La Infancia

La infancia es un concepto que a lo largo de la historia se ha intentado definir y mas allá de que cada época haya dejado marcas en la actual concepción sobre esta, no podemos seguir hablando de “infancia” como si existiera una única forma de serlo ya que atendiendo a la diversidad de contextos en la que crecen nuestros niños resulta imprescindible hablar de la “multiplicidad de infancias”, sólo de esta manera se podrá entender a las mismas como resultado de la construcción histórica pero también social.

El concepto “infancia” es producto de la modernidad, en esta época se logro distinguirla de la adultez a diferencia del arte medieval, anterior al siglo XII, que considero al niño como un adulto en miniatura que no se distinguía de este por ningún aspecto. Seguido a este período, recién a partir del Renacimiento se hizo posible pasar del precepto hijo al de niño lo que posibilito que ya en el siglo XVII, en Occidente, se les concedan espacios propios donde permanecer. De esta forma a partir de la modernidad (siglo XV), y desde las diferentes instituciones, formales como es el caso de las escuelas que formaban y educaban ciudadanos y no formales, por ejemplo, la familia en la que los padres eran responsables de la socialización primaria, nació un interés distinto por los niños. De esta manera podemos afirmar que tal como lo expreso el historiador Philippe Aries en su trabajo de investigación sobre los orígenes del concepto de niñez, la infancia no existía para todos de la misma forma, ya que siempre fue modelada por diferentes discursos (científicos: psicológicos, médicos, pedagógicos etc. y también, entre otros, discursos morales) entre los que se distingue, por un lado la mirada de los historiadores, que se ha centrado en el relato de los procesos por los que, a partir de la modernidad, la infancia adquirió valor propio como edad diferenciada de la adultez. Y por otro, la visión de los psicoanalistas, que a diferencia de la anterior, ha estado atenta a la singularidad del niño.

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