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La Cuestión Social


Enviado por   •  27 de Octubre de 2013  •  2.522 Palabras (11 Páginas)  •  377 Visitas

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La Cuestión social

Introduccion:

Se denominó así al conjunto de problemas sociales y materiales que afectaron a los sectores más pobres de la población en el siglo 19 en chile.

Estos surgieron de las transformaciones que vivió Chile al pasar por un período de gran auge económico. Así, el incremento de las actividades industriales y mineras produjo una mayor capacidad de absorción de mano de obra en las ciudades y en los centros mineros.

Esto motivó la migración desde el campo a la ciudad y, también, del campo a los poblados mineros del Norte y del Sur. Esta población, el proletariado obrero, se instalaría a vivir en arrabales( barrio fuera del sitio donde pertenece) y conventillos(casa de inquilinos pobre y muchas habitaciones), en los que no existían las mínimas condiciones para vivir.

Aparecerían, también, nuevas organizaciones de trabajadores y se instalaría en el país la preocupación por las condiciones de vida de los sectores populares.

El salitre en Chile

Como resultado de la Guerra del Pacífico, Chile se vio dueño de un territorio de casi 180.000 kilómetros cuadrados, con una población aproximada a los 100.000 habitantes y con ricos minerales de cobre, bórax, azufre, guano en la costa, las minas de plata de Caracoles y de Huantajaya, y los únicos yacimientos de salitre natural que se conocían en el mundo.

Tal potencial necesariamente influyó en el desarrollo económico de Chile. Gran parte del esfuerzo humano y financiero del país se volcó a al industria salitrera, produciendo una riqueza no conocida hasta entonces. En aquellos mismos años se generalizó en el mundo el uso del salitre como fertilizante y como materia base para la fabricación de explosivos, lo que provocó una gran demanda.

Sin embargo, Chile vencedor de la guerra, no protegió la riqueza salitrera. Financistas ingleses y alemanes comenzaron a invertir en ellas. Entre éstos sobresale un inglés que trabajaba como maestro de construcciones metálicas, John North, en Perú.

Debido a la demanda y al buen precio del nitrato chileno, el territorio de Tarapacá y Antofagasta, se cubrió de oficinas salitreras. La producción subió de 200 mil toneladas en 1880 a 900.000 en los primeros años del siglo xx.

El gran impacto del salitre estuvo en la riqueza pública. El estado chileno no poseía salitreras ni las explotaba; sus ingresos venían del impuesto que se cobraba a los exportadores por cada quintal que salía del país.

Fue considerable el dinero que entró en las arcas fiscales por concepto del pago de exportaciones del salitre y que llevó a suprimir los impuestos por algunos años.

La crisis salitrera

Durante la Primera Guerra Mundial, Alemania logró producir salitre sintético, elemento vital para proseguir la guerra, lo que determinó la decadencia del nitrato natural. Chile, gran exportador, se vio obligado a disminuir su producción y en pocos años se produjo el cierre paulatino de las oficinas salitreras.

Calicheros chilenos en el norte

El cierre de las salitreras provocó una grave cesantía, un deterioro de los recursos económicos de los grupos más pudientes, y sobre todo del Estado, el que debió paliar con ayuda alimenticia y habitacional a la masa de mineros cesantes que emigraron hasta el centro del país.

Producto de esa emigración nacieron en las ciudades los conventillos y las cités, donde vivían agrupados y hacinados los cesantes llegados del norte.

De todos modos, terminada la Primera Guerra Mundial, los ingleses consideraron necesario asegurar la venta de salitre para sus empresas, reuniéndose en un grupo para establecer un único comprador de salitre a Chile. Los productores chilenos respondieron de igual forma. Había comenzado la Crisis del Salitre.

Para las primeras décadas del siglo XX, la zona de Antofagasta y la Pampa Salitrera había crecido y se había desarrollado gracias a la industria del oro blanco. Las oficinas salitreras eran símbolo de progreso, al menos para los empleados y dueños, ya que dentro de los trabajadores los movimientos para las reivindicaciones laborales y el sindicalismos comenzaba a prender fuertemente. 

Sin embargo, la Primera Guerra Mundial y la necesidad del salitre para la producción de pólvora hicieron que el mercado salitrero creciera. Terminada la Guerra, los aliados, en especial los ingleses, quisieron asegurar el abastecimiento del salitre, para lo que crearon un sistema de reunión que establecía un comprador único, y por lo mismo, la regulación del precio de oferta. 

Los productores chilenos reaccionaron de la misma forma, centralizando el sistema de venta. Finalmente se llegó a un acuerdo, aunque los problemas del mercado terminaron por hacer que los empresarios chilenos buscaran el alero del gobierno, creándose la Asociación de Productores de Salitre de Chile, en 1919.

Desripiadores

Sin embargo, todos los esfuerzos realizados no sirvieron de mucho, pues la crisis de todas formas golpeó la zona y gran cantidad de oficinas comenzaron a cerrar. Para 1920 los altos costos de producción habían hecho colapsar a gran parte de la Pampa salitrera.

Los continuos cierres significaron la aparición repentina de gran número de cesantes que llegaron hasta Antofagasta. La ciudad enfrentó entonces una crisis de población, lo que llevó a ubicar a los desempleados en improvisados albergues, pensando que sería algo pasajero. 

Pero el problema se volvió permanente y dramático. Los albergues recibían a centenas de personas, quienes vivían en el hacinamiento, sin agua ni letrinas. El gobierno provincial organizó ollas comunes y la municipalidad compró víveres. 

El impacto social y político fue tal, que se decidió trasladar por barco a los desempleados al sur del país, desde donde provenían. Un total de 5.996 cesantes fueron trasladados en el primer semestre de 1920, y otros 6.219 en el segundo. 

Aún así, eran cerca de mil quinientos los cesantes que aún vivían en condiciones inhumanas y se esperaba que la suma se cuadriplicara. Pero el problema fue mucho peor, ya que el número de cesantes que llegaba a Antofagasta desde la pampa superó las quince mil personas, quienes ocupaban los albergues, las calles y las plazas. La municipalidad mermó en más del ochenta por ciento sus arcas.

Finalmente, y luego de muchos esfuerzos, la crisis logró superarse, pero le entregó a la ciudad una característica que hasta hoy posee: la de ciudad de tránsito.

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