La Demanda de Dinero en México
nenarubyTrabajo15 de Enero de 2014
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La Demanda de Dinero en México
El conocimiento de las principales características de la demanda de dinero resulta crucial para la adecuada instrumentación de la política monetaria. Dada una demanda estable de dinero, la teoría monetaria postula la existencia de una relación estrecha entre la cantidad de ese activo y el PIB nominal. Si en lo fundamental el nivel del producto medido a precios constantes se determina por el volumen de recursos reales y la eficiencia en su uso, el nivel general de los precios es, a su vez, una función del monto de dinero en circulación. En términos generales, estas relaciones simplistas entre el crecimiento de los agregados monetarios y el comportamiento presente y futuro de los precios se basan en el siguiente argumento: la política monetaria expansiva genera un incremento de los agregados monetarios que tarde o temprano se traduce en inflación.
Supóngase que la demanda de dinero está dada y que se parte de una situación en la que ésta es igual a la oferta de dinero. Entonces, una expansión del crédito interno neto del banco central genera una oferta nominal de dinero en exceso de la que demanda el público al nivel inicial de precios. En consecuencia, el público tratará de deshacerse del excedente de dinero que exista. En el caso de una economía cerrada, los tenedores de excedentes monetarios sólo tendrían dos posibilidades:
Incrementar su gasto en bienes y servicios nacionales y/o adquirir activos financieros internos. Las dos vías conducirían a un aumento de la demanda agregada, la cual redundaría en precios más elevados. Este proceso continuaría hasta que los precios subieran lo suficiente para que el nuevo saldo nominal de dinero y el ahora mayor nivel de precios internos determinaran un saldo real de dinero igual al que es demandado por el público.
En suma, en este escenario el banco central determinaría la cantidad nominal de dinero y el público, a través de sus decisiones de gasto, la cantidad real. Incluso, sería de esperarse que en una economía con un amplio historial inflacionario las expectativas inflacionarias se ajustaran inmediatamente al alza, lo cual llevaría a una elevación del nivel general de los precios y del resto de las variables nominales de la economía, sin tener mayor efecto sobre la demanda agregada.
Por otra parte, cuando el régimen cambiario es de flotación libre, una expansión del crédito interno neto del banco central también crea un excedente de oferta de dinero al nivel inicial de precios. Dicho excedente llevaría al público a incrementar sus adquisiciones de bienes, servicios y activos financieros, principalmente del exterior si la expansión monetaria en exceso crea expectativas devaluatorias. La presión así generada sobre la cuenta corriente y la cuenta de capital de la balanza de pagos se traduciría en una depreciación del tipo de cambio nominal, que ocasionaría un aumento en los precios internos de los bienes comerciales. Asimismo, las mayores expectativas inflacionarias incidirían sobre el precio de los bienes no comerciables. Este proceso continuaría hasta que el tipo de cambio, las tasas de interés y el nivel general de precios hubiesen aumentado lo suficiente para ajustar la oferta real de dinero a la demanda real por éste. De nuevo, como en el caso de la economía cerrada, sería el público el que controlaría la cantidad real de dinero y el banco central la cantidad nominal. En conclusión, en una economía abierta con tipo de cambio flexible una política monetaria expansionista redunda indefectiblemente en mayores tasas de inflación, un tipo de cambio más depreciado y tasas de interés elevadas. En cambio, una política monetaria neutral, orientada asatisfacer la demanda por dinero congruente con un objetivo inflacionario dado, no presionaría el ritmo decrecimiento de los precios, ni afectaría directamente al tipo
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