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Libro sexto


Enviado por   •  26 de Junio de 2014  •  Síntesis  •  2.314 Palabras (10 Páginas)  •  182 Visitas

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Libro sexto

• El alma del filósofo

Esta siempre debe estar dispuesta a conocer, debe ser moderada y no caer ante los placeres corporales, además, es valiente ya que conoce el valor de la vida y no le tiene miedo a nada.

• La errónea visión de la filosofía

Habla sobre algunos aprendices de filósofos que se corrompieron y se volvieron una especie de opino logos, dando una falsa imagen de la filosofía en donde la gente la ve como el arte para ayudar al político y engañar al pueblo.

Los verdaderos filósofos, deben o deberían dirigirse al pueblo para hacerles ver que la verdadera filosofía difunde la verdad y que a su vez, si los gobernantes fuesen filósofos no habría corruptos políticos, producto de eso el Estado mejoraría y la ciudadanía les daría la razón.

• El Bien

El Bien será objeto de estudio para los guardianes, pues si no se entiende el Bien las demás cosas son inútiles.

Volviendo a la enseñanza de los que aspirarían a ser filósofos, el objeto principal de una enseñanza perfecta es disciplinar la mente para una adecuada comprensión de la idea del bien. La idea del bien se logra en el mundo inteligible y no en el mundo sensible. Para llegar a ese mundo inteligible se precisa de la dialéctica, que contempla las ideas puras. Con la dialéctica se puede viajar al mundo inteligible en donde reside la idea pura y eterna del bien. Los gobernantes del Estado ideal usaran la dialéctica para ir más allá de cualquier hipótesis del mundo sensible y desdeñar la mismísima verdad.

Libro VII: el "mito de la caverna", ciencias para llegar al uso de la dialéctica y poder servirse del mundo inteligible y cronología del plan de estudios

Habla sobre el mundo sensible, el mundo inteligible y como es que, por medio de la dialéctica, los filósofos han llegado a la idea del bien, la verdad, lo justo, etc., en este libro Sócrates ilustra a sus oyentes sobre un mito, el "mito de la caverna".

El mito de la caverna habla sobre unos hombres que desde que nacen viven en una caverna, atados en sus cabezas mirando a una pared, detrás de ellos hay luz que proyecta objetos, generando de este modo sombras en la pared donde los presos tienen fija la mirada. Este mito propone resaltar que cuando uno de ellos salga de la posición en que está y se dé cuenta de las cosas que de verdad son y de las cosas que aparentan ser, habrá visto el mundo inteligible; que es eterno y en donde residen las cosas perfectas e inmutables, y los hombres que todavía permanecen atados en la caverna, regocijándose algunos de su sabiduría, no harían más que ver sombras, imágenes superficiales, cambiantes e imperfectas que no darían resultados verdaderos, sino opiniones.

Con este mito, Sócrates, da a entender que en la ciudad ideal no deben gobernar los que ven los objetos sensibles, sino los filósofos que han podido ver la verdad, el verdadero sol. Los filósofos que hayan percibido la verdad, tienen que descender a la caverna en el mundo sensible por amor a la comunidad y participar con sus ciudadanos. Gracias al amor que tiene el filósofo a la comunidad es que desciende de ese mundo perfecto para ayudar a sus ciudadanos, por ello no se entiende que un verdadero filósofo aspire al mando con vistas al provecho, si éste ha renunciado a un lugar mejor para poder ayudar a los que están ciegos por la oscuridad.

Las ciencias que los hombres utilizarán para poder reflexionar y desarrollar la facultad de concebir abstracciones para la captura del bien, son: la aritmética y las relacionadas con la aritmética; la geometría y la astronomía. Estas tres ciencias no sólo hacen posible una intensa reflexión, sino también desarrollan las capacidades de los que las ejercitan llevándolos gradualmente al mundo de las abstracciones (el mundo inteligible). Estos estudios son preparatorios hasta llegar a la dialéctica, que corona la educación propia del filósofo. La dialéctica es la que proporciona una visión de todo saber y la que captura las ideas perfectas del mundo supra celeste, la dialéctica es la ciencia que busca la verdad por sí misma, la esencia de las cosas. El filósofo tiene que ser capaz de escapar de las hipótesis del mundo sensible y capturar las verdaderas ideas de la razón: la justicia, la moral, etc. y la más elevada de todas; el bien.

Libro VIII

Da a conocer las formas desviadas de organización política. Sócrates las acomoda en una línea decreciente de mérito, o como en sus palabras él las llama, "en orden de alabanzas". La primera forma errónea de gobierno es la Timocracia, la segunda es la Oligarquía, el sistema vicioso por excelencia; la Democracia, el sistema completamente opuesto a la oligarquía; y a continuación la Tiranía, cuarta y última enfermedad de la ciudad y que supera a todas las demás.

Timocracia: este errado sistema político se da cuando el Estado ideal cae debido a la corrupción. La timocracia sería un término intermedio entre aristocracia y oligarquía, un sistema que ya no se ocuparía de dar el poder para aquellos de naturaleza racional, sino pretendería a la cabeza del Estado a un hombre arrebatado, bueno para la guerra e inútil para la paz.

El hombre timocrático: igual a su ciudad. Una vez instaurado de pleno este sistema de gobierno, empieza a decaer por la acumulación creciente de riquezas de la clase gobernante, tras las batallas ganadas y otras aventuras. Aun teniendo suficientes "honores" los gobernantes, no se saciarían y aumentarían su afán de enriquecerse asignándole más valor a los objetos que brillan que a la virtud. De este modo los ciudadanos se volverían codiciosos y sedientos de honores, admirarían más al rico que al hombre virtuoso, y elevarían al primero al poder. La timocracia, entonces, engendraría la oligarquía.

Oligarquía: Platón la caracteriza como "gobierno de unos pocos", este sistema político dividiría a la misma ciudad en dos: una la de los ricos y otra la de los pobres, ambas conspirarían entre sí y serían enemigas declaradas. Este modelo acrecentaría las diferencias económicas entre los ciudadanos en progreso de unos pocos beneficiados.

El modo en que llegarían los más ricos al poder, ocurriría porque los gobernantes elegirían a sus sucesores por intereses y según el censo de sus fortunas más no por sus virtudes. Éstos una vez en el mando, asegurarían sus riquezas por medio de las armas y tratarían de no abusar en exceso de su situación para que el pueblo no se les revelase.

Viéndose instaurado por fin su organización política, el oligarca es guiado por

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