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lcarina8111 de Mayo de 2013

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NELSON GOODMAN. MANERAS DE HACER MUNDOS. (Resumen)

¿CUÁNDO HAY ARTE?

Todos los intentos de dar respuesta a qué es el arte acaban en confusión. Esto puede deberse a que la pregunta no sea la adecuada. Para llegar a una conclusión sobre el papel del simbolismo en el arte habrá que reformular el problema y recurrir a estudios sobre la teoría de símbolos.

Los símbolos son extrínsecos (externo, no esencial) a la obra de arte. Siendo así podríamos calificar como simbólicas las obras de arte representacionales, y como no simbólicas aquellas carecientes de temática.

Según muchos críticos y artistas contemporáneos es importante aislar la obra como tal de aquello que simboliza. Siendo así nos encontramos ante un dilema: o aceptamos esta postura purista y afirmamos que el contenido de algunas obras carece de importancia, o rechazamos esta propuesta y aceptamos que la importancia no sólo reside en lo que una obra de arte es, sino además en todo un conjunto de cosas que no es.

La mejor estrategia sería considerar que el purista está en lo cierto y a su vez, equivocado. Se puede decir que lo que es extrínseco y extraño es extrínseco y extraño y, aunque no todo lo que algunos símbolos simbolizan está totalmente fuera de ellos (Ej. “tiene seis sílabas”, tiene seis sílabas), en el campo de las imágenes los casos que pudiéramos encontrar se pueden dejar de lado por ser demasiado raros. Esto no quiere decir que el purista se sienta satisfecho con obras que no representen nada en concreto. 1) En primer lugar, algunas obras que son sin duda simbólicas, como la imagen de un unicornio, no representan nada, pues no encontramos tal unicornio en la realidad. Sin embargo tales imágenes, aunque no representan, tienen carácter representacional y por tanto simbólico y, por ello, no son puras. 2) En segundo lugar, no sólo son simbólicas las obras representacionales. Un cuadro abstracto no tiene carácter representativo pero expresa una emoción o una idea y, por tanto, simboliza. Desde el punto de vista del purista el “arte puro” no debe representar ni expresar.

Hay una diferencia importante entre las propiedades internas o intrínsecas de una obra y sus cualidades externas o extrínsecas y ambas forman las cualidades totales de esa obra. Se podría decir que las segundas son las que relacionan la obra con otros objetos pero no es tan fácil, la distinción entre cualidades internas y externas es confusa. Como ejemplo de ello encontramos el color, que se puede clasificar en principio como una cualidad intrínseca pero también considerarse una cualidad extrínseca pues relacionan la obra con otros objetos del mismo color.

Para poder entender mejor el problema acerca de la obra de arte, podemos recurrir al concepto de muestra. Una muestra ejemplifica algunas cualidades y dichas cualidades varían según las circunstancias. Del mismo modo las cualidades que se cuentan en una pintura purista son aquellas que la obra manifiesta, selecciona, y exhibe; aquellas que no sólo posee sino que ejemplifica, de las que ella misma es muestra. Así cualquier pintura purista tendrá carácter simbolizador (ejemplificar=simbolizar).

Volviendo al principio, la posición del purista es acertada al decir que lo externo es externo y que la representación y la expresión no son requisitos de una obra de arte y al acentuar que la importancia de las cualidades intrínsecas; pero es errónea al suponer que la representación y la expresión son las únicas funciones simbólicas, al suponer que lo que un símbolo simboliza está siempre fuera. Siendo así, el arte sin símbolos es imposible, y la existencia de esta función simbólica nos acerca a la resolución del problema de cuándo estamos o no ante una obra de arte.

A menudo los intentos por responder a qué es el arte o qué una obra de arte

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