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Lectura 5


Enviado por   •  8 de Octubre de 2014  •  1.185 Palabras (5 Páginas)  •  881 Visitas

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Lectura 5

En el texto que se presenta a continuación realizarás las actividades que se detallarán y serán enviadas a través de la opción tareas, adjuntando lo desarrollado en un archivo en Word. Esta actividad es autoevaluada, pero es importante desarrollarla para que puedas realizar la práctica de lo estudiando e ir avanzando en tu proceso de aprendizaje.

Actividades:

1. Lee el siguiente texto

2. Identifica la tesis, los argumentos y la conclusión

3. Menciona los tipos de argumentos que ha utilizado el autor

Texto 05:

La publicidad es, sobre todo, un vacilante e inefectivo iniciador de cambios sociales más allá de la trivialidad de la moda. Incluso cuando introduce una serie infinita de nuevos productos o nuevos modelos de lo ya conocido es una contundente fuerza social que se afana en preservar el estado de cosas sin originar cambios fundamentales.

Esto se explica, de alguna manera, por el hecho de que los publicistas raramente cuestionan las actitudes que subyacen en la filosofía compradora. No reprochan nada de la motivación que está detrás de una sociedad de consumo. Al contrario, casi todas las imágenes de la publicidad contribuyen a preservar el orden existente. En otras palabras, los publicistas prosperan mediante la perpetuación de los estereotipos tradicionales de raza, clase y sexo.

Las imágenes estereotipadas son fuente importante de conocimientos de nuestra sociedad y de nuestro papel personal en ella. La conducta actual de las personas debe mucho a los modelos simbólicos de conducta que se le presentan en películas, medios de entretenimiento, libros y, naturalmente, la publicidad. Puesto que los estereotipos de los medios de comunicación son principalmente conservadores tendrán, en consecuencia, un impacto conservador en la conducta, limitando la variedad de formas en las que la gente puede elegir y reaccionar ante los demás y ante sí misma.

Un claro ejemplo del uso de estereotipos en publicidad tiene que ver con el aspecto racial. En los primitivos anuncios, negros u otras minorías raciales aparecían (si es que lo hacían, lo cual era poco frecuente) en trabajos serviles o de apoyo. El negro norteamericano era presentado, según la tradición cultural de los Estados Unidos, como un esclavo o sirviente de mente sencilla, feliz y devoto. La gradual evidencia del enorme potencial de consumo de los ciudadanos negros en los Estados Unidos ha logrado un cambio: ahora los negros aparecen con cierta frecuencia en la publicidad (aunque no en la misma proporción que en la población) y son mostrados desarrollando actividades "decentes".

En el caso del Perú, el gran excluido de la publicidad durante décadas ha sido el mestizo, el cholo, a pesar de su evidente superioridad numérica entre la población peruana. A diferencia del caso norteamericano, el cholo ni siquiera aparecía en la publicidad peruana en papeles de sirviente (es decir, como parte de la maquinaria productiva o económica de la nación), si lo hacía era solamente como un pintoresco representante del Perú profundo bailando un huayno o llevando a pastar a su llama (en otras palabras, como atractivo turístico).

Con el pasar de los años, el mestizo fue introducido en los avisos publicitarios. La razón de este hecho es la misma que se explicó líneas arriba con respecto al caso norteamericano: los cholos son ahora potenciales consumidores a los que hay que hacerles un espacio en el mensaje publicitario.

Sin embargo, la publicidad, a pesar de las pequeñas concesiones que ha admitido en sus mensajes en los últimos años, no deja de ser uno de los elementos más poderosos para la inamovilidad del orden reinante. El negro y el cholo siguen apareciendo en el mensaje publicitario como estereotipos, como seres diferentes, con una ideología y manera de vivir distintas de las de la persona "promedio", debido a que pertenecen a razas distintas de la blanca.

Como se explicó anteriormente, la conducta de las personas depende en gran medida de las imágenes sobre el mundo que les ofrecen los distintos medios de representación; la publicidad, por lo tanto, contribuye a perpetuar el hecho de que se perciban a las razas minoritarias como razas inferiores, a pesar de no tener ningún sustento científico para ello.

Lectura

En el texto que se presenta a continuación realizarás las actividades que se detallarán y serán agregadas al envío a través de la opción tareas, del archivo en Word. Esta actividad es autoevaluada, pero es importante desarrollarla para que puedas realizar la práctica de lo estudiando e ir avanzando en tu proceso de aprendizaje.

Actividades:

1. Lee el siguiente texto

2. Identifica sus elementos

3. Menciona los tipos de argumentos que ha utilizado el autor

Texto 06:

La ignorancia no ofende

Por Federico Salazar

En torno a la ortografía castellana de la congresista Hilaria Supa se ha armado un debate perfectamente inútil y ocioso.

El diario Correo dedicó una central completa a informar sobre la ortografía castellana de Supa. Hay congresistas que quieren, ahora, prohibir el ingreso de los periodistas al hemiciclo.

Otros hablan de invasión de la intimidad de la congresista. Nada de eso, por supuesto, tiene sentido. La información de Correo y la opinión de su director no caen en lo delictivo. Se basan, simplemente, en la ignorancia. No podemos hacer de la ignorancia un delito.

El despliegue periodístico se basó en una opinión del director. “No se puede pagar más de S/. 20 mil al mes y darle tanto poder y responsabilidades a quienes no están iluminados por las luces de la cultura”, dijo.

Según su criterio, “las luces de la cultura” tienen que ver con la ortografía. Supa es quechuahablante y el quechua es una lengua ágrafa.

Las transcripciones gráficas que hizo obedecen a lo que decodifica un oído formado con los sonidos quechuas. Es como lo que hizo el presidente García cuando quiso hablar en chino en la Cumbre de Apec.

Las “luces” no tienen que ver con la grafía. Si uno escribe mal en inglés o francés, ¿pierde acaso las “luces”? La ortografía y la gramática (¿?) no tienen que ver con el nivel cultural, como cree el señor Mariátegui. De la grafía de Supa el periodista deduce falta de instrucción: “la gente que lee poco es la que peor escribe”.

Esto es puro prejuicio. Conozco mucha gente que lee mucho y que no escribe bien. Para la orto-escritura no basta leer, hay que conocer las normas que la rigen.

Es “indiscutible” que una persona con instrucción “tan… elemental… poco puede aportar en la elaboración de leyes”, dice el director de Correo. No sólo no es indiscutible, sino que una cosa no tiene nada que ver con la otra.

La sensatez no se obtiene leyendo libros. Para elaborar leyes no se necesita saber ortografía. La ortografía tiene que ver con lo que los lingüistas llaman la materia “significante”, no con el plano de los contenidos.

Mariátegui cuestiona que “gente sin instrucción superior esté en el Congreso”. ¡Como si la instrucción fuera garantía de algo!

Más del 80% de los encargados de los campos de concentración nazis tenían estudios de posgrado, y muchos de ellos eran PHD (doctores).

No sé si la congresista Supa sea o no sensata. Lo que sé es que la ortografía no nos da ninguna información sobre las capacidades intelectuales, morales o personales.

Uno no debe indignarse ante la ignorancia; sólo hay que corregirla, con algo de condescendencia.

La República, Domingo 26 de abril de 2009

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