ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

EL BANCO DE MÉXICO Y LA IMPORTANCIA DE SU AUTONOMÍA EN EL DESARROLLO DE LA ECONOMÍA NACIONAL

Williams Curmina MartínezDocumentos de Investigación9 de Junio de 2016

6.342 Palabras (26 Páginas)484 Visitas

Página 1 de 26

EL BANCO DE MÉXICO Y LA IMPORTANCIA DE SU AUTONOMÍA

EN EL DESARROLLO DE LA ECONOMÍA NACIONAL

INTRODUCCIÓN.

FUNDACIÓN Y ANTECEDENTES HISTÓRICOS DEL BANCO DE MÉXICO.

LA AUTONOMÍA DEL BANCO DE MÉXICO.

CONSECUENCIAS ECONÓMICAS DE LA AUTONOMÍA DEL BANCO DE MÉXICO.

EL ARTÍCULO 28 CONSTITUCIONAL.

LEY ORGÁNICA DEL BANCO DE MÉXICO; HOY LEY DEL BANCO DE MÉXICO.

CONCLUSIÓN.

BIBLIOGRAFÍA Y REFERENCIAS .

INTRODUCCIÓN

El presente trabajo tratara de explicar de manera sucinta cómo opera esta Institución, y principalmente, se abordará la importancia vital de su autonomía para el desarrollo económico de la Nación.

En la actualidad, en todos los países del orbe se utiliza el dinero como instrumento para facilitar el intercambio de bienes y servicios, ya sea en forma de billetes de papel o moneda metálica. Esto es una práctica cotidiana y bien establecida. El organismo encargado de establecer, vigilar y regular la cantidad de dinero que circula en un país es el banco central.

En nuestro país, el banco central del Estado, es el Banco de México, también conocido como BANXICO. El banco central constitucionalmente autónomo en sus funciones y administración (Párrafo VI y VII, Art. 28 Constitucional), juega un papel muy importante. Su función primordial consiste en cuidar el valor de la moneda nacional, actuar como ente regulador del sistema bancario y financiero como prestador de última instancia, y como administrador de las reservas de divisas extranjeras, que funcionan como respaldo del medio circulante.

FUNDACIÓN Y ANTECEDENTES HISTÓRICOS DEL BANCO DE MÉXICO

Para comprender a esta institución y su manera actual de operar, es de suma importancia comprender el concepto de autonomía entre el Banco de México y el gobierno federal. Uno de los principales problemas que enfrenta cualquier banco central es que, al ser un banco controlado por el gobierno, se enfrenta el peligro de que, en su funcionamiento, el interés político pueda predominar sobre el interés público. Antes de 1994, el Director General del Banco de México dependía directamente del Secretario de Hacienda, el cual depende, a su vez, del presidente de la República. De esta forma, el Poder Ejecutivo le podía ordenar al banco central que imprimiera dinero sin respaldo, o bien, que le prestara dinero sin límites o control. Así pasó en la década de los setenta, cuando los gobiernos de los presidentes Luis Echeverría y José López Portillo (a este periodo se le conoce como “la docena trágica” del populismo; en un juego de palabras que evocaba a la Decena Trágica: diez días de asesinatos e inestabilidad en febrero de 1913 que concluyeron con la renuncia y el fusilamiento del presidente Francisco I. Madero y del vicepresidente José María Pino Suárez), decidieron gastar más de lo que tenían y financiarse con créditos del Banco de México y del extranjero, sin respaldo ni razón. El resultado fue un incremento desmedido en la inflación, que acabó por mermar severamente el poder adquisitivo de la población.

A principios del siglo XX, era práctica común que los bancos comerciales emitieran sus propios billetes. En los primeros años de la Revolución mexicana existía un sin número de billetes emitidos por diferentes bancos, gobiernos estatales y facciones revolucionarias. Para financiar los gastos bélicos, cualquier caudillo o general podía mandar imprimir billetes sin respaldo ni garantía alguna. La existencia de diferentes emisores se prestaba a confusiones y no existía control sobre la cantidad de dinero en circulación. Como consecuencia de esta inestabilidad, la población rechazaba los billetes como medio de pago, ya que sabía que perderían valor rápidamente, terminando con un desuso completo de los billetes y el regreso al uso de monedas acuñadas en metales preciosos. El resultado fue un caos económico conocido como hiperinflación .

Al finalizar la Revolución mexicana, la Constitución Política de 1917 otorgó al gobierno federal la facultad exclusiva de emitir billetes y moneda a través de un banco central. Sin embargo, debido a la falta de fondos para integrar su capital y a las dudas respecto a su marco legal, su establecimiento no fue inmediato. Fue finalmente, hasta 1925 durante el gobierno de Plutarco Elías Calles, que se inaugure el Banco de México. Su fundación se concibió como la creación de un banco único de emisión, es decir, con el poder monopólico para ser la única institución forjadora de monedas e impresora billetes, así como encargada de su distribución inicial.

En su momento, se llegó a comentar, en tono de broma, que a la Institución debería llamársele "Banco Amaro", ya que los fondos para integrar el capital se pudieron reunir finalmente, en virtud de las economías presupuestales logradas en el Ejército por el entonces Secretario de la Defensa Nacional, Gral. Joaquín Amaro; conjuntamente con Alberto J. Pani, Secretario de Hacienda, y un equipo de expertos entre los cuales destacaba Manuel Gómez Morín. Se logró reunir los fondos suficientes para la integración del capital mediante un buen manejo de las finanzas públicas; también se definió el marco legal de la institución, el resultado de ese trabajo fue la Ley Constitutiva y los Estatutos de la Sociedad, expedidos el 25 de agosto de 1925; ya con capital suficiente y un marco legal adecuado, finalmente fue fundado el Banco de México el 1 de septiembre del mismo año. Con ésta acción se inició la creación de un sistema financiero en el país.

Las atribuciones originales que tenía el banco de México fueron:

 Ser agente financiero del gobierno federal.

 Ser el banco de los bancos.

 Tener el monopolio para la emisión de dinero.

En los primeros años de existencia, el Banco de México funciono básicamente como un banco comercial cualquiera, sin ejercer plenamente sus facultades de banco central. La experiencia hiperinflacionaria vivida en la Revolución mexicana dejó una huella profunda en la población y esta no aceptaba fácilmente el papel moneda. En consecuencia, la institución tenía pocas facultades y no podía llevar a cabo propiamente una política monetaria. La masa monetaria (también conocido como el medio circulante), estaba respaldada exclusivamente por metales preciosos o dólares americanos. Por lo mismo, la cantidad de dinero en circulación dependía mucho de las exportaciones y de los inventarios de metales preciosos que tenía el país en ese momento.

A finales de 1929 estalla la Gran Depresión en los Estados Unidos, cayendo significativamente la demanda de exportaciones de México a la Unión Americana. Al disminuir las exportaciones hubo menos dólares y en consecuencia, menos circulante en el país. Esto ocasiono que se reforzara el efecto depresivo sobre la economía mexicana. No obstante, esta escasez de divisas americanas brindo al Banco de México la oportunidad de imprimir billetes y de que estos fueran aceptados por el público. Así, a principios de los años treinta, aprovechando la coyuntura de los problemas de la economía, el Banco de México se vio fortalecido. La siguiente etapa arranco en 1932, fue un intento de consumar la especialización del Banco como el eje y núcleo del sistema bancario, aumentar sus recursos y afianzar su prestigio. Fue en esta etapa cuando el Banco de México realizo aportaciones precursoras de gran relevancia para la política monetaria, primordial para el desarrollo económico a futuro del país. El primer director general del Banco, Alberto Mascareñas, dio impulso especial a la enseñanza especializada en banca y finanzas, desarrollo los primeros índices de precios y estableció los cimientos de la contabilidad nacional.

En agosto de 1936, durante el mandato de Lázaro Cárdenas y Eduardo Suarez, Secretario de Hacienda, se promulgo una nueva Ley Orgánica del Banco de México. Esta incorporó límites muy rigurosos al crédito que la institución podía otorgar al gobierno y a la expansión monetaria, precisamente para asegurar un orden y evitar que el propio Banco fuera autor de presiones inflacionarias. Sin embargo, esta nueva ley no era congruente con la política económica del gobierno central y a los dos años fue reformada. Por lo que, en 1938 la idea original de un Banco de México autónomo e independiente se pierde y se convierte precisamente en lo que la ley anterior buscaba evitar: un instrumento de financiamiento del gobierno y, en consecuencia, una fuente de inestabilidad. Finalmente, en 1946, último año de la gestión del presidente Manuel Ávila Camacho, se aprueba la Ley sobre Atribuciones del Poder Ejecutivo en Materia Económica, que termina por cambiar formalmente el papel del Banco de México. En vez de ser un organismo independiente que vele por la estabilidad de precios, se convierte explícitamente en la fuente primaria de financiamiento del déficit gubernamental.

La Segunda guerra mundial trajo beneficios para México en materia económica, cuantiosos capitales del extranjero buscaron refugio en México, mismos que fueron de gran beneficio. Ante tal situación, fue necesaria la utilización de instrumentos de regulación monetaria por parte del Banco Central, para evitar que creciera demasiado la masa monetaria. Por lo mismo, se empezó a utilizar el encaje legal . También se impusieron topes al crecimiento de la cartera de los bancos, lo que significa establecer límites a la cantidad de

...

Descargar como (para miembros actualizados) txt (40 Kb) pdf (207 Kb) docx (28 Kb)
Leer 25 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com