LA TRASNFORMACION DEL CAPITALISMO Y LA CUESTION SOCIAL
sarasoloyoTesina8 de Junio de 2016
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INDICE
Introducción……………………………………………………………………… 3
La transformación del capitalismo y la cuestión social…………………..4
Características del Estado de Bienestar………………………………........11
Caída del Estado de Bienestar…….………………………………………….16
Cuadros…………………………………………………………………………..20
Conclusiones……………………………………………………………………24
INTRODUCCION
Contra la idealización del estado liberal, la pericia política hispanoamericana llevo por otras secciones (prácticos y teóricos) el progreso histórico del estado. Una de las cuestiones que más polémica ha generado (sobre todo después de los años ochenta) es la caracterización de la situación de América Latina después de la segunda Guerra Mundial, como Estado Benefactor.
Es por eso que en el presente trabajo, se examina este modelo tomando en consideración los modelos que se creen paradigmáticos de este.
LA TRASNFORMACION DEL CAPITALISMO Y LA CUESTION SOCIAL
En 1830 empieza la toma de cognición de la situación de vida de los que eran, al mismo tiempo, agentes y victimas de la revolución industrial. A medida que el pueblo comenzó a organizarse, se demostró que la sociedad acaudalada es un sistema de opresión instaurado sobre el reconocimiento de los derechos del ciudadano y un orden económico que conjeturaba miseria y desmoralización masivas, pero también empezó a desarrollarse entre las clases dominantes la autosugestión de que la clase dominada lograra enfrentarse a su predominio político y sobre todo amenazar sus bases económicas. Al aumentar la comparación entre clases sociales se disipó el pensamiento de un orden político legitimado por el discurso del interés común y la igualdad jurídica y dejo en manifiesto la contradicción detrás de la teoría liberal: la cuestión social[1]
El descubrimiento de la cuestión social con la posterior organización de las fuerzas sociales discrepantes y el riesgo de convertirse en problema político, significo una intervención creciente del poder público. Junto con la expansión de la representación (para establecerse progresivamente el sufragio universal masculino) que involucraba que sectores anteriormente prescindidos pasaran a formar parte de la comunidad política, la primera acción de gobierno importante para disminuir las discrepancias sociales en países más desarrollados (la reglamentación fabril inglesa y la reglamentación social de Bismarck entre 1883 y 1889 (seguros de enfermedad, accidente, invalides y vejez) fueron resultado de la iniciativa de las clases dominantes, destinadas a conservar su superioridad, pero también al miedo de que los partidos socialistas tomaran el control del gobierno.[2]
(VER CUADRO 1)
Económicamente, el asunto que crearía la necesidad de la mediación económica del estado se vinculo a las restricciones que revelaba el liberalismo (en particular contra las invariables crisis internacionales de finales del siglo XIX.[3] También para finales del siglo XIX, el capitalismo liberal (formado sobre la base de pequeños propietarios económicamente semejantes) se habla convertido en capitalismo organizado (el capital en forma de capital social y las empresas como empresas sociales), al mismo tiempo que empezaba un proceso de concentración que llevo al control monopólico de los mercados (el imperialismo de finales del siglo XIX) la competitividad y el libre comercio (ejes del modelo liberal clásico) fueron abolidos por el esfuerzo conjunto efectuado por el estado y las empresas privadas durante la Primera Guerra Mundial (incluso mostrando la eficacia de la planeación).
El periodo de la posguerra se defino por la creación de fideicomisos internacionales y bajo la influencia de la revolución rusa, la necesidad de prolongar el proceso de inserción de la clase dominada, permitiendo mitigar las posibles rebeliones sociales, y asegurar una importante clientela electoral.
Parecía que las concesiones sociales (jornada laboral de ocho horas, de reconocimiento sindical, salarios mas altos y la creación del seguro de desempleo) marcaron el comienzo de una era. Sin embargo, esta sueño concluyo con la crisis de 1929 (con una recesión económica sin precedentes y altos niveles de desempleo) como consecuencia de la crisis, el salario y las prestaciones sociales se redujeron, los iníciales sistemas de seguridad social se derrumbaron como resultado del desempleo masivo, mientras que disminuía la confianza de las organizaciones obreras en el interés de la burguesía por preservar el estado de derecho[4]
Sin embrago, ya que el nuevo esfuerzo efectuado en la Segunda Guerra Mundial había requerido fijar objetivos o intervenir a la industria, fijar salarios y avalar precios, para asegurar que había terminado con los tabúes liberales acerca de la intervención del estado en la economía. Pero quizás lo mas significativo es que la economía de guerra implicaba que todos los gobiernos adoptaran una política keynesiana del gasto publico. Estas consideraciones, junto con las políticas económicas efectuadas por las sociedades industriales occidentales en la reconstrucción posterior, fueron el escenario ideal que permitió institucionalizar el Estado Benefactor a un rápido crecimiento de las políticas y programas sociales.
El estado de bienestar en Europa se creo a través de un conjunto de situaciones económicas (modelo fordista y de ideas políticas (democracia social) que consintió optimizar las condiciones de laborales y el modelo de vida de los trabajadores; pero también gracias al reconcomiendo, por parte de la clase dominante, de la necesidad de aprobar reformas cuando la empresa privada manifestaba su incapacidad.
Desde finales de los años treinta pueden identificarse diversas cuestiones que ayudaron a dar forma e institucionalizar el estado de bienestar, en lo económico el keynesianismo de los años treinta, la economía de bienestar y el modelo fordista; y políticamente, los documentos que William Beveridge exhibió al gobierno ingles, en 1943 y 1944 manifestando los fundamentos de la seguridad social y el pleno empleo y la política social demócrata.
Como ya se ha dicho en la primera parte, el keynesianismo por si solo no es una política social. Lo que posibilita reconocer con el estado benefactor en su énfasis en el intervencionismo estatal y el pleno empleo: al sugerir que los conflictos de empleo y demanda efectiva no se resuelven por el mercado, keynes indico que, en la economía de mercado, la producción real no esta definido por la dotación y eficacia latente de los recursos, es la generación de ingresos la que tiende a localizar un nivel de estabilización con la demanda efectiva de bienes y servicios. Por ello, una política de gasto público y crédito barato podría contribuir en las expectativas de los empresarios y alentarlos a invertir y aumentar la demanda efectiva de la población. Por lo demás. Las políticas económicas keynesianas (la posibilidad de que los estados funcionen con déficit presupuestales con el fin de romper los ciclos recesivos y promover los ciclos de crecimiento) implicaron un vuelta respecto a la teoría económica dominante.[5]
Por otra parte el argumento de la necesidad de que el estado, facilite condiciones de vida mínimos para los habitantes (vinculado a la noción de los derechos civiles), el estado de bienestar keynesiano coincide con la idea de bienestar.[6]
Junto con la seguridad de empleo. La idea de bienestar tuvo un importante efecto económico al aminorar la necesidad de economizar para la educación, la atención de la salud o la jubilación, el poder adquisitivo de los trabajadores aumento. Los nuevos derechos sociales se incrementaron con la potencial capacidad de adquisición de los trabajadores.
Pero el modelo de bienestar se convirtió en mas exitoso gracias a su asociación con el modelo fordista. El incremento de la productividad asociada a la producción en masa de bienes de consumo duradero (electrodomésticos, televisores y automóviles) significo que los productos fuesen mas baratos, junto con la expansión del crédito, que permitía el acceso a muchos de estos bienes a sectores cada vez más amplios de la población.
El confort material significo un cambio específico en las limitaciones de vida de la clase obrera, por lo que grandes sectores empezaron a sentirse parte de la clase media.[7]
En 1994, el estudio de las políticas del gobierno de la posguerra, un libro blanco del gobierno británico, recomienda que para eludir una reincidencia de los años treinta, la política económica debe tener como finalidad garantizar un nivel de empleo elevado y estable.[8] En el informe de bases de Lord Beveridge de la seguridad social son la justicia, la oportunidad e realizar un trabajo productivo, la confianza de disponer de ingresos suficientes (incluso si no se es trabajador) y la defensa de la familia, para lograr estos principios el informe sugiere fijar un programa integral de seguridad social (incluyendo desempleo, invalidez, maternidad, viudez, cuidado de los hijos, gastos funerarios, aprendizaje de nuevas ocupaciones, servicios médicos y de rehabilitación y subsidio a los hijos).[9]
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