La Ética Del Ceremonial
EstefaniaS2 de Julio de 2013
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INTRODUCCIÓN
En el presente trabajo monográfico hemos investigado, indagado y explorado el tema “la ética del ceremonial”: cómo surgió, como se ha desarrollado en todos sus aspectos, como ha influido en la sociedad, cuáles son sus funciones esenciales y cuál es la importancia que tiene hoy en día.
Realizamos esta investigación para entender la vinculación que tiene la ética en el ceremonial, para lograrlo nos basamos primero en los significados de cada término por separado; desarrollamos unas resumidas pero completas reseñas históricas de cada uno, y una vez entendidas cada una por su lado las vinculamos, y una vez concebidas en conjunto, reaccionamos en que para concluir el tema en cuestión debíamos afirmar que tienen una mutua relación, que nadie puede negar; cuestión que se observa no solo en la teoría, sino más bien en la práctica, ya que los profesionales especializados en ceremonial y protocolo han de necesitar de dichos valores éticos aceptados en la sociedad para desarrollarse como tal.
DESARROLLO
La Ética
Para comenzar a plantear la cuestión de la Ética del ceremonial, es necesario comprender conceptualmente qué se considera como “Ética”, los pensadores que trataron la noción y sus características.
La Ética para Platón, era similar a la concepción socrática; él identificaba el bien con el conocimiento, caracterizándose por un marcado intelectualismo. Por naturaleza el hombre tiende a buscar el bien, por lo que bastaría conocerlo para obrar correctamente; el problema es que el hombre desconoce el bien, y toma por bueno lo que le parece bueno y no lo que realmente es bueno.
La ética platónica mantiene una estrecha relación con su visión antropológica y metafísica. Alma y cuerpo constituyen dos elementos no sólo distintos, sino irreconciliables entre sí: el cuerpo es la cárcel del alma, el lugar donde ésta se hace esclava de lo material y lo pasional. Mientras el hombre permanezca ligado a su cuerpo, se encontrará incapacitado para la felicidad y para el verdadero conocimiento. Alcanzar estos sólo será posible si dominamos nuestra parte material.
A la doctrina que equipara sabiduría y virtud se la denomina intelectualismo ético y ya fue formulada por Sócrates, en un intento de superación del relativismo de los Sofistas. Los conceptos morales no son fruto de una convención o pacto entre hombres, ya que se refieren a realidades existentes y permanentes (ideas) que son independientes de la razón y la voluntad humanas. Sin embargo, es a través de la razón como el hombre puede tomar contacto con la realidad moral, realizándola en su persona.
Aristóteles consideraba que el objeto de la ética individual o moral, son las obras humanas que parten de los juicios morales para establecer principios generales, con el supuesto que existen en el hombre tendencias naturales innatas hacia la armonía, la coherencia y el equilibrio, sabiduría que constituye la base de la ética natural. Esa naturaleza humana es una forma “a priori” de ser del hombre con valores absolutos.
En cuanto a Immanuel Kant, el conocimiento moral no es un conocimiento del ser, sino un conocimiento de lo que debe ser; no un conocimiento del comportamiento real y efectivo de los hombres, sino un conocimiento del comportamiento, no verificable, que deberían observar los hombres.
Ambos coincidían que el comportamiento humano es necesario y universal, y que el objetivo del conocimiento moral, consistirá en identificar cuáles son los elementos a priori de la moralidad.
Foucault buscó redefinir el trabajo griego sobre los conceptos de ética y moral, las cuales consideró que son diferentes pero vinculadas. Por moral entiende el conjunto de valores y reglas (código moral) que se proponen a los individuos a través de instituciones como la familia, la educación, las iglesias, etc., pero establece una segunda acepción complementaria: por moral también se entiende el comportamiento de los individuos respecto a las reglas y valores que se les proponen. En cuanto a la ética es una determinada relación consigo mismo que establece el sujeto. Durante el período en el que Foucault se ocupa del “poder de los otros” maneja una conceptualización de moral constituida por las prescripciones de los códigos y por la manera como se relacionan los individuos con ellos -sus comportamientos-, pero cuando se ocupa del “gobierno de sí”, amplía la conceptualización de lo moral, incluyendo la manera como los individuos se convierten en sujetos morales mediante el trabajo que hacen sobre sí mismos (ética). Pero este desplazamiento no excluye el reconocer que los individuos necesariamente son sujetos morales. En consecuencia una ética como estética de la existencia posibilita un ejercicio de libertad de unos individuos que no pueden tener una relación de exterioridad con el poder.
En el individuo convergen dos campos, por un lado el gobierno de sí mismo que apunta a la construcción de otro modo de ser que es otro tipo de subjetividad como forma de crearnos a nosotros mismos en un ejercicio de libertad. Por otro lado, es la manera de resistir al poder que clasifica, controla y vigila a los individuos, les impone una verdad y los determina a reconocerse como única posibilidad.
En cuanto al objetivo de Sócrates, era el de educar al hombre por medio de un continuo ejercicio en busca del bien colectivo, es decir, la justicia. La inteligencia, el buen sentido y la armonía de los deseos son las bases de la «sabiduría ética», levantada desde la experiencia concreta de los hombres en virtud racional.
Otro pensador sobre la ética fue Nietzsche, el cual desarrolla una ética de la autorrealización, del desarrollo de sí mismo. Se trata de una ética material que entiende la felicidad como autocreación.
Según David Lawes, es un conjunto de prescripciones normativas genéricas referidas a lo bueno o lo malo, lo debido o indebido, lo correcto o lo incorrecto, y demás, en relación con una resolución o una conducta de las personas. Un código ético mira a la moral y establece la conducta debida desde la valoración de lo que es bueno. Vale decir que la ética actúa como fundamento teórico (ciencia) del comportamiento moral.
La ética profesional y deontología.
El concepto de deontología profesional se remite a principios éticos asumidos explícitamente por una profesión determinada. Dichos principios, formulados a modo de normas o leyes intraprofesionales o agrupados en Códigos Deontológicos, constituyen los “deberes” que ha de observar cada profesional en el ejercicio de su profesión.
La deontología profesional se nutre de las costumbres y buenos usos tradicionales de una profesión, del ambiente moral de la sociedad y de las propias exigencias de ésta. De esta manera, la ética se debe ejercer en una profesión cotidianamente. Un conjunto de normas aceptadas e incorporadas en la colectividad profesional las cuales son necesarias para lograr una armonía profesional.
La Ética profesional está aplicada a lo bueno o el bien, el pensamiento y en la conciencia de la persona del profesional, a la conducta debida. En cuanto a la Deontología profesional se sitúa entre el derecho positivo, explícita en reglas o normas codificadas, es aprobada y sostenida por una disciplina profesional para sus miembros. En conclusión, la Ética profesional está en el ámbito de la mente y de la conciencia, en tanto que la Deontología profesional plantea un modelo de conducta en un ámbito determinado.
En cuanto a la ética y la legalidad, cabe distinguir entre el actuar éticamente y el marco legal, ya que el comportamiento ético no está inscripto dentro de la legalidad. Es así como nos preguntamos ¿a qué tengo derecho?, ¿qué me permite la ley? Estas preguntas, plantean el actuar ético en base a si soy responsable, estoy actuando correctamente, es justo o prudente lo que estoy haciendo, o a quién y cuánto perjudico con mis acciones. Sus respuestas, no estarán enmarcadas en un código específico, sino en la intimidad de una conciencia profesional de formación. Es así que se define el comportamiento ético del profesional, basado en el conjunto de reglas que provienen de la formación como sujeto y de las reglas sociales aceptadas bajo marcos que permiten regular la conducta.
La ética en las Relaciones públicas
La dignidad humana como pilar fundamental de las Relaciones Públicas esforzarse "por contribuir a la realización de condiciones morales y culturales que permitan al hombre desarrollarse y gozar de los derechos imprescriptibles que le son reconocidos por la 'Declaración universal de los derechos del hombre'
Para actuar rectamente, no bastan las buenas intenciones, ya que el hombre como sujeto se equivoca; muchas veces, queriendo hacer el bien, hace el mal; y la ética es lo que juzga la bondad o maldad de los actos de la persona, lo orienta y perfecciona en la búsqueda del bien.
Por otra parte, los Relacionistas Públicos enfrentan dilemas éticos que necesitan resolver con rapidez y en forma adecuada y para ello es necesario la ética profesional o deontología, como instrumento para discernir frente al caso puntual y condicional su posterior conducta profesional. Los profesionales deben apoyar la credibilidad y dignidad de su profesión mediante la práctica de una comunicación honesta, verdadera y puntual, promoviendo la circulación libre de información esencial
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