LA LITERATURA EN EL AULA DE CLASES
diginet19 de Abril de 2013
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ENSAYO
El niño, desde pequeño, debe acostumbrarse a buscar entretenimiento en los libros de cuentos y poesías, y en los trabajos intelectuales según su recinto.
Existe mucha evidencia para demostrar que las familias que le dan importancia a la lectura, escritura, y a la forma de hablar, ofreciendo amplias y calurosas oportunidades para la lectura de libros de cuentos, obras literarias y poesías, tienden a crear hijos que desde muy temprano son niños competentes en la lectura. Es fácil ver por qué es esencial que las familias y los demás encargados del cuidado de los niños, se esmeren en crear un ambiente donde se goce de las lecturas y donde se compartan los libros cortos y familiares tienen mucho atractivo para los niños. El ritmo y la repetición de los poemas para infantes, por ejemplo, hacen que los niños sientan como si las palabras y los sonidos fueran sus amigos. Conforme leen una y otra vez sus libros favoritos, se desarrolla otro paso importante, el de juntar el sonido de la palabra con la palabra escrita. Los ritmos y los sonidos que los niños gozan cuando son infantes llevan consigo un valor mayor de alegría: les ayuda a construir su sensibilidad hacia los fonemas, un conocimiento crítico en el aprendizaje de la lectura."
Nuestros hijos ingieren tanta basura intelectual, de la televisión y de otras fuentes, que requieren, más que nunca, recibir nutrición para el espíritu, ideas claras y sabiduría, un ancla mental que les ayude a sostener sus valores y ver la vida en su justa perspectiva. Los padres son los más indicados para ejercer una influencia positiva y sana.
Las oraciones complejas y bien estructuradas de los libros pueden convertirse en útil instrumento para enseñar la correcta expresión oral y escrita. El lenguaje es el principal protagonista del aprendizaje y la inteligencia. La capacidad de comunicarse bien es fundamental para las buenas relaciones.
Las lecturas adecuadas refuerzan igualmente la moralidad y los valores. Los padres que les leen a sus hijos y razonan con ellos los enseñan a resolver problemas por sí mismos. No hay duda de que la lectura en voz alta moldea tanto la mente como el corazón de los niños.
Muchos de nuestros escritores actuales, empeñados en hacer asequible a los adolescentes el “hecho literario”, escriben pensando en ellos, y abordan en sus obras problemas que son propios de la juventud .Su forma de hacer literatura no desmerece de otra cualquiera digna de tal nombre, y ha ayudado a lograr, en cierta manera, fomentar el hábito de la lectura entre determinados jóvenes, que rechazan cualquier otro tipo de literatura. Y puesto que los alumnos, además de alcanzar un “nivel lector” satisfactorio, deben elaborar textos con una finalidad literaria. Estamos convencidos de que la lectura de obras de esta naturaleza puede contribuir a que los alumnos aprendan a ser ellos mismos; sin duda el más difícil de enseñar de todos los contenidos, y que debe constituir el objetivo último en que converjan todos los esfuerzos educativos; y, a través del disfrute de los valores culturales, a que lleguen a ser más libres y, por tanto, más justos y solidarios.
Cada vez es más frecuente escuchar a los profesores de Educación Secundaria quejarse del poco interés que sus alumnos demuestran por la lectura. Aquellas obras fundamentales de nuestra historia literaria que en tiempos no muy lejanos formaban parte de la colección cultural de cualquier adolescente que aspiraba a ingresar en la Universidad resultan hoy desconocidas para demasiados alumnos; y este desconocimiento frena el desarrollo armónico de su personalidad, ya que el mundo de la Literatura no puede quedar al margen de una educación integral que persiga el aprender a ser, potenciando los aspectos intelectuales, afectivos, físicos y espirituales de la persona. El desinterés de muchos alumnos por la Literatura y no solo por
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