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LA MEDICIÓN DE LA OPINIÓN PÚBLICA Y LOS CIUDADANOS

andi717 de Octubre de 2013

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INTRODUCCIÓN

En el presente ensayo se habla como su nombre lo indica, de la medición de la opinión pública y los ciudadanos, se abarcan los temas como son la opinión pública, que ha sido el concepto dominante en lo que ahora parece referirse a la comunicación política. Y es que después de muchos intentos y de una más o menos larga serie de estudios, la experiencia parece indicar que opinión pública implica muchas cosas a la vez; pero, al mismo tiempo, ninguna de ellas domina o explica el conjunto; también se habla sobre la opinión publicada que es la que se encuentra en algún medio de comunicación, como los periódicos, el radio y la televisión; también sobre la función que tienen las encuestas en los procesos electorales, como influyen estas en la propaganda que se les hace a los candidatos y como los ayudan; sobre la participación de los ciudadanos en los procesos electorales también, los derechos que se tienen como ciudadano a poder ocupar un cargo de elección popular y por ultimo sobre la intervención de los medios de comunicación en los procesos electorales, como estos benefician a los partidos y entorpecen o perjudican a los ciudadanos creándoles una imagen o una idea buena o mala de cada candidato.

I. LA OPINIÓN PÚBLICA

El concepto de opinión pública, aparece históricamente en Francia en el siglo XVIII, en el periodo de la Ilustración. El concepto de opinión pública, es un concepto que tiene que ver con la secularización de la cultura occidental, en la cual el pueblo se convierte en soberano, es decir, se trata de un proceso de socialización. (Habermans, J. 1994)

Históricamente, surge en los primeros cafés y tertulias de la época, como instrumento por el cual los ciudadanos ilustrados pertenecientes a la burguesía reindibicaban as sus opiniones. Esta opinión de la burguesía, es una opinión cultivada que se obtiene a partir de la lectura de los libros, a los cuales, prácticamente, solo tenían acceso la burguesía. La burguesía emplea la plaza pública, los cafés y los salones como lugares de encuentro e intercambio de ideas y es así como crean la opinión pública. Después cobra fuerza el Parlamento. (Habermans, J. 1994)

En los primeros siglos de la edad moderna, surgen los Parlamentos y con estas instituciones se refuerza más la opinión pública, ya que a los gobernantes les interesa saber que opinan sus gobernados. Un hecho muy significativo para la formación de la opinión pública, es que en Francia Necker hiciera publico el presupuesto del Estado, porque al hacerlo público está señalando claramente cuál es la política que va a seguir el gobierno, lo cual supone una garantía para la democracia y por supuesto para la opinión pública. El Parlamento supone la eliminación de la censura y la aceptación de la disidencia política, lo cual es una garantía para la opinión pública. Así pues, surge un nuevo concepto de opinión pública como comunicación entre los ciudadanos y el gobierno: los gobiernos deben de establecer un diálogo con los gobernados, y de este diálogo surge la opinión pública. (Habermans, J. 1994)

La prensa contribuye notablemente al desarrollo de la opinión pública. Thomas Jefferson pronuncio la frase que define a una opinión pública libre: “Prefiero periódicos sin gobierno, a gobierno sin periódicos.”. La información es un poder, y la información libre y pluralista es lo que configura un régimen de opinión libre. La manipulación de este medio de información, por parte de los poderes públicos bajo el argumento de que constituye un “servicio público”, supondría una manipulación de la información y daría lugar a la manipulación de la opinión pública de los ciudadanos. Ya no se podría hablar de opinión pública sino de propaganda. Los sistemas de propaganda son contrarios a los regímenes de opinión pública, ya que los primeros crean ciudadanos no solo mal informados sino desinformados.

Sea espontánea o requerida, la opinión pública requiere de una definición, y en este sentido se destaca la conceptualización de Noelle-Neumann definiéndola como “aquella que puede ser expresada en público sin riesgo de sanciones y en la cual puede fundarse la acción llevada adelante en público.” (Noelle-Neumann, 1992, 201).

En este sentido, la opinión pública sería base para la integración de los individuos en la sociedad, pero también, en tanto susceptible de ser sancionada, depende de la interacción de estos con su entorno, de las relaciones de fuerza entre las distintas opiniones y de la disposición a manifestar públicamente un punto de vista. Es decir, lejos de tratarse de libres apreciaciones individuales, la opinión pública es una totalidad generada por factores más complejos que la mera suma de opiniones personales. Se trata de una opinión que tendrá fundamento en la inserción de los individuos en una sociedad, en su sentido común.

Reafirmando lo anterior debe destacarse que la conceptualización de la opinión pública y su delimitación como fenómeno a estudiar no es unívoca. A lo largo de la historia han surgido distintas concepciones sobre la misma, que implican recortes diferentes, miradas distintas, sobre el mismo fenómeno. Es decir, la opinión pública existió siempre, en todo caso es el nivel de atención y la conceptualización de la misma lo que varió (y varía) espaciotemporalmente, según la época y/o el lugar.

En este punto debe coincidirse con Bourdieu en cuanto a que “la opinión pública no existe” en tanto la misma es un recorte particular atribuido por un observador o investigador: por un lado están las opiniones de los grupos y por otro la forma en que los sondeos definen y delimitan lo que consideran opinión pública (Bourdieu, 1990).

Se debe, entonces, recuperar el carácter construido de este fenómeno al momento de convertirlo en objeto de estudio. Las representaciones, apreciaciones, opiniones, etc., de las sociedades sufren variaciones a través del tiempo. Ahora bien, junto con estas modificaciones del fenómeno también se deben considerar las modificaciones que realiza el investigador a través de un necesario e inevitable recorte al abordarlo como objeto de estudio.

II. LA OPINIÓN PÚBLICADA

La opinión pública no es lo mismo que la opinión publicada, la primera se relaciona a los comentarios de la gente en medios informales, es decir, en los cafés, reuniones ocasionales de esquinas, u otros de ese tipo, mientras tanto, la segunda se refiere a opiniones de gente que examina diversos temas, muchos de estos originados, sin embargo, en el primer caso, desde un punto de vista determinado por un juicio razonado en la experiencia y óptica del periodista. (http://blog.pucp.edu.pe/fernandotuesta/opinion-publica-y-opinion-publicada)

La opinión publicada se ha convertido en una de las fuerzas más importantes de la sociedad actual, y a pesar de ser el periodismo una actividad desvirtuada en ocasiones por prensa subjetiva, la mayor de las veces por publicaciones locales, es un hecho que la posibilidad más cercana de información y análisis, aún a pesar del auge del Internet, es al día de hoy la opinión publicada.

Recordando la historia del periodismo, la prensa en México, y concretamente en Michoacán, pudo transitar al lado objetivo de la opinión publicada después de 1821, fecha determinante también en cuanto al ejercicio periodístico. (http://blog.pucp.edu.pe/fernandotuesta/opinion-publica-y-opinion-publicada)

Desde entonces existieron varios enfoques y líneas de abordaje del oficio de informar, aparecieron desde periódicos oficiales, es decir, aquellos pagados por los gobiernos locales o federales, que incluyeron en sus páginas noticias de orden político principalmente: informes generales de gobierno, sesiones legislativas, circulares, leyes, etcétera, y también, noticias sociales e incluso culturales, y hasta notas de detalles curiosos, en una parte denominada gacetilla.

Este tipo de prensa versó sus referencias, empero, en favor del gobierno que pagaba por supuesto, y aunque esto puede parecer desvirtuante en cuanto a la objetividad del periodista oficial, este tipo resultó fundamental en el pasado, y resulta de suma importancia en la actualidad.

Pagado por el Estado, el periodismo oficial, tuvo otro enfoque, determinado por la virtual libertad del periodista que ha escrito en prensa auspiciada en parte también por particulares. Esta forma no ha sido del todo diferente a la prensa oficial, salvo las notas de opinión cuya base ha sido la crítica, incluyendo al gobierno por supuesto, en esto ha radicado esta forma de expresión.

Mientras tanto, surgió también, y se ha mantenido, la prensa independiente, aquella que sin mayores trabas que los límites mismos del periodista, ha dedicado sus esfuerzos a dar cuenta del desarrollo continuo de la sociedad. Ya sea mensual, quincenal, semanal o de aparición diaria, la prensa de este tipo se ha convertido en el medio más adecuado para dar noticias de cada aspecto y progreso de la sociedad, el papel aquí se ha convertido en el modo más cercano a la gente.

En el siglo XIX y gran parte del XX, la gente sabía noticias importantes en cuanto al gobierno por ejemplo, mediante notas periodísticas que se difundían en medios muchas veces arcaicos, en los pueblos, por decir algo, llegaba si acaso un ejemplar del Periódico Oficial, que se convertía en el único modo de vincular la realidad de las ciudades con pueblos y villas, y viceversa. En este caso, quien sabía leer explicaba al resto, en lugares públicos y a viva voz, sobre las noticias

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