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La relevancia de las instituciones políticas en las transiciones desde el multipolarismo decimonónico hasta ahora

Catamaran2011Ensayo11 de Abril de 2016

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MAGISTER EN DIRECCIÓN ESTRATÉGICA

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ANÁLISIS POLÍTICO Y ECONÓMICO INTERNACIONAL

Patricio CHAMY Silva

Capitán de Fragata

Armada de Chile

¿Cuál es la relevancia de las instituciones políticas en las transiciones desde el multipolarismo decimonónico hasta ahora?

De modo de poder explicar la relevancia de las instituciones políticas desde el siglo XIX hasta hoy en día, es necesario hacer una breve síntesis de la historia política internacional y como se ha ido modificando este escenario.

El sistema Político internacional en el siglo XIX

Durante el siglo XVIII el sistema internacional se encontraba regido aun por grandes monarquías e imperios: Inglaterra, Francia, Alemania, Italia, el Imperio Austrohúngaro y Rusia. Una estructura multipolar cuyo orden estaba basado en el equilibrio del poder entre estas potencias. Estados Unidos se consolidaba ya como una potencia en el continente Americano, adoptando una política exterior aislacionista, con un sistema económico proteccionista y una autonomía respecto de Gran Bretaña, sin embargo, siguió las mismas pautas británicas de evitar la intervención europea en América.

Con la Independencia de las naciones del continente Sudamericano se produce un cambio en el equilibrio internacional, donde la soberanía y rol del estado surgen como contraparte a las antiguas políticas, pasando así a una sociedad de estados civilizados donde Europa aun sigue marcando la pauta, pero con una influencia cada vez mayor de Estado Unidos.        

De igual forma en Europa el sistema monárquico comienza a ser reemplazado por  un sistema parlamentario dando comienzo al fin de las monarquías absolutas, pasando a fines de siglo a una monarquía constitucional. Nace la Izquierda y la Derecha Política, el poder ya no es del rey sino que del parlamento regido por minorías políticas.

Este periodo se caracterizó por un equilibrio entre las grandes potencias, de modo de que ningún estado fuera capaz de amenazar a otro, el equilibrio, la seguridad y protección de cada estado era la norma. Sin embargo esta estabilidad duraría solo hasta la Primera Guerra Mundial.

Con el cambio de siglo van apareciendo nuevos actores, especialmente en América del sur donde nacen una serie de estados, que como naciones incipientes se encontraban atrasadas en su desarrollo  político, social y económico.

En Asia,  Japón se consolidaba como una potencia predomínate en el este del continente, superando incluso a China que había adoptado una política aislacionista desde un par de siglo antes. Pero los cambios más importantes se producían en el continente Europeo, Francia y España dejan de ser potencias coloniales y con la revolución industrial y económica Gran Bretaña se consolida como primera potencia comercial, sin embargo Alemania que lentamente se había ido consolidando, alcanza un desarrollo industrial y potencial militar principios de siglo difícil de igual por el resto, lo que finalmente desequilibro la balanza de poderes, desencadenando la Primera Guerra Mundial.

Este conflicto tuvo diversas consecuencias, sin embargo una de las más importantes fue la consolidación de Estados Unidos como potencia y el agotamiento económico, político, militar y moral de Gran Bretaña, que perdería el liderazgo internacional que pasaría a los Estados Unidos. Desde ese momento quedó claro que la capital financiera del mundo ya no sería Londres sino Nueva York.[1] 

El mapa político Europeo se modifica, naciendo una serie de estados como consecuencia de los tratados firmados al término de la guerra y Japón se consolida como un actor de peso en el escenario internacional y preponderante  en el sud este asiático.

Finalmente como una forma de asegura la paz y prevenir un nuevo conflicto a nivel global, se crea la Sociedad de las Naciones (SDN), sin embargo fallaría en su objetivo al no participar de ella Estados Unidos y Rusia, dos de la mayores potencias de la época y el no respeto de sus principios  por las potencias integrantes.[2]

Después de la Guerra, si bien se trato de volver a un equilibrio de poderes, lo primordial era la recuperación económica y social, además de la seguridad individual. Es así como Estados Unidos adoptó una política aislacionista, dejando en manos de Gran Bretaña, quien estaba más preocupada de recuperar su estatus de potencia económica y militar;  y Francia, que estaba más preocupada de evitar el resurgimiento de Alemania, el  protagonismo en el escenario  internacional. Europa se encontraba devastada, intentando recuperase económica y socialmente de la guerra y los diversos países nacidos de este conflicto en proceso de consolidación  política y social.

El surgimiento de Rusia generó el nacimiento de nuevas corrientes ideológicas de carácter nacionalista, dividiendo el mundo en países comunistas y capitalistas. Alemania por su parte, si bien fue sometida a restricciones militares y económicas, aún mantenía una potencialidad tremenda, con una población numerosa y una capacidad de producción de hierro y acero superior a la de sus vecinos, sumado al  descontento social producto de los gravámenes y vejaciones a las cuales estaba siendo sometida como estado perdedor, generaron un sentimiento nacionalista que fue canalizado por Hitler, permitiendo el rápido resurgimiento de una Alemania Nazi a fines de los años treinta, lo que finalmente llevaría a la Segunda Guerra Mundial.

De la Multipolaridad hacia la Unipolaridad.

Con la Segunda Guerra Mundial, se reestructura nuevamente el escenario político internacional, pasando de un sistema multipolar de equilibrio de poderes a un sistema bipolar de Guerra Fría, con la consolidación definitiva de Estado Unidos como primera potencia mundial y la Unión Soviética como contraparte. El primero con el objetivo de frenar el avance de la ideología comunista y del segundo con el objetivo de ampliar su esfera de influencia; ambos recurriendo a los distintos medios de relaciones políticas internacionales, sin embargo con el lanzamiento de las bombas de Hiroshima y Nagasaki, aparecería un nuevo instrumento que cambiaría la forma de relacionarse: las armas nucleares. Este sistema Bipolar se mantendría hasta el desmoronamiento de la Unión Soviética ante la superioridad económica y militar de Estados Unidos, pasando finalmente a un sistema Unipolar.

        

Rol de las instituciones políticas en estos cambios

Entendiendo que las instituciones “son las reglas del juego en una sociedad, más formalmente, son las limitaciones ideadas por el hombre que dan forma a la interacción humana”,[3] podemos apreciar que desde el siglo XIX en adelante han existido diversas instituciones que han marcado el desarrollo y los cambios en el escenario político internacional.

Vemos entonces que ya a fines del siglo XVIII, las instituciones más importantes eran El Rey (Monarquía) y en menor medida el Parlamento, sin embargo con la Revolución Francesa, la independencia Americana y la Revolución Industrial, entramos al siglo XIX con un sistema de Monarquía Parlamentaria en Europa y en América pasamos de un sistema colonialista a un sistema Estado-Nación parlamentario, produciendo la primera gran transición de este periodo. Durante este siglo se instaura un sistema político de equilibrio de poderes, cuyas principales herramientas de interacción fueron la diplomacia, los congresos y las alianzas militares multilaterales, cuyo objetivo era garantizar la estabilidad política y prevenir que alguna de las grandes potencias pudiera amenazar al resto, equilibrio que duraría hasta la Primera Guerra Mundial.

Con esta guerra se produce una segunda transición, con un cambio en el escenario político generado fundamentalmente por la consolidación de otras potencias, ya no solo europeas sino que americanas (Estados Unidos) y asiáticas (Japón) y el nacimiento de nuevos estados, producto de la restructuración de fronteras en Europa. Sin embargo, el sistema de interrelación política entre los estados no varió en demasía, siendo el principal objetivo después de la guerra la recuperación económica y social. Sin duda la institución más importante de este periodo es la Sociedad de la Naciones, que en cierto modo buscaba mantener el equilibrio de poderes y asegurar la paz.        

Con la Segunda Guerra Mundial se produce una tercera transición, con el cambio definitivo de los ejes del poder, pasando a un mundo bipolar dominado por el conflicto entre el capitalismo y el comunismo: “La Guerra Fría”.

Una de la consecuencias más importantes de esta guerra fue la creación de las Naciones Unidas, como un intento de ordenar y organizar el mundo, bajo la dirección de las cinco grandes potencias de post guerra: Estados Unidos, Unión Soviética, Gran Bretaña, China y Francia, sin embargo, este sistema finalmente se bipolarizó mediante dos grandes alianzas e ideologías: la URSS y China por un lado y EE.UU., Gran Bretaña y Francia por otro.  La creación de la ONU significó también el surgimiento de otras instituciones y organismos políticos que nacen en el periodo de la guerra fría y que tendrían injerencia en la política internacional: la Corte Internacional de Justicia (CIJ), el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la UNESCO en 1945, el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) de 1947, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en 1949, la Organización del Tratado de Varsovia en 1955, entre otras; todas las cuales tienen como principal objetivo regular las interrelaciones entre los países y asegurar la paz y los derechos de las personas. Finalmente con la caída del muro de Berlín en 1989 y el colapso de la Unión Soviética se produce una cuarta transición, pasando de un sistema bipolar a un mundo unipolar, donde EE.UU. es la potencia dominante, tanto militar como económica.

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