Liderazgo Participativo

La educación en la actualidad a nivel mundial ha sufrido cambios y transformaciones, se ha visto afectada por un conjunto de variables internas y externas que exigen cambios significativos. La necesidad de responder con éxito a las demandas de una sociedad cada día más exigente y cambiante, han llevado a las organizaciones educativas a realizar grandes esfuerzos de mejoramiento hacia el logro de la calidad total, adoptando nuevos conceptos y esquemas teóricos válidos, orientados hacia la reestructuración funcional formal y la implementación de estrategias en el manejo de los recursos materiales y muy especialmente de los humanos.

De hecho, la preocupación por obtener evidencias para la mejora de la función directiva en la escuela es tan antigua como la propia investigación empírica sobre educación. Sin embargo, hasta los años sesenta, ésta era apenas una adaptación a la educación de la investigación sobre liderazgo en general (Murillo, Barrio y Pérez-Albo, 1999; Yulk, 2002).Como se ha observado, en 40 años de investigación sobre este ámbito, se ha intentado, en primer lugar, reconocer las características y comportamientos de la buena dirección, pero visto lo limitado de sus resultados se ha optado por ofrecer modelos que ayuden a cambiar la dirección para que sea capaz de poner en marcha, desarrollar y mantener procesos de cambio exitosos.

En este sentido, se ha podido observar que las instituciones educativas en Latino América presentan problemas en el desempeño de la función gerencial, debido a los avances y transformaciones científicas, tecnológicas y sociales que vive la humanidad, exigiéndole a las organizaciones educativas y a los cuerpos que la lideran una continua adaptación de sus estructuras y de las funciones gerenciales, a las nuevas y complejas situaciones que se presentan, con el propósito de brindar una educación con nuevos contenidos, estrategias y objetivos que respondan a las necesidades de la sociedad.

Desde este punto de vista, el sistema educativo venezolano, adquiere mayor importancia en los avances que se han dado en los últimos años, así como la participación de los diferentes líderes que ejercen la función gerencial en el ámbito escolar, que les permiten llevar adelante las tareas que contribuyen a optimizar del proceso educativo; es decir, el sistema escolar, debe optar por una decisión de cambiar hacia la concepción de una educación de calidad donde este expresa la participación en el proceso de gestión y toma de decisiones de quien o quienes la liderizan.

Por otra parte, la aspiración normal de todas las instituciones educativas es el liderazgo, una institución líder es lo ideal, dirigida también por líderes cuya influencia va más allá de los límites formales de la institución, trátese de escuela, colegio, unidad educativa, instituto o universidad. De manera que, quienes lideran las instituciones educativas escolares son los responsables directos de los resultados de que la niñez formada en ellas, esta brindado a la sociedad resultados positivos. Es vital entonces, reconocer; que la formación de líderes educativos cumple una función primordial que marca la diferencia en el grado de formación útil para las personas que se circunscriben en el entorno de impacto social que rodea la institución, al alcanzar los objetivos y también al compensar necesidades sociales que depende, en gran medida del tipo de liderazgo que promueva el personal directivo en la institución

En relación a lo anterior Manes (1999) expresa que:

El líder de una institución a de facilitar una dirección de gestión con una visión de conjunto y desarrollar un ambiente y cultura de trabajo en equipo que favorezca la participación creativa y la innovación, habilidad para obtener y procesar información relevante para planificar y solucionar problemas, capacidad de negociación y generación de compromiso, donde el liderazgo ha de estar centrado en el modelaje, disposición a aprender, habilidad para formar y asesorar en los procesos docentes y administrativos y capacidad de establecer vínculos de colaboración con la comunidad y su entorno, entre otras. (p. 11).

Es evidente entonces, que el directivo ha de facilitar en la institución un liderazgo participativo y transformacional y de esta manera poder contrarrestar los efectos negativos que incidan sobre la integralidad del contexto educativo donde se desenvuelven; por lo tanto, es imprescindible que estén centrado más en la participación conjunta en la planificación y ejecución de los proyectos y consustanciados con el proceso educativo.

Por lo tanto el liderazgo participativo se basa en un concepto positivo de la posición existencial: "yo estoy bien- tú estás bien". Se considera que la gente es buena en general, aspira a lo mejor y la manera de llegar grandes logros es encaminar los esfuerzos de todos hacia un fin común. Las personas tienen sus valores, motivaciones, necesidades y sentimientos ya sean mandos o colaboradores; lo importante radica en entender y encauzar las relaciones del equipo.

El liderazgo participativo nace de la necesidad de entender y poder integrar a los miembros de un equipo para lograr objetivos abriéndose a la innovación, diferentes puntos de vista, y a los cambios que la globalización está demandando. El líder participativo utiliza la consulta

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