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LA MULTICULTURALIDAD Y EL SENTIMIENTO UNITARIO DE CONTRUIR UN SOLO PERÚ


Enviado por   •  23 de Septiembre de 2012  •  2.427 Palabras (10 Páginas)  •  496 Visitas

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LA MULTICULTURALIDAD Y EL SENTIMIENTO UNITARIO DE CONTRUIR UN SOLO PERÚ

“La Multiculturalidad y el Sentimiento Unitario de Construir un solo Perú” quizás sea el ensayo de un ensayo. Son modestas reflexiones a partir de la lectura de la rica y vivencial prosa narrativa de José María Arguedas contrastado con la realidad actual donde vivo. Para alguien como yo, que vive en una comunidad, campesina entre el dulce canto de los chiwacos, las tuyas, los gorriones y la incesante bullir del willkamayo y el qhewarmayo, no resulta difícil internarse en el mundo latente de Arguedas. Intento expresar en estas líneas mis sueños, aspiraciones esperanzas con relación a este vasto grupo humano tan diverso como es nuestra patria entrañable.

Algún pensador ya lo decía: “el Perú es uno de los países más desfragmentados” del mundo, esto evidentemente como producto de la diversidad cultural presente en este suelo. Partiendo de esa indiscutible verdad me atreví a plantear algunas de estas interrogantes ¿Qué pueden compartir o que tienen en común un campesino de Ocongate que habita en las gélidas punas cerca a los 4 mil metros sobre el nivel del mar, criador de alpacas, productor y consumidor del chuño y la moraya, quechua hablante, generalmente con ojotas que gusta del huayno ejecutado con requinto y la bandurria, con otro campesino Piurano, que habita la faja marginal de la costa con formas de vida distintas por no decir opuestas? ¿No será que esta fragilidad en las relaciones internas entre las distintas culturas las que no permiten tener ideas sólidas de nación, de patria? ¿Es nuestra diversidad cultural realmente un problema u obstáculo difícil de superar para alcanzar esta noble aspiración?

Para ver de cerca este fenómeno quiero citar a Montoya Rojas que sostiene que: “no hay país más diverso, más múltiple en variedad terrena y humana; todos los grados de calor y color, de amor y odio, de urdimbres y sutilezas, de símbolos utilizados e inspiradores. No por gusto, como diría la gente llamada común, se formaron aquí Pachacamac y Pachacútec, Huamán Poma, Cieza y el Inca Garcilaso; Túpac Amaru y Vallejo, Mariátegui y Eguren; la fiesta de Qoyllu Riti y la del Señor de los Milagros; los yungas de la costa y de la sierra; la agricultura a cuatro mil metros; patos que hablan en lagos de altura donde todos los insectos de Europa se ahogarían; picaflores que llegan hasta el sol para beberle su fuego y llamear sobre las flores del mundo. Imitar a alguien desde aquí resulta algo escandaloso.» A estas palabras de Arguedas podemos complementar lo que señala un reportaje aparecido en el suplemento Domingo, con motivo de celebrarse un homenaje más al Perú en las recientes fiestas patrias: somos «el primer país del mundo en variedad de orquídeas: 4,000 especies. El primer país del mundo en variedad de mariposas: 3,532. El primer país del mundo en especies de peces. El primer país del mundo con más platos típicos: 419. El primer país del mundo en variedad de plantas domesticadas nativas: 460 especies. El segundo país del mundo en especies de aves. El país con mayor cantidad de especies de papa en el mundo: 3,000. El tercer país con mayores reservas mineras en el mundo. El país que tiene 84 microclimas de los 103 que tiene el mundo. El país que tiene la ciudad de barro más grande del mundo antiguo, Chan Chan: 20 mil metros cuadrados de superficie». Y precisamente esta larga enumeración de motivos son los que inflan nuestro pecho de orgullo hasta tal punto de gritar a veces a voz en cuello ¡¡viva el Perú carajo!! Además de que estos signos son la clara señal de la envidiable riqueza de nuestro suelo patrio.

Pero, ¿por qué seguimos repitiendo esa desleal actitud que Gonzales Prada denunció en su momento? cuando decía “no hay caporal más cruel en castigar a los esclavos negros que el mismo negro” ¿por qué nos seguimos dando de alma entre peruanos al adoptar actitudes de discriminación, de desprecio contra nuestros propios hermanos? Sin ir muy lejos, cuantas veces he escuchado expresarse a los adultos frases despectivas como ¡esos qollas¡ contra los hermanos puneños y quizás lo propio harán ellos. Yo creo que es momento de emprender una lucha frontal contra este imperio de la intolerancia, primero partiendo por nosotros mismos, por nuestra familia, entre compañeros del colegio, en nuestra comunidad y así sucesivamente. Nadie generará el cambio deseado, ningún gobierno ni presidente, ni Dios mismo, si nosotros no cumplimos con nuestra parte.

En esta misión aparece como un norte, como un faro de esperanza la prosa de José María Arguedas. A propósito es necesario señalar el comentario que él mismo hace, como especie de prólogo en su obra cumbre “Todas las Sangres” dice textualmente: “conozco el Perú a través de la vida y entonces intenté escribir una novela que mostrara todas estas jerarquías con todo lo que tienen de promesa y todo lo que tienen de lastre. Somos un país formidable. Y ¿qué es mejor para el hombre, cómo progresa más el hombre. Mediante la competencia individual, el incentivo de ser uno más poderoso que los demás o mediante la cooperación fraternal de todos los hombres, que es lo que practican los indios? Esa es la alternativa que se presenta en Todas las Sangres.

Definitivamente estas palabras textuales son la mejor demostración de todo lo que soñó Arguedas para el Perú. Un sueño que luego se convirtió en su propio proyecto personal, un proyecto de vida que nació cuando su madrastra le mandó a comer, dormir y vivir con los indios. Y aún cuando ahora ya no están los gamonales esclavizando a los indios, quitándoles las pocas posesiones que tienen, como sucedió hace más de un siglo, sus palabras siguen vigentes refundándose y readaptándose cada vez a este nuevo panorama de cosas donde se habla de un mundo competitivo y globalizado. Yo me pregunto ¿Cómo podrá ser posible insertar al Perú a este mundo globalizado si entre nosotros mismos no hemos superado nuestras propias diferencias y otras tantas taras y vicios que aún nos gobiernan?

En esta propuesta, el primer enemigo que debemos derrotar es ese ego falso y dañino que tenemos. Esa voz interna que escuchamos a menudo y cree siempre tener la razón. Esa voz que nos susurra y nos hace creer que somos mejores que otros, que nuestro apellido suena mejor, que nuestros gustos son de calidad, que somos dueños de la verdad, etc. Un buen antídoto para nuestra reducir a su mínima expresión nuestra propia vanidad es una cuota de humildad. Creo que sólo así podemos desarrollar una actitud tolerante y asertiva entre nosotros.

Me impactó de sobremanera y casi hasta las lágrimas, lo que el poeta puneño Efraín Miranda Luján, alguna vez

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