La luna y sus fases

LA LUNA Y SUS FASES

Antes de comenzar la disertación sobre el tema arriba mencionado convendría definir el significado de la palabra fase en su acepción astronómica, la Luna es conocida por todos así que no será necesario dar su definición. Según el diccionario de la RAE, fase es cada una de las diversas apariencias o formas con que se deja ver la Luna según es iluminada por el Sol. Y puesto que en función de la posición de la Luna, la Tierra y el Sol, éste ilumina a la Luna de distintas maneras, tendremos distintas fases. Y escribo tendremos porque las fases las establece el ser humano, es algo relativo a nosotros y no a nuestro único satélite. En fin, que más bien deberíamos hablar de la Luna y nuestras fases de la misma. El por qué instituir estas fases es algo que discutiremos más adelante. De momento pasemos a enunciar una descripción más o menos científica aunque no muy detallada de las fases, las cuales se repiten cíclicamente en periodos de veintinueve días y medio (mes sinódico).

Antes aclarar que, como ya sabemos, las fases dependen de la iluminación que el Sol ejerza sobre la Luna, es  decir, de que ésta esté más o menos iluminada. Se han establecido cuatro fases, cada una de unos siete días de duración:

• Luna Nueva (novilunio): No vemos la Luna pues ésta se sitúa entre la Tierra y el Sol y su cara visible no es iluminada por éste último.

• Cuarto Creciente: Podemos observar la Luna en su periodo de crecimiento, llegando a contemplar la mitad de ella cuando forma un ángulo recto con la Tierra y el Sol.

• Luna Llena (plenilunio): La vemos completamente ya que la Tierra se coloca entre el Sol y la Luna y la cara visible de ésta es totalmente iluminada por el Sol.

• Cuarto Menguante: Ahora vemos la mitad que no pudimos ver durante el Cuarto Creciente y observamos como durante esta fase la Luna decrece hasta completar el ciclo y volver a la fase de Luna Nueva.

Bien, ahora que todos tenemos claro que se ve en cada fase, planteémonos la siguiente cuestión. ¿Por qué el ser humano llegó a establecer estas fases? ¿Cómo nos ha influido a lo largo de la Historia y nos influye hoy en día esta convención?

La respuesta a la primera pregunta puede parecer obvia, la curiosidad del hombre le ha llevado a observar y estudiar todo lo que a su alrededor ocurre. Y la contemplación de la bóveda celeste ha sido una de las más importantes fuentes de mitos, leyendas y dioses. El miedo a lo desconocido ha sido el origen de muchos de estos mitos que lógicamente en el principio de los tiempos tenían poca o ninguna base científica. En este sentido, la Luna no tiene nada que envidar al Sol y el resto de estrellas, pues también se ha hablado y escrito muchísimo sobre ella. La observación de sus fases ya sirvió a las primeras civilizaciones para medir el paso del tiempo. Aquí reside la importancia del tema tratado, y es que la Luna y su posición con relación al Sol y la Tierra ha sido útil para definir el concepto del tiempo. Y esta sería, sintetizada, la respuesta a la segunda pregunta. Muchas personas, al pensar en la Luna y su influencia sobre la Tierra tienden a pensar en las mareas, en como afecta la Luna a la Tierra en función de su proximidad o lejanía a ésta última, en como la frecuencia de terremotos, tormentas e inundaciones y otros fenómenos naturales aumenta durante las fases de plenilunio, etc. Pero no se trata de discutir sobre estos influjos. Es cierto que todo esto sucede durante alguna de las fases, pero el tema que estamos tratando son las fases en si mismas y no en la influencia física de la Luna sobre la Tierra. En resumen, el contar y medir las distintas fases de la Luna ha influido muchísimo en la definición del concepto tiempo a través de la Historia. Pero para ilustrar mejor la respuesta a nuestra segunda pregunta debemos tener en cuenta hechos como los que a continuación vamos a enunciar.

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