Las Tres Olas
nelsonelpalomudo23 de Septiembre de 2013
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La tercera ola
Ediciones Nacionales, Círculo de Lectores, Edinal, Bogotá 1981, 533 pp.
(t.o.: The Third Wave)
CONTENIDO
Después de una introducción, la obra se divide en 4 partes:
1ª.— Un entrechocar de olas, pp. 17-27
2ª.— La segunda ola, pp. 29-131
3ª.— La tercera ola, pp. 131-355
4ª.— Conclusión, pp. 355-431
"La tercera ola es para los que creen que la historia humana, lejos de concluir, no ha hecho sino empezar" (p. 9). Ante los cambios, a veces aterradores, que se están presentando, "descubrimos de pronto que muchas de las condiciones que producen los más graves peligros de hoy abren también la puerta a fascinantes potencialidades nuevas. La tercera ola nos muestra esas nuevas potencialidades (...). Demuestra claramente (...) que puede lograrse que la civilización que está surgiendo sea más sana, razonable y defendible, más decente y más democrática que ninguna que hayamos conocido jamás. Si el razonamiento central de este libro es correcto, existen poderosas razones para un optimismo a largo plazo, aunque, con toda probabilidad, los años de transición inmediatamente venideros hayan de ser tempestuosos y estar plagados de crisis" (p. 11).
El autor, en la p. 11, explica la diferencia entre esta obra y su "Shock del futuro", anterior: ambas hablan del cambio, pero El Shock se fija preferentemente en el proceso de cambio mientras que la presente obra se fija en su estructura, resultando así dos libros complementarios. La tercera ola describe la agonizante civilización industrial en términos de una 'tecnosfera', una 'sociosfera' y una 'energosfera'; y, seguidamente, expone la forma en que cada una de ellas está experimentando revolucionarios cambios en el mundo actual. Intenta mostrar las relaciones de estas partes entre sí, así como con la 'biosfera' y la 'psicosfera', esa estructura de relaciones psicológicas y personales a cuyo través los cambios operados en el mundo exterior afectan a nuestras vidas más privadas. La tercera ola sostiene que una civilización hace uso también de ciertos procesos y principios que desarrolla su propia 'superideología' para explicar la realidad y para justificar su propia existencia (...). La gran metáfora de esta obra (...) es la de las olas de cambio que chocan entre sí (p. 13).
Capítulo I. Superlucha
"Una nueva civilización está emergiendo en nuestras vidas, y hombres ciegos están intentando en todas partes sofocarla. Esta nueva civilización trae consigo nuevos estilos familiares; formas distintas de trabajar, amar y vivir; una nueva economía; nuevos conflictos políticos; y, más allá de todo esto, una conciencia modificada también (...). El amanecer de esta nueva civilización es el hecho más explosivo de nuestra vida. Es el acontecimiento central, clave para la comprensión de los años inmediatamente venideros. Es un acontecimiento tan profundo como aquella primera ola de cambio desencadenada hace diez mil años por la invención de la agricultura, o la sísmica segunda ola de cambio disparada por la revolución industrial. Nosotros somos hijos de la transformación siguiente, la tercera ola" (p. 17).
"La tercera ola trae consigo una forma de vida auténticamente nueva basada en fuentes de energía diversificadas y renovables; en métodos de producción que hacen resultar anticuadas las cadenas de montaje de la mayor parte de las fábricas; en nuevas familias no nucleares; en una nueva institución, que se podría denominar el 'hogar electrónico'; y en escuelas y corporaciones del futuro radicalmente modificadas. La civilización naciente escribe para nosotros un nuevo código de conducta y nos lleva más allá de la uniformización, la sincronización y la centralización, más allá de la concentración de energía, dinero y poder. Esta nueva civilización, al desafiar a la antigua, derribará burocracias, reducirá el papel de la Nación-Estado y dará nacimiento a economías semiautónomas en un mundo postimperialista. Exige Gobiernos que sean más sencillos, más eficaces y, sin embargo, más democráticos que ninguno de los que hoy conocemos. Es una civilización con su propia y característica perspectiva mundial, sus propias formas de entender el tiempo, el espacio, la lógica y la causalidad. Por encima de todo, como veremos, la civilización de La tercera ola comienza a cerrar la brecha histórica abierta entre productor y consumidor, dando origen a la economía del 'prosumidor' del mañana. Por esta razón, entre muchas otras, podría resultar (...) la primera civilización verdaderamente humana de toda la historia conocida"[1].
"El nacimiento de la agricultura constituyó el primer punto de inflexión en el desarrollo social humano" y la revolución industrial, el segundo (p. 21); "antes de la primera ola de cambio, la mayoría de los humanos vivían en grupos pequeños y, a menudo, migratorios (...). En algún momento, hace aproximadamente diez milenios, se inició la revolución agrícola y se difundió lentamente por el Planeta, extendiendo poblados, asentamientos, tierra cultivada y una nueva forma de vida". Esta ola de cambio existía aún cuando llegó la revolución industrial (finales del s. XVII). Este nuevo proceso —industrialización— se movió rápidamente por todas partes: así, dos procesos de cambio entrechocaban en toda la tierra (p. 21). Hoy día, la primera ola está ya casi acabada; la segunda aún se extiende, pero ha comenzado la tercera ola; de modo que hoy se da el entrecruzamiento de las tres olas de cambio, "todas ellas moviéndose a velocidades diversas y con diferentes grados de fuerza entre sí" (id.). "Las entrecruzadas corrientes creadas por estas olas de cambio se reflejan en nuestro trabajo, nuestra vida familiar, nuestras actitudes sexuales y nuestra moralidad personal (...) El conflicto entre los grupos de la segunda y tercera ola constituye, de hecho, la tensión política central que surca nuestra sociedad actual" (p. 24).
Capítulo II. La arquitectura de la civilización
Toffler describe el choque entre las civilizaciones de la primera y de la segunda ola al aparecer la revolución industrial. Después, pasa a hablar del pre-requisito de cualquier civilización, que para él, es la energía (p. 32). Las sociedades de la primera ola explotaban fuentes de energía renovables; las de la segunda, fuentes no renovables (carbón, gas, petróleo). Y paralelamente, en la segunda ola, se produjo un gigantesco avance en el campo de la tecnología.
Esta nueva tecnología abrió las puertas a la producción en serie: "Al extenderse sobre el Planeta la segunda ola, la tecnosfera agrícola fue reemplazada por una tecnosfera industrial: las energías no renovables fueron directamente aplicadas a un sistema de producción en serie, que a su vez, vomitó mercancías sobre un sistema de distribución en serie altamente desarrollado" (p. 35). Esta tecnosfera creó una sociosfera paralela: nuevas formas de organización social. Apareció la "llamada familia nuclear —padre, madre y unos pocos hijos, sin parientes molestos—" que "se convirtió en el modelo 'moderno' standar, socialmente aprobado, de todas las sociedades industriales, tanto capitalistas como socialistas" (p. 36). Paralelamente, aparece la educación pública general que, con la familia nuclear, formó parte del "único sistema integrado para la preparación de jóvenes con miras al desempeño de papeles en la sociedad industrial" (p. 37). Aparece entonces la gran corporación y una "refinada infosfera, canales de comunicación por los cuales podían distribuirse mensajes individuales y colectivos tan eficazmente como mercancías o materias primas. Esta infosfera se entrelazaba con la tecnosfera y la sociosfera, ayudando a integrar la producción económica con el comportamiento privado. Cada una de estas esferas desempeñaba una función clave en el sistema y no habría podido existir sin las otras. La tecnosfera producía y asignaba riqueza; la sociosfera, con sus miles de organizaciones interrelacionadas, asignaba determinados papeles a los individuos integrados en el sistema. Y la inosfera (sic) asignaba la información necesaria para el funcionamiento de todo el sistema. Juntas, formaban la arquitectura básica de la sociedad" (p. 42).
Capítulo III. La cuña invisible
"La segunda ola (...) separó violentamente dos aspectos de nuestras vidas que siempre, hasta entonces, habían sido uno solo. Al hacerlo, introdujo una gigantesca e invisible cuña en nuestra economía, nuestras mentes e incluso en nuestra personalidad sexual (...). La revolución industrial (...) destruyó la unidad subyacente de la sociedad, creando una forma de vida llena de tensión económica, conflicto social y malestar psicológico (...). Las dos mitades de la vida humana que la segunda ola separó fueron la producción y el consumo. Estamos acostumbrados, por ejemplo, a pensar en nosotros mismos como productores o consumidores. Esto no fue siempre cierto. Hasta la revolución industrial, la gran mayoría de todos los alimentos, bienes y servicios producidos por la especie humana, eran consumidos por los propios productores, sus familias, o una pequeña élite, que recogía los excedentes para su propio uso" (p. 45). "El industrialismo rompió la unión de producción y consumo y separó al productor del consumidor. La economía fundida
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