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LEY 1616 DEL 2013: UN DESAFIO A LA REFORMA EN COLOMBIA


Enviado por   •  23 de Noviembre de 2017  •  Informes  •  1.706 Palabras (7 Páginas)  •  332 Visitas

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INFORME DE LECTURA

LEY 1616 DEL 2013: UN DESAFIO A LA REFORMA EN COLOMBIA.

En la Ley 1616 de 2003 en Colombia, el termino de salud mental es definido como “un estado dinámico que se expresa en la vida cotidiana a través del comportamiento y la interacción de manera tal que permite a los sujetos individuales y colectivos desplegar sus recursos emocionales, cognitivos y mentales para transitar por la vida cotidiana, para trabajar, para establecer relaciones significativas y para contribuir a la comunidad” (Ley 1616, 2013). Por consiguiente, se plantea que existe una estrecha relación entre la forma la que nos comportamos o relacionamos, así como también del entorno en que vivimos; teniendo en cuenta la forma en la que se da paso a las percepciones, los pensamientos, las emociones, las creencias y demás contenidos de la mente, los cuales van precedidos de factores tanto genéticos, como congénitos y biológicos con respecto a la cultura y la sociedad. Por otro lado, la salud mental se asume como una construcción social que emerge según el contexto, teniendo en cuenta tanto los criterios de salud y enfermedad, como los de normalidad y anormalidad; a partir de un grupo social.

Ahora bien, en la actualidad no existe una forma biológicamente consolidada como para hacer una distinción entre normalidad y anormalidad mental, y mucho menos se definen evidentemente las causas de los desequilibrios mentales como tal. Sin embargo, a nivel mundial se reconocen dos formas de clasificar los trastornos y/o alteraciones mentales, tales como: la CIE-10 y el DSM-V. Los cuales son mecanismos de orientación para especialistas ante la identificación de cuadros clínicos y la definición de un diagnóstico.

Por otro lado, el diagnóstico de un trastorno mental, su tratamiento y pronóstico dependen directamente de la forma en que estos se agrupan según sea el pensamiento, las percepciones, los sentimientos y /o comportamientos, relacionados como signos y síntomas, según sea su duración, coexistencia o Intensidad. Así como también, los niveles de afectación según sea la funcionalidad de quienes los presenten, ya sea afectando su desempeño en el trabajo, los estudios y demás actividades de la vida diaria como forma de interacción social.

Teniendo en cuenta lo anterior, los trastornos mentales con mayor incidencia a nivel mundial son: la depresión, el trastorno bipolar, la esquizofrenia y la epilepsia; así como también, el consumo permanente de alcohol y otras sustancias psicoactivas. Por otro lado el Alzheimer y otras demencias, los trastornos por estrés postraumático, el trastorno obsesivo compulsivo, y el trastorno de pánico e insomnio primario también tienen reconocimiento frecuente de afectación.

Ante esto, se debe reconocer que un problema de salud mental no solo afecta físicamente al ser humano, sino que también afecta la forma en cómo piensa, se siente, se comporta y se relaciona con otros, careciendo claro está, de severidad ante un trastorno mental como tal. Lo que conlleva a que los problemas mentales sean más comunes y menos persistentes en el tiempo.

Cabe anotar que en algún momento de la vida, todos experimentamos sentimientos de tristeza, ansiedad, insomnio, entre otros síntomas que tienden a generarnos malestar e inconvenientes, pero que en sí, estos problemas no logran provocar un deterioro significativo en nuestra vida cotidiana, social, laboral.

Por su parte, los eventos en salud mental hacen referencia a los “desenlaces” o “emergencias” que surgen, ya sea como el derivado de un problema o trastorno mental, tal como los es en el caso de suicidio, discapacidad o algún comportamiento desadaptativo, o que en su medida ni siquiera se deriven de una condición de salud mental sino que tengan repercusiones teniendo en cuenta hechos vitales como la exposición a la violencia” (McDouall, 2014).

Teniendo en cuenta este tipo de alteraciones, no existe una población directa que la posea, por lo tanto cualquier persona puede desarrollar un trastorno, problema o evento de salud mental en algún momento de la vida; esto dependerá de la forma en la que se asocien sus condiciones tanto genéticas, como congénitas, biológicas y psicológicas, familiares o sociales, o como la construcción de su historia de vida.

Ahora bien, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), alrededor de 450 millones de personas, padecen algún tipo de trastorno mental, sin distinguir prevalencia entre los géneros. A excepción de la depresión, el cual es más común en mujeres, y en tanto el abuso de sustancias psicoactivas en hombres.

En Colombia actualmente los programas de salud mental que adelanta el Ministerio de Salud, siguen de abordan los lineamientos establecidos por la OMS y la OPS; con los objetivos de promover la salud mental y prevenir la aparición de enfermedad mental, así como también el hecho de controlar las enfermedades mentales y lograr fomentar la cultura de la Salud Mental (Vásquez, 2001).

Por otro lado, los factores psicosociales y conductuales que influyen en la salud y el desarrollo de la población no se hacen esperar, teniendo en cuenta la promoción de la Salud Mental y la prevención de las enfermedades psiquiátricas; lo que conlleva al control de los trastornos psiquiátricos, como estímulos a las iniciativas legislativas competentes y apoyando la formación del recurso humano. En donde a partir de esta óptica, se hace necesario la implementación del componente de salud mental en el Sistema de Seguridad Social en Salud,

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