LA MENTIRA
TARINGA201419 de Junio de 2014
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Mentir un mal necesario
Para comenzar, la mentira es algo que forma parte de nuestras vidas, no creo que exista una sola persona que en el transcurso de su vida que no haya tenido que recurrir al engaño; es muy común observar como el ser humano miente en cualquier momento, por ejemplo, cuando se retrasa al llegar al trabajo o a una cita, lo que sucede es que se nos enseña a mentir desde que somos muy pequeños y se nos acostumbra a vivir rodeados de engaños, un ejemplo muy sencillo es cuando los padres le dicen al niño que no debe llorar porque “los hombres no lloran”, de este modo el niño crecerá creyendo esa mentira por lo tanto se avergonzara cuando tenga que desahogarse y más tarde cuando tenga hijos les inculcará la misma mentira.
Pero la mentira o engaño van más allá de este ejemplo, desde siempre los gobernantes han tenido que mentir a sus pueblos para tenerlos en paz, para que confíen en ellos, aunque parezca contradictorio la confianza se gana en base a la mentira. “Hay que decir lo que los demás quieren escuchar”.
Es curioso observar que uno de los pensadores más grandes de la antigüedad, Platón, sostenía que una sociedad perfecta debía basarse en la divina mentira.
El objetivo es determinar la intención que la motiva, resultados que busca una mentira.
El hombre vive atemorizado por el que dirán, somos por naturaleza seres sociales y el rechazo es un miedo que invade nuestro cuerpo.
Se plantea la tesis de la Necesidad de crear en los demás una buena impresión y es por esto que se recurre a la mentira.
Una de las razones de que la mentira es un mal necesario, es que mentimos para ser aceptados, para alcanzar nuestros objetivos, incluso para crearnos una falsa realidad de las cosas, viviendo en una fantasía, lo hacemos por interés, necesidad, cobardía o enfermedad patológica.
Llevados por la inseguridad y desconfianza en nuestra capacidad de ser aceptados tal como somos, podemos caer en la tentación de adornar aquí y allá nuestra historia y nuestras habilidades de forma que causemos una impresión favorable en las demás personas.
Este afán por impresionar está basado en la imperiosa necesidad de resultar valiosos e geniales por medios tramposos ya que por los naturales de la simpatía y ser espontáneos dudamos el poder conseguirlos.
Intentamos controlar la imagen que se crea de nosotros, de tal modo que en todas las situaciones queremos influir en cómo nos perciben los demás para mostrar la imagen más favorable, cuando queremos salvar nuestra cara a toda costa, se llega a mentir para presentar o conservar una buena imagen de nosotros.
Se genera la forma formación de impresiones que ocurre al proporcionar a los demás a entregar información de una imagen correcta y socialmente adecuada de nosotros mismos.
La mentira cumple la función no sólo de ocultar la verdad, sino también la de presentar una impresión favorable ante los otros, que nos brinda seguridad y protección y previene o evita al mismo tiempo la vergüenza pública y la crítica o valoración frente a los demás.(Martínez, 2005)
En algunas situaciones especiales podemos experimentar, además una fuerte presión social para dar una buena imagen ante los demás. En ese momento queremos quedar bien o tenemos la necesidad de que nos vean y evalúen favorablemente.
Esto es especialmente en situaciones en las que se espera que se formen un juicio u opinión de nosotros, como una entrevista de trabajo, al conocer recién a una persona, primera cita amorosa, etc.
Para continuar en general queremos parecer ante los demás como inteligentes, más educados, más bellos, más poderosos o más ricos. Esta necesidad de querer quedar bien, resulta difícil sustraerse a ella y es por eso que se utiliza la mentira como un mal necesario.
Todos somos mentirosos, y la mayor de las
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