Las Competencias Y La Geografía
JOSEFINA634 de Mayo de 2014
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INTRODUCCIÓN
LA ESCUELA TRADICIONALISTA
Por mucho tiempo la educación se ha basado en la escuela tradicionalista, cuyo fundamento es conductista en la que el profesor es el cimiento del conocimiento, a él le corresponde organizar, aislar y elaborar lo que debe ser aprendido, trazar el camino por el que deben marchar sus alumnos, es el modelo, al que se debe imitar y obedecer. El método de enseñanza es el mismo para todos los alumnos y en todas las ocasiones, el repaso entendido como la repetición de lo que el maestro dijo, tiene un papel fundamental en ese método. La clase y la vida colectiva son organizadas, ordenadas y programadas.
Para esta escuela el conocimiento es una suma de información que se va construyendo de forma lineal. Asume que la asimilación de contenidos puede descomponerse en actos aislados de instrucción. Busca únicamente que los resultados obtenidos sean los deseados despreocupándose de la actividad creativa y descubridora del alumno.
Este enfoque formuló el principio de la motivación, que consiste en estimular a un sujeto para que éste ponga en actividad sus facultades, se reduce a premios y al refuerzo negativo para lo que en la mayoría de los casos, se utilizan las calificaciones.
La finalidad de esta escuela es condicionar a los alumnos para que por medio de la educación supriman conductas no deseadas, así alienta en el sistema escolar el uso de procedimientos destinados a manipular las conductas, como la competencia entre alumnos, los premios, los castigos, etc. La información y los datos organizados de determinada manera son los estímulos básicos (la motivación) frente a los que los estudiantes, como simples receptores, deben hacer elecciones y asociaciones dentro de un margen estrecho de posibles respuestas correctas que, de ser ejecutadas, reciben el correspondiente refuerzo (una estrella en la frente, una medalla o una buena calificación).
Concluyendo, estas prácticas escolares conductuales ha conducido a que: * La motivación sea ajena al estudiante. * Se desarrolle únicamente la memoria. *Cree dependencias del alumno a estímulos externos * La relación educando-educador sea sumamente pobre. * La evaluación se asocie a la calificación y suele responder a refuerzos negativos.
Sin embargo, en el ámbito educativo, la vigencia y la permanencia de la enseñanza tradicional se encuentra notablemente afectada por los cambios del mundo contemporáneo, en especial por la abundancia de noticias, informaciones y conocimientos que se divulgan en forma simultánea y al instante de producirse los hechos. Y el análisis mundial ha arrojado que la escuela no ha preparado en forma exitosa al individuo para enfrentarse a los problemas ni realizar tareas tanto de su vida diaria como laboral. Por eso, ya es un contrasentido que en una práctica escolar cotidiana nos aferremos a la transmisión de contenidos pragmáticos para ser memorizados, cuando sobre ellos hay una abundancia informativa que dificulta grabar en la mente la diversidad de datos. Por lo que es imprescindible un cambio, y una evolución, en donde el perfil de egreso vaya a la par con el mundo contemporáneo, y con su realidad, de ahí se viene un enfoque diferente.
LAS COMPETENCIAS
El enfoque basado en competencias opera como un medio para alcanzar la meta de reconocer la práctica docente como el punto de salida a partir de donde la transformación comenzará a ser una vía innovadora para el cambio, el saber, el saber ser y saber hacer generando modelos en la construcción de habilidades de pensamiento.
Se distingue al pensar en formar a un alumno integral como única meta del proceso educativo. Se opta por educar en vez de enseñar y por formarse en vez de aprender, se aleja de la segmentación por materias y se sustituye por la generación de procesos educativos desde grandes campos formativos o líneas de formación específicas
Chomsky ya hablaba desde mediados de los sesentas de competencias de comunicación, aunque como un equipaje inherente del ser humano; Del Hymes agrega se considera como base del conocimiento; para Argudín la competencia ya es vista desde el mundo de la educación “es una convergencia de los comportamientos sociales, afectivos y las habilidades cognitivas, psicológicas, sensoriales y motoras que permiten llevar a cabo un papel, un desempeño, una actividad o una tarea”.
Hoy la reforma educativa se refiere a esa competencia que se vincula con la capacidad de hacer algo, saber cómo, por qué y para qué se hace, de tal forma que pueda ser transferible, es decir, en la integración de cuatro saberes básicos: el saber por sí mismo, como conocimiento base y explicativo que considera la comprensión; el saber hacer, como la puesta en juego de habilidades en los conocimientos; el saber ser, como la parte mas compleja por sus implicaciones de carácter actitudinal e incluso valoral, y el saber transferir, como la posibilidad de trascender el contexto inmediato para actuar y adaptarse a nuevas situaciones o transformarlas .
De acuerdo con Ignacio A. Montenegro (2003) la competencia tendría un saber más: el de las implicaciones de los hechos, el entendimiento de las consecuencias y su asunción responsable “Ser competente es saber hacer y saber actuar entendiendo lo que se hace, comprendiendo como se actúa, asumiendo de manera responsable las implicaciones y consecuencias de las acciones realizadas y transformando los contextos a favor del bienestar humano.
Según Leslie Cazarea Aponte la competencia no es un constructo acabado al cual el sujeto solo puede aspirar, tampoco determina una forma única de actuación, sino que plasma el mapa general para que los exploradores tomen decisiones sobre las mejores rutas y las estrategias más viables para llegar: y cuando se llegue se empiece a vislumbrar otro destino, es decir, un grado mayor de complejidad, con relación a la competencia alcanzada. Las competencias se infieren, puesto que son invisibles: a través de las evidencias se supone que una persona es competente.
La competencia aparece así como piedra de toque hacia la autonomía, como una posibilidad para establecer procesos de mejora permanentes: si se alcanza cierto nivel de competencia, se está en posibilidad de perfeccionarse y ampliarse. Es lo que se llama la espiral de las competencias, en las que se van construyendo, a manera de andamiajes, los resultados y productos, que sirven de base para nuevas creaciones, aprendizajes básicos y así sucesivamente.
Entendemos la competencia, entonces, como “una interacción reflexiva y funcional de saberes –cognitivos, procedimentales, actitudinales y metacognitivos enmarcada en principios valorales, que genera evidencias articuladas y potencias, actuaciones transferibles a distintos contextos, apoyadas en conocimiento situacional, identificado a través de evidencias transformadoras de la realidad (1)
Está presente un conocimiento de base, pero también un conocimiento que se desarrolla en la propia aplicación o realización de determinada actividad, dando como resultado el conocimiento situacional, como puntualiza Edgar Morin (2) que es indispensable examinar la naturaleza del conocimiento y no solo utilizarlo como una herramienta disponible. Así los saberes implícitos en la competencia considerarían un metaconocimiento en el que se es capaz de reconocer e identificar el error y la ilusión, y un saber estratégico, que hace “referencia al saber tácito del experto que está en la base de su capacidad de utilizar conceptos, hechos y procedimientos a fin de realizar tareas y resolver problemas; su uso significativo y los hábitos mentales productivos, entre los que se ubica la autorregulación, el pensamiento crítico y la creatividad”(3)
Se considera el sustento valoral, sobre todo si se piensa en términos educativos, más allá del mero adiestramiento, es inherente al proceso desarrollo del aprendizaje, dada la imposibilidad de concebir un proceso formativo como neutro o ajeno a principios morales. La competencia no puede estar ajena a orientaciones de carácter ético determinadas por la búsqueda del bien común.
(1) ”(Los siete saberes necesarios para la educación del futuro, UNESCO,París,1999)
(2) Goéry Delacote, Enseñar y aprender con nuevos métodos. La revolución cultural de la era electrónica,Gedisa, Barcelona, 1998,pag 138
(3) Robert Marzano, Dimensiones del aprendizaje, ITESO, México, 1995.
“A mi parecer, la escolaridad general, al igual que las formaciones profesionales, puede y debe contribuir a construir competencias verdaderas. No es sólo una cuestión de motivación o de sentido, es una cuestión didáctica central: aprender a explicar un texto «para aprender» no es aprender, salvo para fines escolares, porque existen tantas maneras de explicar o interpretar un texto como perspectivas pragmáticas. Si este aprendizaje no se asocia a una o varias prácticas sociales, susceptibles de tener sentido para los alumnos, éste será rápidamente olvidado, considerado como uno de los obstáculos por franquear para obtener un diploma, no como una competencia que debe ser manejada para dominar las situaciones de la vida” (Perrenaud)
HABLEMOS DE LA ASIGNATURA DE GEOGRAFÍA
Desde esta perspectiva enseñar geografía amerita de renovados principios y razonamientos para adecuarse a las imprescindibles y paradójicas circunstancias del mundo
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