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La cultura aborigen y sus credos religiosos

zarelys23 de Enero de 2013

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LA CULTURA ABORIGEN

Y SUS CREDOS RELIGIOSOS

Antes de la conquista y colonización de Cuba, la poblaci

ón aborigen no tenía un grado de desarrollo semejante

al de otras culturas precolombinas, como los

mayas, los aztecas o los incas. Los indígenas de Cuba

no edificaron grandes templos ni ciudades. Los más

avanzados, los taínos, construyeron comunidades denominadas

.bateyes., con viviendas que llamaron

.bohíos., .caneyes., y .barbacoas.. Se dedicaban a

la agricultura y a la pesca, y eran alfareros. Poseían

sus propios credos religiosos rudimentarios, aún no lo

suficientemente estudiados.

Una de las más curiosas manifestaciones era la propia

mitología indígena, particularmente la taína, que

distaba mucho de las complejas manifestaciones de

las culturas de mesoamérica. La mitología taína se

basaba fundamentalmente en el Sol, la Luna, el origen

del sexo femenino y el .diluvio.. Algunas creencias

sugerían que el Sol, la Luna y el hombre habían

surgido de las cuevas o grutas, tal vez porque la mayor

ía de sus antepasados no crearon asentamientos, y

tenían en las cuevas su refugio seguro contra la intemperie.

Sus credos religiosos eran elementales y

consistían en una combinación de animismo, el

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cemiísmo, el chamanismo o behiquismo; el culto a los

antepasados y el totemismo o residuos totémicos.4

Animismo. Era la creencia, según la cual los objetos

inanimados poseían vida terrenal o extraterrenal o

estaban dotados de ciertos poderes mágicos.

Cemiísmo. Era una creencia un poco más compleja,

según la cual el cemí constituía un poder sobrenatural,

misterioso y enigmático, una verdadera deidad,

que controlaba los destinos de los humanos y de la

naturaleza en sus más diversas manifestaciones. Los

especialistas consideran que la mitología aborigen estaba

integrada por más de 30 personajes, de ellos unos

15 dioses o deidades, y más de 20 semidioses.

Según algunos especialistas, entre las deidades se

destacaban Atabex, diosa madre del ser supremo y

diosa de la fertilidad; Boynay, dios de la lluvia;

Maidabó, dios de la sequía; Taiguabó, el espíritu del

agua; Baibrama o Mabuya, dios maligno y una de las

voces para definir el mal; y otros semidioses, como

Opía, una especie de espíritu que servía de intermediario

con algunos dioses.

Chamanismo o behiquismo. Era la creencia en los

poderes mágicos de los behíques, es decir, los brujos

o sacerdotes. Éstos estaban dotados de poderes para

conversar con los muertos y adivinar el porvenir. Supuestamente,

en diferentes ceremonias religiosas,

como la cohobao cojoba, los behíques mantenían

comunicación con el otro mundo.

La cohoba consistía en absorber polvo de tabaco

por un tubo en forma de Y, así como otros jugos y

cocimientos de hierbas, después de un ayuno que pod

ía durar varios días y hasta semanas. Lo practicaba

4 Fernando Portuondo del Prado: Historia de Cuba,Editorial

Minerva, La Habana, pp. 40-50; 287-289.

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primero el cacique y después todos los presentes, sentados

en un respetuoso silencio. Cuando todos estaban

embriagados o en éxtasis, el behíque respondía a

las preguntas que se le hacían sobre el pasado, el presente

y el futuro, las dolencias o enfermedades, el

nacimiento de hijos y otras inquietudes. Además de

sus poderes mágicos, los behíques combinaban estas

facultades con las de curanderos o médicos, que ayunaban

junto a sus pacientes y tomaban los mismos

cocimientos de hierbas o purgantes. Si los pacientes

morían, tenían que soportar de algún modo la furia de

los parientes de los fallecidos.

Culto a los antepasados. Provenía de la creencia

de que los muertos, después de adquirir este .estado.

especial, regresaban al mundo como espíritus, y no

solo hacían acto de presencia, sino que ayudaban o

maldecían a los familiares vivos. Cada grupo familiar

tenía el suyo y los representaban en ídolos con figura

humana, símbolos mágicos, amuletos y otros objetos

consagrados.

Aunque los pobladores precolombinos o prehispá-

nicos cubanos no construyeron templos propiamente

dichos, practicaban ceremonias festivas y religiosas a

la que llamaban .areítos..

Éstos eran las fiestas por excelencia de los taínos.

Aglomerados en el batey o centro del poblado, bailaban

y cantaban al son de tambores durante largas horas,

bajo la dirección de un maestro de ceremonia

denominado .tequina., el cual marcaba tanto el paso

como el compás, y dictaba el tema que repetía el coro.

En estas ceremonias religiosas se recitaban las genealog

ías de los diferentes caciques y sus más famosas

obras, los recuerdos de los buenos y malos tiempos

pasados, y otros temas de interés para la transmisión

de los conocimientos de forma oral de la generación

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mayor a las generaciones más jóvenes. Los cronistas

de la conquista han señalado que los aborígenes eran

buenos bailadores. Cantaban al unísono y .mientras

centenares de participantes danzaban y narraban historias

. el resto mantenía el compás del baile y los

cantos, y muy pocos se equivocaban. Estos credos y

manifestaciones culturales preferentemente taínos fueron

asimilados por los siboneyes, una comunidad aborigen

anterior, aunque menos desarrollada.

Totemismo o residuos totémicos. Era la manifestaci

ón de un sistema de creencias, según las cuales existía

una especie de parentesco sobrenatural entre un individuo

.o incluso parte o la totalidad de una tribu de

aborígenes. y un tótem. Estos tótems, por lo general,

eran figuras de diversas especies de animales, y

en la minoría de los casos algunas plantas y objetos

minerales, que se consideraban como emblemas protectores

del individuo o la tribu, y en ocasiones como

su antepasado o progenitor. Se asegura que, en ciertos

casos, existían tótems de tipo especial para caciques

y behíques; algunos específicos para cada uno

de los sexos y otros comunes para todos los miembros

de una tribu.

También resultan interesantes las expresiones de

las ceremonias aborígenes y sus costumbres funerarias,

consideradas sagradas. Los funerales indígenas,

como es natural, diferían mucho de las formas

ulteriores introducidas por la conquista y la colonizaci

ón. Incluso, los de las culturas siboney y arauaco

(taínos y subtaínos), diferían entre sí. Los más conocidos

.por los hallazgos y evidencias. son los

enterramientos taínos. En la mayoría de los casos,

éstos daban sepultura a los fallecidos en una especie

de cementerios fuera de los poblados. Los cadáveres,

por lo general, eran colocados de bruces o con

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las piernas recogidas, y en los alrededores se situaban

algunos objetos que fuesen de utilidad en la otra vida,

sobre todo por la ya mencionada creencia de que los

fallecidos regresaban en forma de espíritus para proteger

a las familias.

Las enfermedades exóticas traídas por los conquistadores

y el rudo trabajo esclavo hicieron que en menos

de medio siglo casi fuese extinguida la población

autóctona de Cuba, calculada en unos 300 mil habitantes,

y de ellos .según ha sido estimado. solo

quedaran alrededor de unos 4 mil.5

La fundación de la Villa de San Cristóbal de La

Habana se realizó en territorios del antiguo cacique

aborigen Habaguanex. Aunque no abundan restos de

estas comunidades aborígenes, se han hallado evidencias

de la existencia indígena en diferentes zonas del

territorio de lo que en la actualidad es la ciudad de La

Habana. Ha habido hallazgos en los alrededores del

río Santa Ana; en las cercanías de la playa Santa Fe;

en el litoral oeste de la ciudad, donde se han encontrado

algunos objetos valiosos, como los .dujes. o asientos

ceremoniales de behíques y caciques. Estos últimos

se exponen en el Museo Montané, una de las instituciones

de la ciudad de La Habana relacionada con las

culturas aborígenes. Otras zonas donde se han realizado

hallazgos han sido las de Colinas de Villarreal, al

noreste de la bahía habanera; las de Rincón de

Guanabo, a unos 28 kilómetros al noreste de la ciudad;

y en Jibacoa, un lugar aún más distante, a unos

50 kilómetros al este de la ciudad y en los límites de la

provincia La Habana.

5 Emilio Roig de Leuchsenring: La Habana. Apuntes históricos,

Publicaciones de la Oficina del Historiador de la Ciudad, La

Habana, 1939.

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Las culturas precolombinas cubanas tuvieron sus propios credos

religiosos. 1. Ídolo o escultura religiosa taína; 2. y 3. amuletos

mágicos taínos; 4. pendiente con símbolo totémico; 5. plato de

ofrendas para ceremonias

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