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Las Tardes Azules De Ny


Enviado por   •  3 de Febrero de 2014  •  7.734 Palabras (31 Páginas)  •  256 Visitas

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Atrás en mi celda, recuerdos de aquel suceso

Era un día gris igual a los otros, con ese leve olor a cigarrillos y café, y yo como siempre me encontraba en mi celda la misma que me había guardado del sol, tapado del frio y soñado mis sueños los últimos 9 años. Ya había pasado tanto tiempo que no podía recordar ni el porqué estaba allí, como siempre estaba jugando con una pelotita que recuerdo haber sacado de la máquina de una panadería en de la calle 7 av. 123 Nº145 del parque principal, solía rebotarla una y otra vez contra la pared hacia mi mano con la esperanza de algún día hacer un agujero y escapar por él.

Mi vida recuerdo no había sido complicada, era tan común como la de cualquiera en estos tiempos ¿entonces que hice para estar aquí?, pues bien mi error es el mismo que muchas personas en este tiempo cometen por algo tan simple como una tonta idea, un tonto memento y unas tontas consecuencias.

Había acabado de cumplir la mayoría de edad para todos era un motivo de festejar al igual que para mí, unos días atrás había dado la casualidad de encontrarme con un viejo anciano alto, blanco, rubio, y de ojos negros, parecía algo débil y cansado, en su boca llevaba un tabaco de 15 cm gordo y lleno de esta planta, en su cinturón llevaba un machete, una botella de whisky barato la cual no sé de dónde o como la consiguió, y también llevaba una botella verde de alguna gaseosa que habría encontrado por ahí en caso de que no encontrara un baño o al menos un árbol donde hacer lo suyo, aquel anciano me pidió ayudarlo jalando una pesada carreta, ya que por su edad para él era algo difícil, iba en un Volkswagen azul con todos mi amigos, aunque a mí me pareció algo normal, a ellos le causo repudio, así que decidí obedecerles y me fui del lugar dándole un empujón al anciano que lo hizo retroceder más de lo que ya estaba. El sentimiento de culpa no duro mucho por un lado mis amigos decían que hice lo correcto enseñándole a ese viejo anciano que estaba a la orilla de esa vieja carretera a las afueras del pueblo a no pedir ayuda sino hacer las cosas por sus propios medios y por otro solo era un anciano mas.

Unos días después me entere que el anciano, el que yo había rechazado, se había mudado al pueblo y ahora vivía en la av. 45 Nº129 de agonal al parque nacional, y al parecer ya se había ganado el respeto de todos. Un día por pura casualidad iba caminando hacia el parque a una reunión con mi familia, un día de campo para ser más exactos, mientras almorzaba una pierna de pollo de Mc pollo con salsa BBQ el anciano se me acerco y me robo lo que estaba comiendo enojado y lleno de hambre le grite:- hey tu imbécil detente, basta, quieto, no corras. Lo perseguí unas 3 veces por todo el parque hasta que al fin se detuvo, su cara ya no era la misma se veía más feo viejo y agotado, escupió en el piso frente a mis pies y saco el enorme machete oxidado de su cinturón y me amenazo diciendo: - ahora que harás marica, da un paso al frente y te arreglo la cara, yo lo miraba impactado. Mire hacia los lados y vi que todos nos observaban. Humillación. Corre. Defiéndete. Mátalo. Me quede tal como el dijo di un paso atrás y pensé Humillación. Corre. Defiéndete. Mátalo. Desde ese día no volvía ser igual solo pensaba en el momento de vengarme mis amigos apoyaban la idea, ninguno pensaba que esa noche pararía de ser una idea a una tonta realidad. Fui al altillo y encontré una botella Pink Champaign 1956 tome un sorbo profundo y respire lentamente así sin afán alguno. Humillación. Corre. Defiéndete. Mátalo. Encontré revolcando en una caja verde un revolver junto a una camándula y agua bendita o tal vez una soda. Tome el revólver, las llaves de mi Volkswagen azul y la botella de Pink Champaign 1956 que había encontrado en el altillo y Salí por la puerta dando un enorme suspiro con olor a Champaign ya sabía que lo que hacía no era bueno y necesitaba inspiración. Conduje hasta un bar gris como esa noche de domingo. Al entras conocí a un tipo muy interesante, se presentó como Jhon Williams pero podía llamarle romeo un tipo de mal aspecto con un bigote grande y espeso, alto, musculoso, blanco de ojos cafés y cejas graciosas de mirar. Note que tenía un tatuaje que decía “romeo el saqueador de tumbas”, me pareció algo interesante para comenzar una conversación así que le pregunte si tenía algún significado o alguna historia profunda y allí me conto todo, al fin le conté mis planes y de un fuerte apretón de manos me dijo con gusto te ayudo sin siquiera yo pediré ayuda ideamos algo simple como. Uno. Aprieta. Dos. Tres. Un tiro al aire. Un cuerpo al suelo. Mierda. ¡Corre! Subimos a mi Volkswagen azul la luna estaba más roja y ensangrentada que de costumbre, el olor a crema de whisky estaba en el aire y mi mente decía sin parar Uno. Aprieta. Dos. Tres. Un tiro al aire. Un cuerpo al suelo. Llegamos al parque y el viejo casi parecía que nos estaba esperando. Mentira. Eso no sucedió. El viejo estaba dormido en el sucio y apestoso césped del parque y ahí fue cuando me miro a los ojos y despertó con una macabra sonrisa. –dispara. Vamos. Qué esperas. Corre. Eso decía una y otra y otra vez romeo así que recordé Aprieta. Dos. Tres. Un tiro al aire. Un cuerpo al suelo. Mierda. ¡Corre!. Esa noche no puede dormir, romeo se quedo a dormir en mi casa al fin y al cabo éramos fugitivos. A la mañana siguiente me desperté con el sonido de un extraño fuerte golpe en la puerta de mi armario eran policías en la escena del crimen habían encontrado mi botella de Pink Champaign 1956 ya había cumplido la mayoría de edad así que fui condenado a 10 años de prisión por homicidio y romeo fue condenado a 25 años de prisión por cómplice y además por asesinar a su esposa. Aprieta. Dos. Tres. Un tiro al aire. Un cuerpo al suelo. Mierda. ¡Corre!.

Cuando vino el sacerdote a mi celda, la celda de atrás, me pregunto si me había arrepentido y yo le dije que no.

Ese pensamiento esa historia jamás la puede sacar de mi cabeza la recuerdo cada noche mientras escucho amnistía y canto a fuerte voz “yo manifestare que últimamente cosas indecentes que yo cometí años ayer han regresado me está atormentando”, a veces me arrepiento y a veces me siento feliz por lo que hice. No sé. Siempre cambio mi opinión en esta, mi celda de atrás.

Un día de lunes horrible. Igual que todos. Como siempre me levante con el pie izquierdo y tache un día del calendario me dirigí hasta el comedor y ahí tome una taza de café negro y un cigarro Green en ese instante llegaron mis amigos Lawrence o como le decimos siempre “el payaso triste”, Romeo y Anthony el negro blanco todos estábamos ahí comiendo en silencio cuando un fuerte sonido proveniente de los altavoces de los guardias de seguridad decían

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