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Libertad De Cátedra Y Autonomía

0099886 de Octubre de 2013

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Libertad de Cátedra en la UNAN-León.

Introducción.

Antes que nada, el tema que abordo en las siguientes líneas es una exigencia que hago como reclamo explícito a mi formación profesional, dado que la Libertad de Cátedra es una de las actividades docentes tradicionalmente descuidado en la formación del profesorado de y en la UNAN- León; y se acentúa el problema desde que el profesorado lo asume como un derecho, pero muchas veces eludiendo sus obligaciones.

Debo comenzar esta exposición echando un guiñón de ojo a la Visión institucional, porque no quisiera aventurarme como un miope a una reflexión sin sentido; la libertad de cátedra en opinión de algunos colegas tiene, en buena medida, alcance a todos los procesos de la universidad y por tanto, es una guía que nos permite ver las dificultades en el camino y advertirnos hacia dónde vamos. Por otra parte, nuestra Misión, lo que sabe hacerse como institución, en otros términos, su razón de ser; es lo que hace fluir a la categoría de perennidad social, ahora que conmemoramos sus 200 años y que por consiguiente tenemos la tarea de refundarla, no porque tengamos que sustituirla, sino restituirla en el seno de la sociedad, en el espacio consignado por la historia.

Seguramente se preguntarán si lo que abordaré tiene que ver con el derecho. La respuesta es no. Más bien es con la libertad académica. Esta libertad no es absoluta, por supuesto, está delicadamente condicionada por los límites de la libertad de los otros actores que convergen dentro y fuera de la universidad. La más cercana de la libertad expuesta diariamente es la Libertad Docente.

La libertad de cátedra debe de estar consignado dentro de los valores morales, teniendo en cuenta que es un acto de una significación humana y se reconoce como suyo en la universidad.

Cuando se escucha la categoría “Libertad de Cátedra” frecuentemente es en el ámbito estudiantil, sobre todo cuando han sentido su aplicación lesionando sus intereses, es este uno de los malentendidos frecuentes, sin embargo no es el único. Nada es casual, cuando se inicia vida docente en la universidad, te dan los instrumentos o formatos legales para llenar formalmente, con ello también se apropia de una tradición que lleva consigo algunas virtudes y otras no, luego los estatutos, pero casi nula de información sobre el derecho de Libertad De Cátedra. Una vez formalizado el contrato y la carga docente a desarrollar, fijo o temporal no hace ninguna diferencia, los profesores despliegan su actividad sin preocuparse de ese derecho.

Muchas veces el abordaje empírico nos da pautas acerca de la necesidad de escribir alguna cosa en particular, y el caso de la libertad de cátedra es una de ellas, porque hay muchas dudas al respecto sobre lo que debe o no hacer un profesor, investigador o extensionista. Aunque también es verdad que no toda la universidad está interesada en el abordaje del tema, entre otras cosas porque algunas áreas creen que están exentos o no les afecta, otros porque son de áreas tecnológicas y no les causa conflicto en sus contenidos porque estos no se ligan con la ideología sin embargo, existen facultades e instancias universitarias (Ciencias Jurídicas y Sociales, Educación y Humanidades, AEG) en donde el tema está presente; se presiente que es un derecho que debe cuidadosamente protegerse al igual que la Autonomía Universitaria.

De modo que ofreceré un punto de partida para la reflexión del quehacer docente universitario, sin ocultar mi punto de vista alrededor de la libertad de cátedra, teniendo como base la lumbrera del Dr. Mariano Fiallos Gil, ya que no se puede ignorar el pensamiento universitario del padre de la autonomía. Quiero en esta reflexión quizá, aportar un granito de arena al enorme desafío que el mismo Dr. Fiallos Gil lo planteara así: "Reeducar al hombre y libertarlo de la esclavitud en la cual ha caído. Sacarlo de la cárcel que construye con sus propios monos y convertir a su ciencia desnuda, de injusticia, en ciencia de amor y sabiduría”… “Y esto no podrá ser nunca posible, si en los laboratorios y gabinetes de las universidades no se forma el sentido humano de la ciencia en toda su integridad, para salvarnos de la servidumbre".

Les invito a que caminemos con optimismo por el sendero de una universidad libre, para demostrar que el pensamiento del Dr. Mariano Fiallos Gil, el padre de la autonomía universitaria, tiene plena vigencia en la bicentenaria UNAN-León.

Desarrollo.

Antecedentes Históricos.

La libertad de cátedra es un concepto que se originó en las universidades europeas medievales.

Miñana B. Carlos, citando a Borrero Cabal y a Tünnermann Berheim resume a la universidad medieval como: “un centro de formación moral y religiosa. El libro -y especialmente el sagrado- era referente de verdad y la fuente del conocimiento en que se basaba la formación…El surgimiento de las universidades en Europa tiene lugar en un contexto en que se empiezan a presentar fuertes conflictos en la segunda mitad del siglo XI entre los poderes políticos (Imperium) y los poderes religiosos (Sacerdotium), así como la emergencia del poder del saber (Studium). Por ello, las universidades se denominaron inicialmente Studia. Universitas se refería a los gremios y cofradías en general, incluyendo a las asociaciones de estudiantes en torno a uno o varios maestros, desde 1219. Luego este término pasó a ser exclusivo del mundo de los estudiantes y profesores. En esa época se adoptaron básicamente dos modelos en un continuum cuyos extremos eran el de Bolonia y el de París. El primero, liderado por los estudiantes (universitas scholarium), que tuvo su origen en los gremios y fundamentado en las libertades académicas de los estudiantes (gobierno, extraterritorialidad, privilegios y derechos de los estudiantes incluso extranjeros); el segundo, que partió de las escuelas catedralicias y monacales, promovido y gobernado desde la jerarquía eclesiástica o civil y centrado en los maestros (universitas magistrorum). La libertad de cátedra y de estudio en esta época tiene un carácter más colectivo, es una conquista del gremio de estudiantes o de profesores y, obviamente, no hace referencia a las libertades individuales propias del pensamiento ilustrado posterior”.

El modelo de la Universidad de Salamanca –basado en el modelo de Bolonia- fue el que inspiró al comienzo las universidades coloniales en Hispanoamérica. Después de la Contrarreforma se fue imponiendo el modelo de Alcalá de Henares basado en la idea de “convento-universidad” donde el prior del convento era igualmente el rector. El modelo de Alcalá fue el adoptado por las órdenes religiosas (dominicos, jesuitas y agustinos), y el de Salamanca por las universidades “reales”, “imperiales” o “públicas” (Lima, México). Esos dos esquemas “prefiguraron la actual división de la educación universitaria latinoamericana en universidades ‘estatales’ y ‘privadas’ (fundamentalmente católicas)” .

Este fundamento de autonomía universitaria es un antiguo principio de organización de las universidades europeas: las universidades de Bolonia (siglo XI), Oxford (siglo XII), Salamanca (1243), Cambridge (siglo XIII), se organizaron sobre principios de autonomía. Luego, la idea de autonomía universitaria es llevada por España a sus universidades coloniales en América.

La Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua, León, (UNAN-León) es la Institución de Educación Superior más antigua de Nicaragua, la segunda más antigua de la América Central y la última Universidad fundada en América en tiempos de la colonia española. Su fundación se remonta al año 1812 y su institución fue inspirada en la adaptación que del modelo salmantino hicieran la Pontificia Universidad de México y, posteriormente, la Universidad de San Carlos de Borromeo en Guatemala.

A finales del siglo XIX e inicios del siglo XX, a la entonces llamada “Universidad de León” se le impuso el modelo de organización y funcionamiento denominado “francés” o “napoleónico”, de acuerdo al cual, la misión fundamental de la Universidad sería la formación de profesionales, dejando la investigación en un segundo plano, inexistente en la práctica. Este hecho histórico traería profundas repercusiones en el quehacer futuro de esta institución

El Grito de Córdoba.

El referente más próximo para inspirar una reforma en las universidades latinoamericanas, específicamente en las centroamericanas, tiene origen en el llamado “Grito de Córdoba”, pues la conmoción que causó la proclama de los estudiantes en aquel glorioso momento del cual nos muestra Luis Manuel Peñalver , al analizar cómo fue que, “a partir de una rebelión estudiantil que galvanizó a una ciudad y universidad conservadoras, la educación superior pudo comenzar a desprenderse de las fuerzas que la ataban al pasado colonial y europeizante y convertirse en una propuesta de universidad moderna y libre, verdaderamente latinoamericana, que se convirtió en un polo de conocimiento invaluable para el desarrollo de nuestras naciones durante el siglo veinte.

Aquella proclama en sus partes medulares decía “Las universidades han sido hasta aquí el refugio secular de los mediocres, la renta de los ignorantes, la hospitalización segura de los inválidos y —lo que es peor aún— el lugar donde todas las formas de tiranizar y de insensibilizar hallaron la cátedra que las dictara”… Si no existe una vinculación espiritual entre el que enseña y el que aprende, toda enseñanza es hostil y por consiguiente infecunda. Toda la educación es una larga obra de amor a los que aprenden… Hay que dejar que ellos

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