La Cuestion Social

La cuestión social como concepto nace en Europa en el siglo XIX como una respuesta a las consecuencias que trajo la llegada de la revolución industrial, como la pobreza y las nefastas condiciones laborales. En chile, el término fue usado por primera vez por Augusto Orrego, médico neuropsiquiátrico que estuvo al corriente de las ideologías y teorías europeas contemporáneas, ferviente al liberalismo y al progresismo.

La gran relevancia que tiene esta “cuestión social”, es la gran trayectoria y la gran influencia que tuvo en la población chilena, siendo más específicos, en la clase obrera, ya que la vida del trabajador urbano mayoritariamente era en condiciones paupérrimas, sin ningún método de seguridad, con una pobreza extrema y con los métodos más arcaicos para realizar el trabajo, con un mísero sueldo que muchas veces no alcanzaba para alimentar a una familia. Los contrastes sociales eran muy grandes, existía una plusvalía inmensa, una brecha de proporciones considerables sobre lo que el obrero, con su sobreexplotación, producía y la mísera ganancia que este obtenía por la mercancía creada. Era una vergüenza que incluso el trabajador recibiera fichas que podían ser intercambiadas solo en las pulperías para que luego el empleador, dueño de esta “institución” anterior, ganara lo que había gastado en el sueldo de sus trabajadores. Esta preciada remuneración, tan necesitada por el trabajador, incluso hoy en día, en pocas palabras se esfumaba y la riqueza volvía a su origen. ¿Qué hacer si hay un descontento generalizado en la población? ¿Es justo que los poderosos se sienten mientras el trabajador da el sudor de su frente para que sea remunerado con una mísera, o incluso nula, cantidad de dinero? ¿Por qué no luchar por el legítimo derecho de tener una vida que valga la pena, o acaso, solo somos máquinas para los empresarios y a ellos no les importa que seamos un ciudadano más de esta triste y urbanizada sociedad? Era la hora de un cambio, ya no había vuelta atrás, el alzamiento se estaba volviendo un hecho inminente.

Movilizaciones sociales comenzaron a salir a las calles para demostrar su preocupación por el tema laboral. Protestas y manifestaciones llenaron rápidamente las ciudades. La cuestión social se traspasaba de boca en boca, dominando las mentes de los trabajadores. La prensa creaba textos, ensayos, artículos que informaban a la población sobre esta nueva “cuestión social”. Sindicatos y gremios eran formados para salir a luchar. De brazos cruzados no se iban a quedar. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos de este actor social tan importante de la época, no logra llamar la atención del gobierno más que la represión, gobierno que tristemente era dirigido por la oligarquía. Las elites, con el privilegio de poseer el poder en el congreso, tomaban todas las decisiones del país. Leyes, propuestas, ideas, todo pasaba por ellos, y si no les beneficiaba, simplemente lo aplazaban eternamente para seguir viviendo una próspera existencia mientras la pobreza se arrastraba por las calles implorando una salida a la salvación de aquella realidad.

Los debates políticos e ideológicos eran cada vez mayores, nuevos actores como la corriente liberal, impulsados por su racionalismo y democracia intentaron hacerle frente a esta oligarquía. La explotación laboral, el constante desequilibrio económico causado por la inflación y la escasa preocupación del estado por intentar reparar a la sociedad del caos y la pobreza llevaron a la necesidad de crear una regulación que favoreciera a todas las clases sociales. El partido socialista, conformado por los radicales demócratas, anarquistas y valga la redundancia, socialistas , fueron uno de los actores más potentes en el tema. Reafirmaron la postura sobre el origen de los conflictos económicos y sociales que afectaban al mundo popular e introducían al trabajador en la solución de aquellos.

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