conducta autónoma ya que identificaba como malas las mentiras independientemente de si podían cogerte o no. Así pues los pequeños manifiestan la moralidad de la heteronomía mientras los mayores demuestran una moral autónoma. Ahora bien, ¿qué es la moralidad?

La moralidad concierne a las cuestiones sobre lo que está bien o mal en la conducta humana. Dentro de la moral de heteronomía esas cuestiones se responden mediante normas previamente establecidas, mientras en la moral autónoma es el individuo quien decide mediante la coordinación de puntos de vista, es más, según Piaget la autonomía solo aparece con la reciprocidad, cuando el respeto mutuo es lo bastante fuerte como para hacer que el individuo sienta desde dentro el deseo de tratar a los demás como a él le gustaría que lo tratasen con lo que una persona autónoma moralmente siempre tiene en cuenta no solo el punto de vista de las personas directamente implicadas en el problema, sino de otras personas implicadas indirectamente.

Todos los niños nacen heterónomos e indefensos, sin embargo, para Piaget lo ideal sería que, al alcanzar la edad adulta, la persona fuera totalmente autónoma. Sin embargo, esto rara vez pasa y la mayoría de los adultos solo se desarrollan a un nivel muy bajo.

¿QUÉ ES LO QUE HACE AUTÓNOMOS A LOS ADULTOS?

Según Piaget, la respuesta a esta pregunta es que los adultos refuerzan la heteronomía natural de los niños cuando usan sanciones pero estimulan el desarrollo de la autonomía cuando intercambian puntos de vista con los niños para tomar decisiones. Estas sanciones pueden ser positivas o negativas, siendo lo que generalmente se conoce como castigo, ahora bien, estas sanciones se pueden cambiar por reflexiones con el niño sobre su punto de vista, lo que hará que el niño medite en sus próximas decisiones y acciones y llegará a la conclusión de que lo mejor es que la gente se comporte con el resto de la gente como esperan que se comporten con ellos. El castigo, sin embargo, lleva implícitas tres posibles consecuencias:

1.-El niño no dejara de hacer la acción por la que ha sido castigado, pero tratara de evitar que le cojan la próxima vez.

2.-El castigo no supone obediencia, sino conformismo, lo cual le da al niño seguridad y respetabilidad, pero le evita tener que tomar decisiones.

3.-El niño conformista puede estar en esta postura durante años, hasta que un día decide que se ha cansado de esto y se rebela contra estas normas, si bien este inconformismo tampoco crea autonomía, pues sigue otras reglas ya marcadas.

Así pues tenemos que el castigo refuerza la heteronomía pero las recompensas, si bien son preferibles, tienen, finalmente, el mismo final ya que no tratan de que el niño decida que hacer, sino de que decida hacer lo que los padres crean correcto para lograr un premio.

Los adultos debemos huir de recompensas y castigos y debemos incitar al niño a construir sus propios valores morales. Autonomía es ser capaz de tomar decisiones por uno mismo, pero no decisiones totalmente libres, sino decisiones tomando en cuenta aspectos significativos que puedan influir en otras personas. Así, la autonomía se debe inculcar junto con unos principios morales, y debe hacerse desde el principio de la infancia, ya que, cuanto más autónomo sea un niño, más autónomo podrá ser. Por ejemplo, con un niño de tres años las decisiones a tomar ser del tipo de donde le gustaría descansar, para que tenga en cuenta al resto de personas que viven en esa casa, y cuando crezca se le pueden preguntar cosas relacionadas con el tipo de ropa que prefiere o que va a hacer con su asignación semanal si la tiene. Ahora bien, debemos estar siempre que hagamos una pregunta de este tipo a un niño, a aceptar su respuesta y decisión y no imponer nuestro criterio. Si no se le puede dar al niño la posibilidad real de elegir, dejémosle claro desde el principio lo que queremos que haga.

Piaget, a pesar de todo lo visto, sabía perfectamente que las sanciones son inevitables, pero distinguió dos tipos de estas: el castigo y las sanciones por reciprocidad. La diferencia entre una y otra es sencilla, en el castigo no hay relación entre el acto a sancionar y la sanción, mientras en la sanción por reciprocidad si van directamente relacionados acto y sanción. Este tipo de sanciones se pueden dividir en seis clases según Piaget:

1.-Exclusión temporal o permanente del grupo: Si un niño molesta durante una comida a los invitados o a los padres estos a menudo suelen decir: “O te estas quieto o te vas a tu cuarto a molestar allí”. Esta sanción no solo está relacionada con el acto, sino que da al niño la posibilidad de elegir entre dos acciones con lo que comprenderá que hay otras personas que tienen unas necesidades que chocan con las suyas. El castigo sin embargo, el “estate quieto o te pego”, no da posibilidad de negociación y deja al niño sin tiempo ni libertad para pensar. Este tipo de sanción no solo se usa en casa, sin que los mismos profesores suelan hacer uso de ella cuando un niño molesta al resto de la clase durante una actividad. Es más, los mismos niños suelen hacer uso de ella en sus juegos en grupo ya que el que un niño decida separarse del grupo

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