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La Literatura En El Aula


Enviado por   •  9 de Octubre de 2012  •  5.566 Palabras (23 Páginas)  •  541 Visitas

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La lectura literaria en el aula

“El papel del educador o de la educadora progresista

que no puede ni debe omitirse, al proponer su ´lectura

del mundo´, es señalar que existen otras ´lecturas del

mundo´ diferentes de la suya y hasta antagónicas”

Paulo Freire

La literatura es un arte con el que todo ser humano, siempre en algún momento de su vida tiene que encontrarse. La adquirimos porque nos gusta, porque nos la imponen, porque en la escuela hay una asignatura basada en ella; no podemos escapar de su lectura. Justamente sobre ese punto quiero basar este trabajo, la lectura de la literatura en el aula.

¿Conocemos realmente cómo nuestros alumnos leen literatura? En la actualidad se ha naturalizado entre los profesores, los alumnos, los padres de los alumnos, la opinión pública en general, la siguiente afirmación: “Los chicos no comprenden lo que leen, ése es el problema”.

La comprensión lectora es la gran protagonista y se coloca en primer lugar, cuando se interroga a los alumnos sobre qué pasa con la lectura de las obras asignadas por la docente de literatura. Ellos no comprenden lo que leen, no entienden el significado de muchas palabras, los aburre porque no entienden, las historias tratan de cosas que a ellos no les interesan. Por otro lado, se encuentran los docentes, consumidores de aportes didácticos, que siempre están en la búsqueda de teorías que le briden las herramientas para que en sus clases aparezca el placer por la lectura, la comprensión lectora, el interés de los alumnos por la literatura.

Tras varias observaciones realizadas al 5° año de secundaria superior de la escuela “Juana Manso” de San Miguel; pude atender ciertas cuestiones con respecto a la lectura de literatura dentro del aula: todas las personas leen cuando están en una situación de lectura, es decir, en una clase, con un texto en la mano, leyendo solos o siguiendo el texto leído por otra persona (profesor, alumno). Todos presentan conocimientos culturales, sociales sobre lo que van a leer, como así también tienen en claro conceptos teóricos propios de lengua y literatura. La lectura estuvo presente en el aula, se realizaba en voz alta por parte de los alumnos, previamente a ella, la docente exponía ciertas cuestiones acerca de la trama, o del género a trabajar con la finalidad de que los chicos comprendan bien la historia. Cada tanto, mientras se realizaba la lectura, la docente intervenía para realizar preguntas sobre lo leído, asegurándose de esa manera, que los alumnos estén comprendiendo la historia. Luego de finalizar la lectura, se comentaba sobre lo sucedido en la historia, se dejaba en claro cada hecho ocurrido y los alumnos preparan un trabajo que consistía en completar un cuestionario.

Aquí se encuentra mi punto de análisis con respecto a la lectura dentro del aula: los alumnos son sujetos sociales críticos inmersos en una cultura tecnológica, sus modos de leer literatura parte desde esos conocimientos; los profesores deberíamos empezar a cambiar la pregunta sobre las posibles dificultades con la lectura de nuestros alumnos, sobre su falta de motivación, sobre el placer que no encuentran en la lectura, por la pregunta acerca de sus modos de leer literatura, cuya respuesta es la afirmación de que sí leen literatura, y que comprenden lo que leen, pero lo hacen de una manera que aún no conocemos lo suficiente. Cada alumno es un lector diferente, por lo tanto, lo que irrumpe en las aulas no es una lectura, sino diversidad de modos de leer, deberíamos modificar la convicción que descansa en la creencia de una lectura unívoca por lecturas posibles. Partir de la convicción de que siempre nuestros alumnos leen y comprenden, la escucha atenta de los comentarios e interrogaciones que cada texto literario propicia en los alumnos, el análisis que podamos hacer de sus respuestas poniendo momentáneamente en suspenso aquello que “debe ser leído” para cambiarlo por “aquello que puede ser leído”. Aquello que nos indica Terry Eagleton acerca de que no hay explicación puramente estética, literaria, sobre los textos, sino que éstas se imbrican con las posiciones socioculturales e históricas desde las que cada persona lee.

Escuchar a los lectores-alumnos y dar crédito a sus comentarios, repreguntarles y ayudarlos a que digan más, generar discusiones de sentido con aquello que les produce la historia, ese debería ser el papel del docente cuando se lee literatura en el aula. La literatura requiere convivir con la diversidad, la pluralidad, la significación, la interpretación, que la didáctica y los textos de enseñanza de esta materia suelen estandarizar y homogenizar. En palabras de Paulo Freire enseñar es un acto creador, un acto crítico y no mecánico, la curiosidad de profesores y alumnos, en acción, se encuentra en la base de enseñar- aprender.

En el aula, la literatura requiere ser un espacio de encuentro de los jóvenes con sus propias comprensiones, temores, certezas y preguntas. Cambiar la mirada sobre nuestras prácticas de enseñanza cuando atendemos de manera particular a los modos de leer los textos literarios, significa situarse como los etnógrafos para poder tomar “la vida misma” tal cual lo reclama Clifford Geertz.

Nuevos vínculos con la literatura, otros modos de leer que nos pueden ayudar a volver a creer en la apuesta de enseñarla, y que sea aprendida.

La lectura literaria en el aula

“El papel del educador o de la educadora progresista

que no puede ni debe omitirse, al proponer su ´lectura

del mundo´, es señalar que existen otras ´lecturas del

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