LAMENTOS DE UNA HISTORIA FUTURA

LAMENTOS DE UNA HISTORIA FUTURA

El ser humano es sin duda, el principal y más fiel destructor de todo lo que le rodea. Muestra de ello, es el lamentable estado en el que se encuentra el planeta, no siendo más que la imagen latente del actuar ignorante y compulsivo de muchos, materializados, entre otras cosas, en algo llamado calentamiento global. Una situación que aunque lamentable, ya se veía venir, pues con cada avance que el hombre daba en materia tecnológica o industrial, avanzaba paralelamente la sombra del peligro invisible que lo envuelve actualmente en muchos ámbitos.

Sépase además, que dicho calentamiento no es lo único de elevada temperatura que afecta nuestro sano vivir. En este sentido, las constantes guerras ocurridas a lo largo y ancho de la línea historial carcomen el espíritu de paz y armonía que cada uno de los miembros de la humanidad anhela. Sumado a ello, el llamado boom tecnológico, que entre otras, no es más, que el vicio inacabable de una innegable autodestrucción, da la estocada final.

Y es que precisamente aquello que hoy llamamos calentamiento global inicia con actos inconscientes, sucedidos, sin premeditar consecuencias. En épocas en dónde lo hecho por el hombre, aparentaba ser un avance en el mejoramiento de la calidad de vida.

Cosa que no fue así.

Alguna vez se ha preguntado ¿cómo sería la vida del ser humano sin por ejemplo: la electricidad, los aviones, los vehículos automotores, la invención del carbón, las fábricas, la industria, en fin. Sin cada uno de esos avances que han modificado tan oportunamente nuestras vidas y que han hecho que la civilización sea tal cual es?

El hecho de imaginarnos un mundo sin celulares, televisión, autos y demás, resulta simple y sencillamente imposible de concebir. Inaceptable desde cualquier punto de vista.

Pero, imagínese ahora ciudades enteras sumergidas por maremotos o tsunamis. O poblaciones enteras ahogadas con más de 45° de temperatura. Imagínese además niños y niñas enfermos por el aumento de virus tropicales, o por deshidratación, o infecciones pulmonares……

O mejor aún, imagínese siendo usted partícipe de la muerte progresiva de más de 20.000 personas, a causa de los actos que cotidianamente realiza.

¿Le pesaría un poco la conciencia? ¿Le da igual la situación? O ¿se niega rotundamente a admitir su responsabilidad?

Pues le guste o no, tenemos gran responsabilidad en tal situación.

Solo para que conozca un poco la magnitud del problema, le comento que “la OMS ha emitido hoy un dramático informe sobre las consecuencias del calentamiento global en la salud humana. Según el documento este fenómeno es culpable de 150.000 muertes anuales y esta cifra se duplicará en 2030, en especial en los países desarrollados.”

Una cifra alarmante sin duda alguna, más aún teniendo en cuenta que desde antes de la década de los 90 se empezaron a ver esos efectos. Lo que en términos de cifras indica que aproximadamente en un lapso de 20 o 30 años han muerto cerca de 3.900.000 personas, a causa de nuestros actos.

Vale preguntarnos entonces ¿a qué se debe el calentamiento global?

Pues dicha problemática ve como principal causante a la proliferación de CO2 (dióxido de carbono) en la atmósfera.

Un gas de origen natural, que lo producimos todos al respirar, cuando se descompone la materia, o con la emanación de los gases volcánicos. Sin embargo, no es la fuente principal del problema. La raíz de tal problemática está en los causantes de las comodidades que hoy sentimos como indispensables.

No obstante, todo lo ocurrido en materia ambiental, no parece ser suficiente para calmar las costumbres autodestructivas.

Se suma a este punto las inacabables guerras del ser humano. Sea por lo que sea hay que pelear por algo, o por lo menos esa es la sensación

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