La desigualdad económica en Мéxico

Las desigualdades económicas en el caso de México, se vienen arrastrando desde hace varias décadas, como resultado, este fenómeno se ha agudizado con el tiempo, creando brechas muy marcadas entre las ciudades de este país. Dicho esto nos damos cuenta que estas aglomeraciones sociales que el ser humano creo cuando decidió cambiar sus costumbres nómadas por sedentarias, juegan un papel más que relevante en el desarrollo y crecimiento de la economía.

La importancia de este ente llamado “ciudad” se apoya principalmente en el proceso de trasformación que la ciudad ha tenido a través de los tiempos, ya que los limites de esta han sobrepasado la parte geográfica, y ahora son definidos por los movimientos sociales, de productos y de información que se generan en territorio urbanizado. Dicho esto nos damos cuenta que la realidad urbana ha cambiado a través del tiempo hasta llegar a lo que hoy conocemos como la estructura espacial intrametropolitina que en las palabras de Alex Anas (1998) define como “(...) el grado de concentración de la población y de la actividad económica (...)” que junto con su distribución espacial en el territorio metropolitano pasan a ser elementos claves para analizarla.

Por lo tanto debemos asumir que identificar la mejor configuración espacial para una ciudad es complicado basándose solamente en el estudio de variables cuantitativas, por esto mismo es necesario estudiar también los procesos socioeconómicos y tecnológicos que determinan cualquier estructura espacial.

Los economistas por lo tanto generan un concepto central en el estudio del urbanismo, que son las economías de aglomeración. Si bien la idea original se atribuye a Alfred Marshall (1890), el primero en considerarla de una manera sistemática, aunque un poco restrictiva, fue Adolf Weber en 1909. Las economías de aglomeración se asocian a un ahorro en costes derivado de la concentración de empresas

Para Mills (1967), las economías de aglomeración se asocian a la presencia de rendimientos crecientes a escala. Mientras que para Fujita y Ogawa (1982), son las economías que tienen ventajas potenciales de una localización que permiten aumentar la productividad de las empresas.

Una primera clasificación de las economías de aglomeración es su naturaleza interna o externa a la empresa, estas tienen su origen en el entorno espacial de la empresa, pudiendo ser o bien el conjunto de empresas que pertenecen a su mismo sector, o bien, la totalidad de las empresas de la ciudad con independencia del sector al que pertenezcan. En el primer caso estaríamos hablando de economías de localización, y en el segundo, de economías de urbanización (McDonald, 1997).

Otras dimensiones que han sido consideradas para su clasificación son la temporal y la espacial. En el primer caso, las economías de aglomeración se agrupan según su impacto temporal, limitado en el tiempo o de largo plazo. En el segundo caso, se tiene en cuenta su impacto espacial, según los diferentes radios de acción territorial

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