Libro de la luz

Introduccion

Confusión, eso es lo que mejor describe ese momento. Me tambaleaba caminando por la escena sin rumbo fijo. Notaba un sabor agrio en mi boca, un sabor que ya conocía, el sabor de la sangre. El calor era abrasador, notaba el aire caliente raspando mi garganta de manera atroz, me sentía como si estuviera ante las puertas del mismo infierno, esboce una irónica sonrisa.

Veía todo muy borroso como si hubiera una cortina delante mío, pero podía vislumbrar fuego, mucho fuego a mi alrededor, sin salida. Desde el año pasado esa idea había pasado muchas veces por mi cabeza: sin salida. Pero ahora por primera vez veía que lo que antes era una posibilidad, ahora es un hecho. Recordaba más bien poco sobre cómo había pasado todo eso, como había acabado ahí, tendido en el suelo, herido. Reflexione cinco minutos, analice la situación, como de costumbre. Intente moverme y al hacerlo note un dolor agudo en la zona del estómago. Una barra de acero atravesaba la zona del vientre. Debía sacármela y así lo hice, me arme de valor y tire hacia afuera de la barra, un dolor intenso recorrió todo mi cuerpo pero aun así debía seguir si quería salir de ahí.

Tras un dolor casi insufrible me libre de la maldita barra, por suerte no había atravesado ningún órgano vital. Definitivamente la providencia estaba de mi lado. No es que fuera creyente, esos tiempos fueron dejados en el pasado. Deje de confiar en Dios hace mucho tiempo, pero eso es otra historia.

Me reincorpore usando la barra que hace cinco minutos estaba en mi abdomen. No veía a nadie a mi alrededor, estaba solo. Eso hubiera asustado a cualquiera. Despertarte solo, herido, sin recordar nada y rodeado de fuego no es algo a lo que nadie aspire. Intento buscar a alguien ver alguna silueta entre las llamas algún indicio de que no estaba solo, pero lo único que pudo ver aparte de muchos pedazos de metal y el duro asfalto fue lo que antaño pudo haber sido una furgoneta, pero que ahora era más similar a un sándwich que a una furgoneta. Prácticamente no tenía morro y se hallaba de costado sobre el asfalto. Me acerque con cuidado para ver si había alguien con vida ahí dentro pero para mi desgracia solo me topé con la nada.

Busque dentro de la furgoneta pero todo parecía estar pulcramente impoluto, parecía que la furgoneta era recién comprada de no ser porque carecía de compartimento de conductor. Y entonces pensé, algo ha debido provocar el aplanamiento delantero y salí de la furgoneta buscando algún otro vehículo.

El viento había apagado parcialmente las llamas dejando ver a través la figura de un camión también abollado. Tambaleándome fui hacia el camión en busca de alguna señal de vida en aquel lugar en el que el humo apenas permitía ver unos metros. Y vi algo que me estremeció. El conductor tenía la cabeza estampada contra el volante. Sin embargo aquello no me extrañaba

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